La escritura
creativa tiene dos modos de expresarse, dos lenguajes, dos vertientes
definidas: la ficción y la no ficción. La ficción sirve para escribir por
ejemplo: cuento, novela, poemas, crítica literaria, periodismo, etc., etc. La escritura
de no ficción para escribir libros de investigación científica, de ciencias
sociales como historia, sociología, antropología, etc., el escritor no tiene
libertad para fantasear a su libre antojo e imaginación. El ensayo en cambio, es
un género maravilloso porque permite al autor equivocarse y a la vez emitir
opiniones libres, criticar para reedificar una dolorosa realidad. Pero no es
ficción, sin embargo, es un género cómodo para emitir opiniones críticas y acercarse
sin temor, por ejemplo a una realidad determinada para analizarla.
Pero cuando aparece un libro singular como:
“Travesuras amazónicas”, cuya autora es la narradora amazónica Ana Ríos
Gonzáles, el lector se pregunta: ¿Con qué clase de escritura están registradas esas
narraciones? ¿Hasta dónde constituye un transvase de la oralidad a la escritura
creativa de ficción? Ese es un tema que los críticos todavía no han trabajado y
tendrán que dilucidar. Por eso, la irrupción literaria de Ana Luisa comparada a
un río de narraciones selváticas, no solo es un fenómeno esperado hace años, sino
que refresca una narrativa peruana citadina empeñada en imitar y aceptar los
cánones que impone una mentalidad cultural colonial.
¿Cuál es la técnica literaria con la que
desarrolla sus temas? Este es un asunto absolutamente importante plantearlo, antes de
entrar a otros comentarios y apreciaciones críticas. Se trata de una acción
mixta, de una doble vertiente, debido a la necesidad de una comunicación, destinada
a la educación para niños. Primero
aparece la expresión de la oralidad como soporte, acompañado de la manera de
escribir narraciones que deben leer primero los maestros. Así, esta especie de
hibridez narrativa, le otorga al libro un encanto maravilloso, singular, inesperado.
Sin duda es también una muestra de un aprendizaje fecundo, de una manera de
empezar a escribir, seguramente que después vendrán grandes libros referidos a
la amazonía.
Un cuento desde el punto de vista técnico
debe necesariamente tener condiciones básicas para ser tomado en cuenta como
tal. Debe tener personajes, circunstancias que traduzcan la condición humana, un
adecuado lenguaje como propio, el tiempo en que transcurren los hechos y originalidad.
Estas exigencias se cumplen en este libro. Pero como los personajes además de
ser seres humanos son animales, es la razón por la que las narraciones se
refieren a animales protagonistas que hablan, sufren y viven en un mundo en el
que la depredación es una realidad constante.
En efecto, la escritura creativa se abre
paso a través de la oralidad con un particular acento. Aparece la riqueza de la
realidad cosmogónica que traduce la forma como piensan y hablan los seres
humanos y animales, los diálogos son breves y precisos debido a la exigencia de
una mentalidad real maravillosa. ¿Es un acto de creación literaria? Por
supuesto, las narraciones revelan un universo que no conocemos nada, pero a la
vez vienen a ser una realidad en la que todo tiene vida y los animales se
comunican. Los árboles, las flores, el agua, las piedras, los astros, pero
especialmente los animales más vulnerables tienen el uso de la palabra; en
otras palabras, debido a la mentalidad mágico-didáctica de Ana Ríos González, como
en el universo aymara y quechua, todos los elementos se comunican, de modo que
nada está muerto.
“Travesuras amazónicas”, es un libro que debido
a la vocación docente de Ana Ríos González, está destinado para los niños, por
eso es que tiene un definido criterio didáctico y pedagógico. Fue escrito
pensando también que debe servir a los padres y maestros para formar una
conciencia ecológica, destinada a la defensa y a salvar a la selva de la
depredación como de la inminente extinción del oxígeno. Más allá de todas las narraciones,
cuando el lector termina de leer este cautivante libro se pregunta: ¿Entonces,
que sucederá si se destruyen los ecosistemas donde los animales hablan, viven y
son libres? ¿Por qué esta clase de libros no leen todos los niños del Perú?
¿Por qué el ministro de cultura y la ministra de educación no reeditan este
libro? La respuesta es que están ocupados en otros asuntos más importantes menos
en educación ni en cultura, hasta que Nadine Heredia los releve y los mande a
sus casas.
Por supuesto que el chullachaki ocupa un lugar central, pero también el waywasitu, la isula, el ratón que se
comió la luna, la luna como exótica flor y doncella, el chapito, el jergón, el vacamuchacho,
el loro, las luciérnagas, la tartarilla y el manatí. Pero además, las
narraciones toman en cuenta a los animales más pequeños como las hormigas. Es
decir, que frente al abuso de una narrativa urbana para niños que trata temas
intrascendentes, este libro de Ana Ríos González, llega en el mejor momento en
que finalmente se ha tomado conciencia de que e Perú ocupa en América Latina,
uno de los últimos lugares en lo que se refiere a lectura de niños y adultos.
El chullachaki
es un personaje central que pertenece a la mitología amazónica, pero todavía no
tiene un escritor que haya realizado un estudio desde un esquema del
contraensayo, para realizar una nueva lectura. Hasta ahora se repiten conceptos
elaborados por la cultura dominante con un criterio eurocentrista, desde la
imposición de ideas que provienen de los medios que propalan una antieducación y
antivalores. En realidad se debe hablar de cosmopercepción, frente a la palabra
cosmovisión que es un concepto impuesto. En la amazonía y la cultura andina, el
conocimiento no es por la visión, por lo que se ve, sino por lo que se percibe.
Ese hecho se registra en este libro, es un aporte que es preciso reconocerle a
Ana Ríos González.
Jeruana,
la gergón amargada, es una narración que transcurre “En Angotero, una
comunidad kichwa del Alto Napo” y trata de una doncella llamada Jeruana Araco.
La abuela le enseñó a valorar su cultura y a trabajar con respeto a la
naturaleza. Pero aparece un diálogo, que es el único escrito en quechua. Ana
escribe: “Al momento de sacar la greda, los padres de Jeruana pronunciaron el siguiente discurso:
- Sapira
mama kampa allpata kuyaway ñuka minishtiskata rurankapa (Madre de la
greda, por favor, regálame tu greda para hacer lo que necesito”.
Un trabajo que falta hacer es registrar la
nueva y dolorosa realidad lingüística y cultural de la amazonía, pero no solo
de la amazonía sino del Perú. Tenemos el deber moral de leer la realidad
peruana para saber qué hemos sido, qué somos y qué queremos ser. Pero como hay
temor a verdad y a las cifras, los gobiernos siempre manipulan las
estadísticas, se dice que el Perú crece económicamente como ningún país en
América Latina, pero la pobreza y la desigualdad crecen mucho más. Mientras
tanto, es la literatura que suple a los estudios sociales, un ejemplo es el
libro precisamente de Ana Luisa González, en el que se revela un mundo
condenado a desaparecer, si es que el Estado Peruano, en realidad el pueblo
peruano no toma una determinación política.
Cuando desaparece una lengua o una cultura
es grave para la integración y el imaginario colectivo. Ninguna cultura es mejor
que la otra, solo hay culturas dominantes y dominadas. De allí la necesidad de
que los escritores decidan hacer lo que el Estado no hace, por ejemplo,
quisiéramos pedirle a Ana Luisa que escriba un Diccionario de la cosmopercepción de la Amazonía. Su libro tiene conceptos esenciales de un trabajo que puede ampliar, ese
es el comienzo. Ese sería un gran aporte, después no tendrá necesidad de recurrir
a otras fuentes para escribir cuentos y novelas. Por supuesto, cualquier
investigador puede escribir un libro sobre este tema, pero es mejor que lo haga
una persona que conozca los idiomas, las mentalidades, que hable con la gente y
recurra a las fuentes más autorizadas.
Seguramente que Ana Ríos González seguirá escribiendo otros libros de
mayor aliento y depurado oficio. Por lo que es lícito pedirle que trabaje
rescatando otros idiomas y temas, de modo que sus cuentos y novelas sean creados
con un lenguaje híbrido amazónico. Eso es lo que esperamos de ella. Sabemos
también que no se trata de una narradora con una evidente orfandad ideológica,
sino que tiene un compromiso pedagógico-ideológico con el Perú esencial. Esperemos
sus libros escritos como decía Gamaliel Churata, desde la célula, para traducir la tragedia y maravillosa
experiencia humana, de haber nacido, amado, escrito y luchado por un proceso de
descolonización cultural como ideológica en el Perú, desde el fondo de América.
No hay comentarios:
Publicar un comentario