El sábado 4 de noviembre de 1780, José Gabriel Túpac Amaru II, inició las
acciones revolucionarias para conseguir la libertad e históricamente, iniciar
un proceso de descolonización del Perú y
América. No era un día cualquiera sino que se conmemoraba el cumpleaños del rey
Carlos III; en consecuencia, se trataba de una fecha festiva para España y de su inmensa como
rica Colonia, el Perú. Particularmente para los peruanos y sudamericanos, es
una fecha que significa el primer grito de libertad con derechos políticos y
sociales, es también el inicio de un proyecto histórico inacabado, trunco pero
no derrotado. El otro proyecto corresponde a la República hispano
criolla, con un fuerte acento de coloniedad y dependencia. Se trata entonces,
de dos corrientes ideológicas distintas y seguramente que con ocasión del
Bicentenario de la
Independencia del Perú, habrá tiempo para aclarar y discutir
ampliamente sobre este tema tan importante.
En realidad el inicio del acto revolucionario fue postergado, pues debió
haberse producido en octubre, pero debido a las torrenciales lluvias, las
acciones se pospusieron. Durante el injusto juicio a Túpac Amaru y a quienes
participaron en acciones de armas y apoyo, se supo que los actos
revolucionarios debieron haberse iniciado mucho más antes, pero José Gabriel
esperó hasta el último para “empezar la obra”, de acuerdo a sus correspondencia
con su amigo Miguel de Montiel. En el juicio a Túpac Amaru y sus colaboradores,
Micaela Bastidas aseveró esta verdad pero además confesó haber estado en
desacuerdo con su marido, por no haber tomado el Cusco “a sangre y fuego”, como
tampoco escuchado cuando se le dijo que armara un ejército más grande.
¿Por qué precisamente el 4 de noviembre? Todas las actividades oficiales a
través de paradas militares, desfiles, misas, ceremonias y reuniones en las
plazas, tanto en España como en el Perú, estaban destinadas a reforzar el poder
de los reyes en Europa y particularmente en sus Colonias. Era una fecha solemne
en la el rey Carlos III, asistía a la misa te deum acompañado de su séquito
como demostración de poder político en alianza con la Iglesia. Y que repentinamente
en un lugar con tanta historia en el Perú, precisamente ese día “de algarabía
por la salud de su majestad”, estallara una declaratoria de guerra y después, se
ajusticiara a un corregidor que representaba al rey de España, sin duda causó
una gran conmoción social y política.
La bibliografía respecto a los antecedentes de las acciones de Túpac Amaru
es abundante, pero no se puede dejar de mencionar el texto Noticias secretas de América, escrito debido al interés particular de
Fernando VI. Se trata en síntesis de un informe en el que se puede apreciar que
España, necesitaba cada vez más dinero para solventar los gastos de las
guerras. Por esa razón, aunque no lo supiera, el corregidor Antonio de Arriaga (como
todos los funcionarios), se vio obligado a recorrer su jurisdicción para
esquilmar mucho más a quienes ya se habían empobrecido. Arriaga además de que tenía
un carácter fuerte, era absolutamente déspota, autoritario y abusivo, su férrea
labor de funcionario colonial produjo una marcada antipatía y odio visceral.
El cura de Yanaoca, como fiel servidor del rey y del Papa, precisamente con
ocasión del cumpleaños del rey Carlos III, invitó a José Gabriel Túpac Amaru y
al corregidor Arriaga a almorzar. Durante el ágape todo transcurrió sin la
menor sospecha de lo que ocurría después. De pronto Arriaga adujo estar urgido
de retirarse por lo que José Gabriel le ofreció su escolta, aunque en un
principio el corregidor se excusó, finalmente aceptó tal compañía y partió con
destino a Tinta. Al atardecer un grupo de jinetes lo interceptó y trató de
apresarlo, pero logró escapar y esconderse entre una peñolería, una vez ubicado
fue detenido y amarrado fue conducido en una mula.
Desde su prisión Arriaga quería saber lo que ocurría, se informó que sería
ajusticiado en la horca por ser el representante del rey de España y un
corregidor abusivo. Así se inició una acción revolucionaria que
sistemáticamente ha sido borrada de la memoria social de muchas generaciones. José
Gabriel convocó a los pobladores de
todos los pueblos aledaños y el 10 de noviembre de 1780, el corregidor Arriaga
fue ahorcado en la plaza de Tungasuca. Luego hubo un desfile jamás antes visto
para ver de cerca de un corregidor ahorcado. José Gabriel, sabía que era una
forma de iniciar una acción destinada a organizar un ejército de campesinos
empobrecidos. Fue de ese modo como empezó la larga y dolorosa lucha por la
libertad del Perú y América. Sin embargo, ahora el 4 de noviembre pasa
absolutamente desapercibido y ese hecho tiene su explicación social y política.
¿Cómo se supo del ahorcamiento de Arriaga en el Cusco, Lima y en Buenos
Aires? Muchos curas se esforzaron para que al día siguiente se conociera la
captura y luego el ajusticiamiento del corregidor, todo aparece en el juicio a
José Gabriel. La Iglesia
logró controlar no solo las informaciones diarias a través de infidencias,
confesiones y “escuchas”, sino que logró dominar el subconsciente colectivo.
Sin “servicio de inteligencia” ni policía, “informantes” ni “cuadros
especiales”, los virreyes tenían a través de los obispos y curas, el mejor
trabajo de información permanente. La Iglesia y los caciques serviles fueron un factor
determinante durante la guerra por la independencia. Un ejemplo de cacique con
mentalidad colonizada es Mateo Pumacahua, aliado en un principio de la
dominación colonial española, aunque después de tomar conciencia política cambió
de opinión y conducta.
Lamentablemente, no hay un registro ni referencias a las palabras que en
quechua y español pronunció José Gabriel antes y después que se ahorcara al corregidor, pero sí hay referencias a
ellas. Dijo que se procedía de esa forma para iniciar otra distinta forma de
vida y convivencia humana, que así terminaba muchos siglos de opresión. Llamó a
todos los pueblos a formar un ejército para hacer frente a la más poderosa
forma de represión, había que exigir el cese de autoridades, el rey seguía
siendo rey de España, la
Iglesia gozaría de todas las prerrogativas, poder y ventajas.
Demás está decir que el lenguaje era otro así como la mentalidad de la época.
El entusiasmo creció cuando los jóvenes vieron llegar armas, pertrechos y
alimentos a Tungasuca, debido a que José Gabriel obligó antes de ajusticiar al
corregidor Arriaga para que pidiera al Cusco, por escrito, se le enviara además
municiones, ropa y sobre todo pólvora. Fue en ese momento que recién se empezó
a formar un improvisado cuerpo de soldados que no sabían cómo manejar las
armas. De esa manera Tungasuca se convirtió en cuartel general, lugar al que llegaron
personas convencidas que la guerra contra los puka kunkas (cuellos rojos) había empezado. Desde el primer momento
José Gabriel contó con la compañía y asesoría de Micaela Bastidas; de su primo
hermano, Diego Cristóbal Túpac Amaru y de Antonio López de Sosa, cura de
Pampamarca. Mientras se preparaban las tropas campesinas sin uniforme ni
instrucción profesional, repentinamente fue fijado en lugares públicos del
Cusco, un documento que ha sido muy poco analizado por los historiadores
prohispanos y criollos.
BANDO DE TÚPAC AMARU: LIBERTAD DE LOS ESCLAVOS
Don José Gabriel
Túpac Amaru, indio de sangre real de los Incas y tronco principal.
Bando de 16 de
Nvbre. de 1780 para el Cusco para que
desamparen los chapetones ofreciendo
libertad a los esclavos.
Hago saber por éste
a los peruanos vecinos estantes y
habitantes de la ciudad del Cusco, paisanaje de españoles y mestizos,
religiosos de todas las que contiene dicha ciudad, clérigos y demás personas
distinguidas que hayan contraído amistad con la gente peruana concurren en la
distinguida empresa que hago favorable al bien común de este reino por
constarme las hostilidades y vejámenes que se experimenta de toda gente
europea, quienes sin temor a la majestad divina ni menos obedecer las Reales
Cédulas de número, natural Señor, enteramente han preparado los limites de la
paz y quietud de nuestras tierras haciendo vejámenes y agravios, aprovechándose
del bien común dejando aun perecer a sus nativos. Y como cada de por sí tiene
experimentado el riguroso trato europeo, en esta virtud han de concurrir sin
excepción de penas a fortalecer la mía, desamparando totalmente a los
chapetones y aunque sean esclavos a sus amos con aditamento de que quedarán
libres de la servidumbre y esclavitud en que estaban y faltando a la ejecución
de lo que aquí se promulga, experimentarán los contraventores el rigor más
severo a causa de su desidia, indefectiblemente sean clérigos, frayles o de
otra cualquier calidad y carácter. Y
para que ninguno alegue ignorancia, mando se fijen estos carteles en los
lugares públicos de dicha ciudad. Es fecho en el Santuario de Tungasuca,
provincia de Tinta en 16 de noviembre de 1780
José Tupa Amaru
Inca
Esta determinación, mejor dicho actitud política como ideológica, hizo que
el virrey decidiera armar un gran ejército para combatir a José Gabriel, pero
sobre todo escarmentar para que nunca más nadie se atreviera a “desafiar a la
autoridad del rey y del Papa”. Se ha dicho que la suma de varios errores
tácticos y más en la guerra, finalmente determinaron la derrota de Túpac Amaru,
pero las últimas investigaciones han convencido que esperaba una “gran ayuda”
que llegara de Lima. Sin duda dinero y armas, pero sobre todo personas que se
hicieran cargo específicamente de dirección de la guerra, pero nunca llegaron. Así
se explica ahora por qué José Gabriel se retiró después de jaquear al Cusco,
abandonar el terreno que había ganado y sobre todo, demorado tanto tiempo en
formar un gran frente de guerra de aniquilamiento.
El sistema de educción peruana no ha sido elaborado por los maestros
peruanos y menos por el Ministerio de Educación y sus “asesores”, sino por
organismos internacionales que controlan el poder del capital. De modo que la
ideología colonial que transmite y que pretende perpetuar no tiene en cuenta a las
gestas libertarias que empiezan con Manco Inca. Entonces, menos se interesará
por el significado y trascendencia de la revolución liderada por José Gabriel
Túpac Amaru II. En los cursos de Historia del Perú oficial, desde primaria
hasta la universidad, cada vez y de forma gradual pero efectiva, Pedro Vilcapasa,
Bartolina Sisa y Túpac Catari ni aparecen. Menos aún la tragedia humana de los
hijos de José Gabriel: Hipólito, asesinado en el cadalso; Mariano, desterrado,
muerto en pleno viaje al destierro y Fernandito que sobrevivió y soportó una
horrenda carcelería en España.
Un personaje injustamente olvidado, que pudo haber sido el inca rey de
América y trasladado al Perú, el primer gobernante peruano, se llama Juan
Bautista Túpac Amaru Monxarrás, hermano menor de José Gabriel. Desterrado a
perpetuidad, fue milagrosamente rescatado de la prisión de Ceuta (España),
donde fue confinado. Llegó a Buenos Aires hacia 1818 y fue acogido por su ex
compañero de presidio Juan Bautista Azopardo. Manuel Belgrano lo propuso como
inca rey de América con el apoyo del general San Martín, pero más pudo la
oligarquía de Buenos Aires. El gobierno de las Provincias Unidas, que después
conformó la
República Argentina, le otorgó alojamiento y una pensión para
que escribiera sus Memorias, las mismas que todos los niños peruanos y sudamericanos
debían leer. Más aún los Ministros de Ecuación y Cultura que no les interesa y
seguramente que jamás escucharon hablar de un documento que se llama:
EL DILATADO CAUTIVERIO, BAJO EL GOBIERNO ESPAÑOL DE JUAN
BAUTISTA TUPAMARU. 5º NIETO DEL ÚLTIMO EMPERADOR DEL PERÚ (1824) el mismo que empieza así:
“A los 80 años de edad, y después de 40 de prisión por la
causa de la independencia, me hallo trasportado de los abismos de la
servidumbre a la atmósfera de la libertad, y por un nuevo aliento que me
inspira, animado a mostrarme a esta generación, como una víctima del despotismo
que ha sobrevivido a sus golpes, para asombro de la humanidad, y para poderle
revelar el secreto de mi existencia como un exquisito y feroz artificio que se
transmitían los tiranos para tener el placer de amargarla. Tres reyes españoles
se han complacido igualmente en verme arrastrar una existencia desgraciada y
humilde; ya se había perdido la tradición del motivo de mis cadenas, y hasta
las instituciones casi todas se hallaban alteradas por la acción del tiempo y
la distinta sucesión de monarcas, y solo era conservado sin libertad para su
recreo. Este ejemplo de la ferocidad de los reyes habría quedado oculto entre
los tantos que el peso de su poder sofoca, si la conflagración universal con
que la humanidad hace temblar sus tronos, no hubiera disminuido el poder del
que actualmente reina en España. A este movimiento de la naturaleza debo una
libertad que jamás hubiera adquirido de otra manera; a los hombres que animan
esta nueva marcha del mundo mi gratitud y los más vivos deseos porque terminen
la obra de las luces; y a todos, la historia de mis sufrimientos”.
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