V. CARTA A MARIO VARGAS LLOSA
Por tu condición de escritor disciplinado y
convicciones de orden ideológico, sabemos que no lees diarios ni revistas de
Lima, menos de América del Sur. Tampoco ves la televisión de España. En las
mañanas lees y escribes, en las tardes escribes artículos para los diarios o
dictas textos sobre temas coyunturales. Pero no es posible que la secretaria
que se ocupa en seleccionar lo que debes leer o no, te oculte una información
que no debe pasar desapercibida. Es el momento de pronunciarte y no guardes un silencio
cómplice, frente a las declaraciones de la señora Susana Iguchi.
La ex esposa del súbdito Alberto Fujimori y
madre de la señora K., recordó con lucidez que fue torturada por Alberto
Fujimori. Pero la señora K., trató de desmentir el hecho sin haber logrado su
propósito. Escribió: “Gracias má, por haber estado a mi lado, sobre todo en los
momentos más difíciles. Más allá de las leyendas urbanas, siempre hemos estado
muy unidas, especialmente cuando no podía cuidar a mis hijas. ¡Feliz día má!”.
¿Leyendas urbanas? No es verdad. ¿Qué sería
si la señora K. como es tu deseo ganara las elecciones? Debes saber que un
temor fundado recorre las calles, avenidas, pueblos, villorios, caseríos,
comunidades y poblados del Perú. La señora K., de hecho con sus aliados Acuña y
López Aliaga instalarían un feroz terrorismo de Estado. Sería una continuación
de los gobiernos de Sánchez Cerro, Benavides, Odría, Fujimori y Morales
Bermúdez.
“Sin embargo, según el –Diario Voces– Susana Higuchi no se ha retractado de
los testimonios que rindió en tres ocasiones ante dos comisiones investigadoras
del Congreso, en las que detalló las agresiones que sufrió por parte
del expresidente Alberto Fujimori.
Como se puede apreciar en la transcripción oficial de las declaraciones
de Higuchi, también se refirió al secuestro y encierro en el sótano del
Servicio de Inteligencia del Ejército (S.I.E.), adonde se había mudado con
entonces su esposo y sus hijos, y a otros episodios relacionados con
intentos de eliminación.
Pero la candidata Keiko Fujimori persiste en la versión falsa de que el
caso ha sido archivado. Y añade que el caso de las torturas de las que fue
víctima su madre Susana Higuchi, es una ‘leyenda’, como le dijo en una
entrevista al periodista Nicolás Lúcar.
Los contundentes testimonios de
Higuchi ante el Congreso cuestionan el negacionismo de la aspirante a
la presidencia.
La señora Susana Iguchi dijo: Día 1 (29
de octubre 2001), entre diez personas me llevaron al sótano del S.I.E.
–¿Usted nos puede hacer referencia (…)
(sobre las) amenazas de muerte y, específicamente, cómo fueron los casos de
tortura?
–Sí, sufrí tortura con electroshock en
dos oportunidades: una en el año 1992 y otra en el año 2000. El
electroshock fue luego de la denuncia de la ropa donada, luego del autogolpe y
dentro de esos cuatro meses que me mantuvieron encerrada en el Pentagonito
(Cuartel General del Ejército), en el Servicio de Inteligencia del Ejército (S.I.E.),
me torturaron con electroshock. Todavía pueden ser visibles ciertas
huellas de quemadura hasta en la cara y en todo el cuerpo.
– ¿Eso fue después del autogolpe, más o
menos en mayo, junio o julio del 92?
– Quizás mayo del 92. Y la otra fue
específicamente el domingo 4 de junio del año 2000, en la U.C.I. (Unidad de
Cuidados Intensivos) del Hospital Loayza, cuando ya era congresista electa, más
no congresista juramentada. Además, en muchísimas oportunidades y de distinta
índole. (…) Por ejemplo, en varias oportunidades me han intentado secuestrar y
una de ellas estuvo comandada por el ahora héroe nacional, coronel Valer.
Obviamente que él recibía órdenes, me imagino.
– ¿Cuánto cree que habrá durado ese acto
de tortura?
– Mientras que me amarraban como Túpac
Amaru, hasta que me torturaban y luego me ponían electroshock, no sé. Pero en
el Pentagonito fue más o menos dos horas o tres horas. (…)
– ¿Cómo fue que le aplicaron estos
electroshocks? ¿A usted la condujeron a determinado lugar en el Pentagonito
(Cuartel General del Ejército)? Digamos, ¿previamente la narcotizaron, la
cargaron, la empujaron a viva fuerza? (…)
– Sí. Entre 10 personas encapuchadas y
con anteojos infrarrojos.
– ¿Violentamente la llevaron?
– Con violencia me llevaron a un sótano
(del Servicio de Inteligencia del Ejército, S.I.E.), donde no se podía percibir
un ápice de luz y, obviamente, con esos lentes ellos veían más claro en la
oscuridad. Yo los pude ver solamente antes de entrar, estaban encapuchados y
con los lentes sobre la cabeza y luego adentro ellos se pusieron los lentes,
veían, y yo no veía nada. Una tortura terrible, hasta que caí desmayada. Cuando
me desperté no sabía dónde estaba”. 1
Estamos advertidos. Sería terrible Mario
que de garante te conviertas en cómplice. La historia comprenderá tus errores
pero no tanto que tienes al Perú. Es evidente tu desprecio por las grandes
mayorías que han esperado 200 años, para tener acceso al poder. Una forma
elocuente de no hablar es también cuando se calla.
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