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jueves, 17 de enero de 2013

EL NARRADOR ENTRE GINEBRA Y HUANTA




El médico y escritor César Cabezas

Julio Cortázar decía que una novela se gana por puntos, pero un cuento por nocaut. Juicio al que bien se podría agregar que un buen cuento debe tener las siguientes condiciones básicas: Desarrollar una trama cautivante, presentar la psicología de los personajes, referirse a un aspecto de la condición humana; pero sobre todo, ser breve y tener un lenguaje preferentemente literario. Aunque no hay cánones establecidos ni reglas rigurosas, el escritor inteligente recurre a la escritura creativa como medio de expresión para comunicar y, crea necesariamente una ficción literaria.
    César Cabezas (1), al publicar el libro: Cuidando la casa de Popeye en Geneva (2) demuestra haber adquirido el oficio de narrar, debido a que sus textos reúnen, efectivamente, las condiciones técnicas que por ejemplo expone en su libro: Cuentos de bolsillo (3)  Harry Bélevan (4). ¿Cuántas veces habrá escrito o corregido César Cabezas sus cuentos? Se trata de un ejercicio arduo, desafiante, cautivante y apasionante. Hasta que finalmente el narrador se convence que el cuento ha alcanzado la plenitud de la comunicación literaria.
    Si se tiene en cuenta que de niño, el médico César Cabezas, convertido ahora en un diestro narrador y médico de profesión, escuchaba en su casa de Huanta (Ayacucho), narraciones maravillosas orales, es posible aseverar que lo que ha hecho ahora de adulto es desarrollar la memoria atávica. Como se sabe, el término atavismo es un vocablo que proviene de la biología. Así entonces, esta palabra tan cargada de semántica y significado, viene a ser la semejanza con los abuelos o antepasados remotos, pues se trata de la aparición de caracteres hereditarios prevenientes de los antepasados.
      Sin duda, César Cabezas, podrá explicar mejor que nosotros este hecho, sabe que el atavismo por lo general se presenta debido a la reactivación repentina de un gen, que en algún momento pudo haber quedado inactivo. Por eso, la historia filogenética de cada persona es distinta a otra. Según el uso del lenguaje mendeliano, el atavismo viene a ser la herencia de dos genes recesivos. Una prueba contundente de este hecho es haber recurrido a los días de su infancia para escribir en runa simi (quechua), íntegramente el texto Runa simipi uchuk willakuykuna: Don Tomaspa Yanamicin. Cuya traducción aparece en su integridad.
    Aunque la lengua runa simi ya aparece al final del primer cuento como también en Chicharrón de pishtaco, se trata de una muestra e intenso proceso de interculturalidad y expresión de coloniedad cultural. Por eso, César Cabezas, ha hecho bien en traducir El gato negro de Don Tomás al idioma de la cultura oficial dominante. No ha sucedido que como por ejemplo Kilku Waraqa (5), haya tenido que esperar muchos para ser traducido del quechua al español por Odi González. Lo que ahora hay que esperar es que quienes han tenido a su cargo la edición de las obras completas de antropología de José María Arguedas (6), hayan usado obligatoriamente el alfabeto fonémico universal, toda vez que el Perú es signatario juntamente con los países andinos, de modo que resulta obligatorio el uso de un solo sistema de grafías para todos los idiomas andinos, eufemísticamente llamados originarios.
    Cuidando la casa de Popeye en Geneva, es un conjunto de narraciones que trata, el primer lugar acerca de la insoportable soledad citadina, de la deshumanización de las personas que prefieren favorecer a sus animales antes que a sus propios parientes o amigos. El hecho de declarar como único heredero y dejarle en herencia una mansión y abundante pensión a un gato llamado Popeye, sucede solo en las grandes ciudades, especialmente europeas, donde puede haber mucha riqueza material, pero también miseria humana, pobreza espiritual y ausencia de valores humanos. El narrador se ubica cómodamente en la opción de tercera persona para contar, para hacernos conocer una realidad ficcional que existe en una ciudad donde Selena, es el personaje que al fin y al cabo permite la aparición y biografía de un gato llamado Popeye.
    Selena se enamora de un pianista que no corresponde a una mujer que tiene todo, pero nunca consigue un amor verdadero, alguien con quien compartir la vida y su fortuna. Por lo que bebe los vinos más caros como exquisitos. Clara, una amiga de Selena se convierte en su confidente, hasta que al final, desencantada y ebria de locura muere dejando todo al gato. No se trata de una lección de moral y menos de censura por un hecho real en la ciudad de Geneva (7).  El cuento tiene más como propósito llevar al lector a una realidad donde los hechos cotidianos como reales, resultan maravillosos como increíbles. 
La platera de Taxco. Es una narración cuya reminiscencia procede de la oralidad. Representa el diálogo entre la vida y la muerte, es el balance y liquidación entre lo que se ha hecho mal en vez de obrar bien. José Francisco es un fantasma que recorre el mundo en busca de perdón y el reloj de arena, es el tiempo que pasa y no volverá nunca más. En toda América Latina existe la creencia que si una mujer entra a una mina, el metal desaparece como una maldición divina. Ese hecho significa una forma de discriminación que ahora las ingenieras mineras han desterrado esa idea, pero el tema subsiste como se puede constatarse en la novela y el cuento actual.  
     El chicharrón de pishtaco. Es un personaje ancestral que habita en el imaginario social de todos los tiempos. Está vivo en los pueblos y comarcas del Perú. Aunque durante la colonia subsistió pese a la “extirpación de las idolatrías”. El pishtaco llamado también qharisiri en aymara, tiene diferentes formas de vestir y matar a sus víctimas. Es sin duda un cuento que proviene de la oralidad, pero que ha merecido un distinto tratamiento literario para ser presentado a los lectores que no conocen al personaje.
    De acuerdo a la intertextualidad como uso del quechua, la interculturalidad  y evidente proceso de descolonización del canon narrativo, poco a poco gana un definido espacio la oralidad, reestructurado así el imaginario colectivo. Ahora los pishtacos usan carros 4 x 4, celulares, laptops, pequeñas y silenciosas máquinas parecidas a las grabadoras olimpus, pero en realidad son máquinas extractoras de grasa y sesos del cerebro. Son personas que recorren las comunidades ya no para realizar esterilizaciones forzadas, sino para extraer sesos como ideas del cerebro. Se trata de una operación para dirigentes y así no protesten cuando se trate de establecer una mina en los cerros donde moran los apus.
     Don Tomaspa Yanamicin. (Cuentos cortos en quechua). El gato negro de Don Tomás. Es un cuento cuyo fondo es presentar un caso de incesto. Tomás es el hermano mayor y convive con la hermana menor. Según la mentalidad mágica y moral andina, quienes practican el incesto se convierten en diablos. No van a ninguno de los estamentos del cementerio metafísico cristiano ni a los andenes de la religiosidad andina, que tiene más de siete mil años de vigencia. Se trata de una narración también en tercera persona, es lo que ha escuchado decir el narrador, lo que a la vez significa reelaborar un tema que al ser firmado por César Cabezas, de modo que desde ahora le pertenece a él.
    Sin embargo, se trata de cuentos enmarcados o escritos dentro del concepto de lo social-realista y lo mágico-cotidiano, en los que el narrador pone de manifiesto su identidad y preocupación por un mundo avasallado, enclaustrado por un sistema de exclusión y exterminio. Para eso también sirve la literatura, para hacer ver una realidad donde es posible, otra forma de vida. Es más, si se trata de analizar desde el punto de vista antropológico o sociológico, las narraciones podrán servir para conocer una dolorosa parte del Perú esencial. 
Un dato importante para ubicar el tiempo de creación respecto a los cuentos de César Cabezas, es que están registrados como fecha de haber sido terminados tanto en Suiza (16 de mayo de 2011), Taxco (México), el 28 de agosto de 2010, Lima 2008, y en la Ciudad de Panamá, julio de 2010. Ese registro que el autor exprofesamente pone al final de cada narración, indica que escribe caminando, viajando, recordando, comparando realidades. En otras palabras, el conjunto de cuentos Cuidando la casa de Popeye en Geneva, resulta un testimonio humano y la visión del mundo, expresa la necesidad de registrar el uso de la palabra para ser recordado más allá de lo que ha hecho y hará.
La ciudad de Ginebra y su característico chorro de agua.

1. César Cabezas. Nació en Huanta (Ayacucho) en 1959. Médico de profesión y escritor por vocación, estudió medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Se especializó en enfermedades infecciosas y tropicales en la Universidad Cayetano Heredia, completó su formación en Italia y Brasil. En el año 2011 ganó el Primer Premio en el Concurso de Cuentos que cada año convoca el Colegio Médico del Perú.
2.- Cuidando la casa de Popeye en Geneva. Talleres Gráficos de Solvima, 2012, Lima.
3.- Cuentos de bolsillo. Harry Bélevan. Editorial Universitaria. Universidad Ricardo Palma. 2007, Lima.
4.- Harry Bélevan-McBride. Diplomático, escritor y docente universitario, ha publicado en su país de origen, Hispanoamérica, EEUU y Europa numerosas obras en los géneros del cuento, la novela, el ensayo y el teatro. En el conjunto de sus obras se destacan, en teatro Soliloquio de la mosca, Una diversión nocturna y nada más, La Gran Dama, y Las coliflores; en novela, Una muerte sin medida y La piedra en el agua; en materia cuentística Cuentos de bolsillo, Fuegos artificiales y Escuchando tras la puerta con prólogo de Mario Vargas Llosa. De sus ensayos The Heirs of Ariadne, Antología del cuento fantástico peruano y Teoría de lo fantástico alcanzaron difusión internacional. Varias tesis universitarias han sido escritas sobre algunas de estas obras en América Latina, Europa y los Estados Unidos. Otras obras de naturaleza transgenérica son Cambio y continuidad, conversaciones (prólogo del Presidente Miguel de la Madrid) y Pruebas al canto, crónicas. Miembro de asociaciones profesionales, entre ellas de la Academia Peruana de la Lengua, ha realizado investigación y participado en numerosos congresos y conferencias dentro y fuera de la región. En la actualidad trabaja en una nueva novela intitulada provisionalmente El necrologista y en la compilación de su obra narrativa completa, tanto de ficción como ensayística. Fuente: Internet. (Fragmento).
5.- Kilku Waraqa. Seudónimo de Andrés Alencastre, escribió varios libros de poemas en quechua.
6.- José María Arguedas. Nació el 18/1/1911 y falleció el 28/10/1969). Novelista, poeta y antropólogo, escribió novelas, cuentos y poemas tanto en español como en quechua. Reconocido por sus retratos íntimos de la cultura andina. Recurrió a un nuevo lenguaje que mezcla el español y el quechua en su primera novela Yawar Fiesta. Perteneció a una acomodada familia mestiza, pero su madre murió cuando tenía dos años. Debido a la ausencia de su padre se dio una mala relación con su madrastra y hermanastro. Fue matriculado en la escuela primaria en San Juan de Lucana , Puquio y Abancay, y completó los secundarios en Ica, Huancayo y Lima. Estudió en la Universidad de San Marcos en 1931, se graduó con una licenciatura en Literatura. Después estudió Etnología. En 1937 fue enviado a prisión por su protesta por un enviado a Perú por el dictador italiano Benito Mussolini. Fue el director de la Casa de la Cultura (1963) y Director del Museo Nacional de Historia (1964-1966). Se disparó un tiro en la cabeza el 29 de noviembre de 1969 en su oficina de la Universidad Agraria de La Molina.
7.- Ginebra. Es una hermosa ciudad y comuna suiza ubicada muy cerca de la frontera con Francia, capital del cantón de Ginebra. Es la segunda ciudad suiza después de Zúrich y la primera en Romandía. Se trata de una ciudad conocida como la Capital Internacional de Suiza o simplemente como Ciudad internacional porque tienen su sede varias organizaciones mundiales.
8.- Gamaliel Churata. Seudónimo de Arturo Peralta Miranda (Arequipa 10/6/1897 - Lima 9/10/. Descendiente de una familia arequipeña de clase media. Demetrio Peralta Díaz, su padre, fue de oficio zapatero y se trasladó a Puno por cuestiones laborales. Churata fundó Bohemia Andina (1915), la revista literaria La Tea (1917) y el Cenáculo Cultural Orkopata y del Boletín Titikaka (1919­-1931). Churata conformó al grupo Orkopata al que pertenecieron su hermano Alejandro Peralta, Emilio Vásquez, Emilio Armaza, Dante Nava, Mateo Jayka y Luis de Rodrigo. Llegó a Bolivia por primera vez en 1917, exiliado del Perú por razones políticas. Radicó en Potosí y participó en la fundación de Gesta Bárbara (1918), juntamente con Carlos Medinaceli, José Enrique Viaña, Armando Alba y Saturnino Rodrigo. Regresó al Perú al Perú para radicar en Lima. En La Paz publicó, en 1957, El pez de oro. Trabajó en La Semana Gráfica uno de los más prestigiosos medios literarios de Bolivia en ese tiempo, como en la revista La Gaceta de Bolivia y los periódicos La Calle, y Última Hora.

domingo, 13 de enero de 2013

POESÍA DEL TACTO, LA ROSA DEL TIEMPO Y EL MAR




    Según cuenta Aristóteles, el rey Midas, a quien inmortalizó atribuyéndole poderes divinos como extraordinarios, todo objeto que tocaba lo convertía enseguida en oro. Según la leyenda después generalizada, Midas tenía miedo de acariciar a una mujer porque se volvía en una estatua de ese metal precioso, que tanto daño ha hecho a la humanidad. En cambio, Rosamar Corcuera, todo lo que toca lo convierte en poesía que se puede palpar, mirar y percibir. A diferencia de Midas, trabaja con un humilde material desde el principio de los siglos, en barro del que también estamos hechos los seres humanos de acuerdo a un mito andino, de allí la fragilidad y belleza que se expresa sobre todo en los ojos grandes y negros de las mujeres cordilleranas. 
  Pero sus manos transforman y humanizan todo material sensible con que trabaja. Así, empiezan a caminar y tener vida propia seres que emergen del fondo de su imaginario mar, mejor dicho a navegar desde un antiquísimo océano creado como real, donde lo extraordinario se vuelve cotidiano. Son seres que viven, respiran y por haber emergido de su infinito talento cósmico marino, todo no parece irreal, una ficción poética. Sin embargo, cada personaje tiene vida propia y solo le falta hablar. De modo que las esculturas, sirenas, vírgenes, tortugas, colibríes, retablos, barcos, aves, peces, seres maravillosos, niños y todas las wawas, repentinamente tienen vida, vienen a ser la expresión de una poesía creada con el tacto. Rosamar, de modo que es al mismo tiempo, es la Rosa del tiempo que gira, el mar que habla desde el fondo de sus sueños. Todo lo convoca para convertirlo en un universo donde es posible que la realidad como la imaginación, se reúnan para significar, para sugerir poemas táctiles.
     No obstante, nada permanece estático, cada personaje desarrolla su propia elipsis sideral. Todo está en movimiento perpetuo, todo se rige por sus propias leyes cósmicas, debido a las americanas manos creadoras de Rosamar Corcuera. Tampoco hay sombras como lo quiso Alexander Calder y menos repetición de colores, como logró realizar su pintura Wilfredo Lam. En otras palabras, nunca antes se dio como en este caso un acontecimiento singular, en el que además de ser una representación, un cuadro de pintura, aparezca la concurrencia de una nueva y distinta expresión artística. Poesía de volúmenes, pintura, cerámica, escultura, geometría del espacio y  proporciones en armonía, seres creados para que tengan vida más de lo que diga o no, una crítica pictórica siempre vacía como nada creativa.
    Mascarones de antiguos navíos para navegar en el mar del tiempo sideral, para romper las olas del viento siempre adverso, rostros de mujeres mirando la sidérea inmensidad. Sirenas en cuyas miradas han quedado reflejadas todos los relámpagos y celajes, las tardes y arco iris que Rosamar vio de niña. Pero todo se ha transformado debido a su fina percepción, porque pinta con los sentidos más que con los ojos, con la cosmopercepción en movimiento. Esas son las palabras que recién llegan como un acto de magia, ahora sí cargadas de poesía y semántica. Entonces, estamos frente a una fecunda artista totalizadora, que bien pudo ser una pintora pero no, ha obedecido a la voz interior y necesidad de encontrar su propio universo y lenguaje mágico intransferible.
      ¿Qué ha dicho la crítica pictórica en un medio donde carecemos de galerías, salones de exposiciones de pintura, de escultura, etc., etc.? ¿Existe acaso uno o dos calificados críticos a quienes se les puede leer y aprender de ellos? ¿Qué han comentados los responsables de esta clase de actividades? Nada de nuevo. La explicación es que no solo carecemos de locales para esta clase de exposiciones, es que tampoco hay ensayistas, menos teóricos o personas que conozcan bien y se arriesguen a emitir un nuevo juicio, que suscriban un texto desafiante como valorativo. Ese hecho se debe en gran medida a una evidente falta de formación, pero sobre todo a la indiferencia a la que desgraciadamente nos ha acostumbrado, los grandes medios. Mejor no hablemos del inepto Ministerio de Cultura que desde su creación no pasa de ser un fantasma presupuestívoro.
     ¿Qué dirá Rosamar Corcuera respecto al balbuceo de algunas personas que por compromiso tienen que llenar algunas páginas culturales y finalmente no dicen nada? Debe ser en verdad para ella decepcionante leer textos que nada tienen que ver con su talento y propuesta artística. Muy bien, he aquí otra palabra que llega justo a tiempo, cuando más se la necesita: propuesta. ¿Qué es una propuesta?, viene a ser un  “ofrecimiento o invitación para hacer una acción determinada”. Es también una “idea o proyecto sobre un asunto determinado que se presenta ante una o varias personas que tienen autoridad para aprobarlo o rechazarlo”. Pero, es igualmente una opción que presenta determinada persona, en este caso una artista para ver, entender, para percibir con los sentidos, una distinta manera de leer la otra realidad creada. Por lo que es posible afirmar que Recamar Corcuera con sus personajes propone, plantea, manifiesta, sienta, indica, designa, ofrece, determina, intenta, procura y compromete la necesidad de la aparición de un público nuevo, distinto, liberado de antiguos conceptos caducos de arte y cultura.
     Es que no se trata solamente de la concurrencia de diversas como varias artes para que Rosamar Corcuera, haya logrado expresarse a plenitud en distintos como paralelos lenguajes y plástica extraordinariamente lograda. Lo que sucede es que además está formando un nuevo espectador para un tiempo distinto, serán después los jóvenes los más beneficiados, especialmente los estudiantes de Bellas Artes. Lo que hace Rosamar es además expresarse con absoluta libertad, con libertad de imaginación, con libertad para crear sus formas expresivas propias. Y así entonces, Rosamar no se parece a nadie, nadie se parece a ella. Rosamar se parece a Rosamar Corcuera y no parece a nadie más que a ella.
     Claro que si Rosamar hubiera nacido en París, Madrid, Londres, Berlín, Nueva York o Tokio, sin duda le habrían auspiciado su muestra, las mejores galerías o museos del mundo. Los más grandes críticos especializados en acciones interartísticas, no hubieran dudado en escribir deslumbrantes ensayos. Esa es la palabra, ensayos porque una exposición así necesita de un ensayista que proponga una diferente forma de lectura, una distinta forma de “percibir” y no solamente “ver”, una muestra que pudo ser más grande y completa. Rosamar debido a su talento exige también que la crítica sea un acto de creación e insurgencia.        
      Es verdad que la exposición denominada “Prófugos del mar”, que se realiza en el Centro Cultural Inca Garcilaso de la Vega, dependencia del Ministerio de Relaciones Exteriores, es suficiente como para conocer en parte las creaciones de Rosamar Corcuera; sin embargo, no es un local aparente porque carece de iluminación apropiada, no tiene soportes técnicos necesarios, no hay quién sirva de guía o por lo menos haga entender al público de qué se trata. El área es inapropiada, las habitaciones no responden a la necesidad de amplitud para apreciar con cierta distancia las aves, cometas, los rostros que vuelan, etc., etc.


      Esa no es una crítica a Rosamar Corcuera, de ninguna manera, sino a las autoridades del Ministerio de Cultura encargadas de fomentar esta clase de muestras. Más bien hay que agradecerle a Rosamar que haya aceptado llevar hasta allí sus trabajos para acercarnos un poco a ella, a su sencillez humana para exhibir sus trabajos y alimentar la nueva peruanidad pictórica del siglo XXI. Seguramente que cuando en los años que vienen exponga en París, Madrid, Londres, Berlín, Nueva York o Tokio, recibirá honores, homenajes y los ensayos que merece. En el Perú de ayer y de hoy, hay un juicio, un criterio que inexorablemente se cumple, parece una maldición o afirmación diabólica, pero es verdad. Para triunfar aquí, la consagración debe venir de afuera.
      Más allá de esta sentencia y ausencia de ensayistas, galerías y locales apropiados, Rosamar Corcuera ha llegado a la plenitud de su talento, al dominio de las formas y lenguaje que viene a renovar el arte peruano. De modo que estamos en condiciones de afirmar que se ha producido un hecho que marca un hito, una determinada forma de creación que sin duda está vinculada al atavismo, a la cosmopercepción y al subconsciente de Rosamar. Como se sabe, el término  atavismo tiene que ver con la herencia genética de la persona, con los genes que estuvieron inactivos, dormidos como dicen los sicólogos, hasta que en Rosamar se expresan ahora de manera plena y vigorosa. Y no podía ser de otro modo, la explicación para que se haya producido esta proeza, es que la panaka de los Corcuera conforman una familia de artistas, magos, viajeros, pintores, poetas, metafísicos, cineastas y locos geniales como maravillosos.
    Entonces, hay un mar azul que nace desde las manos de Rosamar, un universo poblado por seres que estaban dormidos bajo la lluvia, hasta que les dio un soplo y les ha imprimió vida propia. Pero sucede que todos se han puesto a caminar por distintos caminos y no volverán nunca más a su casa. Rosamar también ha creado como los padres cósmicos del universo andino, un mundo en el que sus criaturas han empezado a buscar un refugio para vivir lo más lejos posible de la maldad y la usura. Nunca más los verá en el hábitat donde nacieron y quizá una tarde desde su ventana, los vea que se alejan raudos y pierden detrás de los celajes, cuando se conviertan en golondrinas que aleteen al fondo del ocaso.