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miércoles, 16 de diciembre de 2015

SUMA MUNATA JILATANAKA, CARTA Y MANIFIESTO



     Lima, 17 de diciembre del año 2015.
     Señor:
      Leopoldo Mamani Cutipa. Alcalde del Centro Poblado Menor de Huancho Lima. 
     Señor: Saturnino Corimayhua: Suma munata jilata. Achachila masi.
     Señora: Gloria Corimayhua Ticona.
     Huancho Lima.  (Huancané).  
     Suma munata jilatanaka, kullanaka. Huanchu waynanaka:
      Los saludo con el mismo cariño y fervor revolucionario aymara de siempre, hoy que se cumple un aniversario más del ataque y destrucción de la Ciudad de Huancho Lima, Capital de la República Tawantinsuyana. Se trata de 92 años y es una fecha que no puede pasar desapercibida para quienes tenemos fe en el futuro del Perú andino y ancestral. Es verdad que hasta ahora, el significado de la insurgencia de la Nación Aymara en 1923, no es rememorada en el Calendario Histórico del Perú oficial, eso no significa que nosotros debemos renunciar a nuestra memoria social y más bien debe servir de ejemplo para las futuras generaciones.
    Los líderes que fundaron la Ciudad de Huancho Lima, fueron personas absolutamente esclarecidas desde el punto de vista político como ideológico. Evaristo Corimayhua, Carlos Condorena Jujra, Mariano Paqo Mamani y Rita Puma, así como quienes dirigieron la construcción de una sociedad en la que debía imperar la equidad y la plenitud de la justicia social, aspiraban además a liquidar las formas antisociales de trabajo. En otras palabras, ellos sembraron la idea de Refundar el Perú, de volver a las fuentes para construir desde cimientos una sociedad capaz de abolir la pobreza y coloniedad política, que tanto daño ha hecho al Perú durante la época republicana.
    Sin embargo, hay que decirlo con absoluta claridad y sentido pedagógico: El Estado Peruano criollo, colonial, secuestrado y ahora en plena crisis, desde 1923 se ha encargado de realizar un acto subterráneo de castigo y represalia contra Huancho Lima. Pero también tienen una enorme responsabilidad histórica, las nuevas generaciones de profesionales huancheños, que no se interesan por la dolorosa situación social de Huancho Lima. Ellos deberían articular una cruzada reivindicativa y conseguir para Huancho Lima, que no solo tenga la adecuada atención que se merece, sino que se le reconozca como distrito y Capital de la Nación Aymara.
    Los historiadores mestizos, hispano criollos, que han escrito la historia desde el punto de vista limeño-centrista y a veces academicista, han tergiversado el significado real de una gesta histórica que tiene un contenido específico: La refundación del Perú, ese es el mensaje esencial que se debe transmitir a las nuevas generaciones. No se trató simplemente de una sublevación, sino de acto político destinado a volver a fundar al Perú desde sus cimientos. Decir que fue una rebelión de campesinos guiados por una reacción frente a gamonales y abusos de la época, es una verdad a medias y una mirada histórica que no tiene en cuenta la pedagogía de Fernand Braudel  (La larga, mediana y corta duración de la Historia). Aseverar que solo se trató de cortar la servidumbre, es traicionar los ideales de quienes quisieron fundar una distinta sociedad. En otras palabras: Refundar el Perú
     Al haberse fundado Huancho Lima, construido desde sus cimentos piedra por piedra, armado sus paredes adobe sobre adobe, luego destinado lugares donde debían funcionar las escuelas, colegio y universidad, fue un hecho que no se ha producido antes ni después en la Historia Social de América ni de otros pueblos en la Historia de la Humanidad. Es verdad, en todo tiempo hubo movimientos reivindicativos, pero ninguno propuso la necesidad de fundar otra ciudad destinada a la Refundación de una sociedad caduca por otra donde impere la justicia, la libertad, la democracia y lo que ahora se llama derechos humanos.
    En otras palabras, en 1923, en Huacho Lima se hizo realidad la utopía social. Los aymaras decidieron liberarse de una República injusta y secuestrada por la oligarquía y el sistema de acumulación de capital. Lo que hicieron entonces, fue un acto de justicia, una acción  reivindicativa cuyo significado, menos mal que se empieza a entenderse en su real dimensión y proyección histórica. Han sido importantes los trabajos de Juan José Vega, Pablo Macera, Heraclio Bonilla, Wilfredo Kapsoli, Carlos Milla Villena, Virgilio Roel Pineda, Edmundo Guillén Guillén, Alberto Flores Galindo y Hernán Amat Olazábal, entre otros historiadores que han contribuido para forjar una Historia del Perú con una nueva visión andina.
     Precisamente al hacer llegar a Huancho Lima, la biografía de Saturnino Corimayhua y cumplir de ese modo con los derechos de autor que le corresponde, es una oportunidad para expresar mi especial congratulación, no solo por haber cumplido una promesa y una tarea histórica. Sino sobre todo por el significado histórico que tiene el contenido del libro. Si no se hubiera realizado ese trabajo, seguramente que se habrían perdido gran parte de lo cuenta Saturnino, especialmente en lo que se refiere a la continuidad en el desarrollo histórico de lo que significa Huancho Lima, para la historia de la ideas políticas en el Perú.
    La edición del libro Saturnino Corimayhua: testimonio de lucha de un campesino del siglo XX, se debe a la Universidad Nacional del Altiplano de Puno UNA, de modo especial al doctor José Luis Velásquez Garambel, quien desde que conoció los originales decidió impulsar su impresión. Pero como esta edición debe tener una mayor circulación para lectura de aymaras del Perú, Bolivia, Chile y Argentina, la idea es realizar otro tiraje de por lo menos mil ejemplares. De hecho podrán contar conmigo para que Saturnino Corimayhua tenga la más amplia audiencia.
    Uno de los aspectos más importantes de este libro, es la contribución para una nueva lectura y visión de las luchas campesinas en el Perú. Hasta ahora han hablado los escritores e historiados acerca de “ellos”·. Ahora Saturnino Corimayhua habla de “nosotros” los aymaras. Sin embargo, ambas vertientes confluyen para completar un corpus caleidoscópico. De allí la necesidad de rescribir la Historia del Perú, de repensar y  rescatar a tiempo muchos testimonios que no se deben perder. De allí que el libro acerca de la biografía de Saturnino, servirá también para que se convierta en texto de lectura esencial acerca de la cosmopercepción andina.
    La Historia del Perú tiene dos vertientes ideológicas muy bien definidas: una  empieza con la Revolución Social liderada por José Gabriel Túpac Amaru II en 1780. La otra es llamada Corriente Libertadora cuyo protagonista es el Protector del Perú, general José de San Martín. La historia de Huancho Lima viene a ser la continuidad del pensamiento y acción libertaria de Túpac Amaru II. Carlos Condorena propuso que en la escuela de Huancho Lima se estudiara desde Manco Cápac y los niños sepan quién fue Túpac Amaru II. Por eso,  un libro de esta naturaleza, está destinado a replantear la historia de los aymaras.
    A pesar de haber vivido muchos años lejos de Huancané y Huancho Lima, siempre  viví mordido por la nostalgia y la distancia. Mi niñez transcurrió en el campo con niños aymaras, ellos fueron mis compañeros en la primaria, por eso soy un escritor que habla y escribe en aymara y español. Esa es también la razón por la que siento un aymara universal, un escritor heredero de los grandes ideales de justicia social y distribución equitativa del pan social. Yo sé que hay poetas y escritores que no les importa el dolor humano, que no se sienten comprometidos con el destino de su pueblo. Allá ellos y su conciencia que seguramente nunca les remuerde.
     Además de hacer entrega oficial del libro de Saturnino Corimayhua al pueblo de Huancho Lima, envió la cantidad de 88 ejemplares de un libro de poemas escrito en aymara: Jumampi samkasiña. Soñar contigo. Estos libros están destinados a la Biblioteca Poblado Menor de Huancho Lima, además, cuando próximamente viaje a Huancho Lima, podré entregar otros textos de mi autoría. Esta es una contribución voluntaria, en el entendido de que la biografía de Saturnino Corimayhua, será también parte de la biblioteca.
    Quienes creemos que la Historia es una continuidad dialéctica de grandes lecciones humanas escritas en las luchas sociales, de parte de pueblos que deciden conquistar sus derechos, son a la vez pueblos invencibles. La Historia es una permanente fuente de aprendizaje, es efectivamente la madre de la vida y los pueblos que no conocen su pasado repetirán los mismos errores, textualmente como dijera Séneca: Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos. La gesta de  Huancho Lima de 1923, sigue siendo un ejemplo para seguir teniendo fe en el Perú eterno, más allá de la actual crisis social, a causa de gobernantes cleptócratas  que solo se dedicaron al saqueo, a la corrupción, al sistemático asalto del dinero público, al pillaje y al latrocinio del erario nacional.
     Queridos hermanos y hermana de Huancho Lima: Enseñen a sus hijos a conservar la memoria, ejercer la dignidad humana y reclamar sus derechos humanos. Conserven los saberes andinos, los valores éticos, morales, cívicos y patrióticos. La enseñanza oficial ha abolido los cursos destinados a formar ciudadanos libres y con conciencia crítica. No esperen nada del sistema educativo, de una República mestiza-criolla, racista, limeño-centrista y discriminatoria. Se trata de  una educación con mentalidad colonial que pretende mantenernos como esclavos posmodernos.        
      Hace dos años suscribimos un documento que seguramente no lo conocen, por eso me permito transcribirlo, es que nunca como hoy tuvo tanta vigencia.
Lima, millasiña markana qillqata, 16 de diciembre del año 2015.
                                      Atentamente.
José Luis Ayala.
DNI: 07201436


Plaza de Huancho Lima, un monumento dedicado a los héroes civiles de Huancho Lima.


Manifiesto

 

    Quienes suscribimos el presente documento público expresamos que al cumplirse 90 años de la destrucción del pueblo de Huancho Lima, declarado capital de la República del Tahuantinsuyo, no se han extinguido los ideales de justicia social para las grandes mayorías empobrecidas del Perú.
    A las 9 de mañana del domingo 16 de diciembre de 1923, se produjo una masacre1 cuyo número de muertos y desaparecidos nunca se pudo conocer. Los autores intelectuales y materiales de fusilamientos, actores de robo de ganado y enseres, actuaron al amparo del régimen republicano-colonial de Augusto B. Leguía.
    Después de un juicio que duró cuatro años, habiéndose encarcelado a los principales dirigentes sobrevivientes, el diputado civilista Juan de Dios Zalazar y Oyazábal logró que el 12 de julio de 1927, se aprobara la ley sobre amnistía y corte de juicios sobre los sucesos de Huancané. Pero ese hecho no logró cerrar las heridas sociales ni borrar los acontecimientos de la memoria social del Perú.
    El Centro Poblado Huancho Lima, ubicado en la provincia de Huancané (Puno), carece de elementales servicios públicos y sociales. Alberga además a una población de niños que padecen desnutrición crónica2. No hay siquiera una posta de salud a donde puedan acudir las personas accidentadas o enfermas. Tampoco reciben los programas sociales del gobierno central.
Sin embargo, transcurridos 90 años de los sucesos de Huancho Lima, los ideales de refundar el Perú, construir una sociedad pluricultural y multiétnica con derechos sociales para todos los peruanos, ahora más que nunca tienen plena vigencia.
     Por tanto: Instamos al Gobierno Regional de Puno, así como a los organismos del Estado Peruano, atender a los reiterados pedidos formulados por el Centro Poblado de Huancho Lima, para solucionar los problemas humanos más graves del presente siglo.                                                                      Lima, 16 de diciembre de 2013.
    Margarita Corimayhua Carcasi, alcaldesa del Centro Poblado Huancho Lima, (Huancané, Puno); Saturnino Corimayhua, exsecretario general de la Confederación Campesina del Perú CCP; Norberto Arapa, presidente de la Asociación residente huancheños en Lima; Francisco Aracayo Valencia, exalcalde de Huancané; José Luis Ayala; Rómulo Pari Flores; Vitaliano Gallegos Valdez; Leoncio Sejje; Édgar Sánchez Guevara; Carmen Luz Ayala; José Luis Ayala Arévalo; Gloria Corimayhua; Leoncio Mamani Coaquira; Juan Vargas Flores; Vidal Luque Cornejo; José Luis Velásquez Garambel; Rodolfo Sánchez Garrafa; Fidel Mendoza; Jorge Flórez-Áybar; Guillermo Vásquez Cuentas; Juan José Vera del Carpio; Julio Abelardo Luza; Rosa del Carpio; Daniel Quispe Machaca; Gloria Mendoza; Amiel Cayo; Moshó Mashé (Aurelio Medina); Gustavo Rojas; Etna Velarde; Margot Palomino; Darío Vásquez Saldaña; Leonel Velarde; Feliciano Padilla; Ana Luisa Ríos González; Kleisy García Flores; Róger Rumrrill; Leoncio Bueno “Bulmarito”; Hernán Amat Olazábal.