Cuando en 1923 José Carlos Mariátegui regresó al Perú,
trajo concebido un histórico plan de trabajo de largo aliento. Por eso se puso
a trabajar metódicamente, a realizar acciones concretas en función a su
ideología revolucionaria que había optado en Europa. Quienes conocen su
biografía, saben que en veinte años hizo el más grande esfuerzo humano, no solo
para crear una obra personal, sino para dotarle al Perú de una orientación
histórica distinta y una personalidad plural.
Su corta pero fecunda vida, fue suficiente para realizar la más importante cruzada social y hacer posible trascedentes
proezas históricas. Sin José Carlos Mariátegui, el Perú no hubiera tenido esa
antorcha que guía a nuestro pueblo hacia
la conquista de sus derechos inmanentes, a través del tiempo.
Su hijo, el
siquiatra Javier Mariátegui Chiappe, en referencia a la biografía de su padre
ha escrito: “A su regreso de Europa a fines de 1923, se dedicó al periodismo –
que mantuvo desde el Viejo Mundo a través de sus Cartas de Italia -,
examinando las ‘figuras y aspectos de la vida mundial’. Participó en la
actividad de la Universidad Popular, dictando un curso de ‘Historia de la
crisis mundial’, con una exposición desde sus principales escenarios y en
cercanía de sus protagonistas.
En 1924
hace crisis su vieja enfermedad y se salva de la muerte a costa de la
amputación de la pierna derecha. Repuesto rápidamente de esta experiencia
mutilante, vuelve con más ímpetu a la tarea programada, distribuyendo su tiempo
estrictamente, ante la intuición certera de una vida corta.
Se instala
en Lima la Imprenta Editorial Minerva y se dedica José Carlos en su
convalecencia a la selección del material gráfico y a la presentación de la
revista Amauta. En 1925 aparece La escena contemporánea, compilación de
sus artículos publicados en la revista Variedades
sobre la situación mundial”. 1
La escena contemporánea que este año
cumple 90 años de editado, sin embargo mantiene la frescura y trascendencia
histórica de los hechos mundiales ocurridos después de la Segunda Guerra
Mundial. Mariátegui no solo se refirió a los acontecimientos que corresponden a
Europa, sino también a América y el Oriente. Además abarcó la Revolución china,
los sucesos referentes a Turquía y la India. Con Mariátegui empieza en el Perú
y América, la solidaridad con los movimientos
revolucionarios de los pueblos colonizados. Se ocupó de personajes como
Gabriele D’Annunzio, Gandhi, Henri Barbusse, Anatole France, Gheroge Grosz,
Máximo Gorki, Filipo Marinetti y el futurismo.
Aníbal
Ísmodes Cairo en un acertado prólogo dijo: “Es sorprendente la información de
que dispuso Mariátegui. Pero no lo supongamos inclinado sobre los libros a
manera de rata erudita. Su capacidad genial aprovechaba por todos los poros de
su espíritu. Personaje hubo que supuso a
Mariátegui meramente libresco y sin sentido hominal. Después de la experiencia
de la charla apareció otra convicción. Es que de los viajeros que cruzaban por
entonces el mar océano, Mariátegui fue de los pocos que supo aprender sin
frivolidad pero sin acerva densidad. Su erudición no comprendía el recurso de
una búsqueda inútil y majadera de viejos infolios”. 2
Se ha dicho
con propiedad que si Mariátegui normalmente hubiera cursado la primaria hasta
la universidad, el Perú y América Latina hubieran perdido a un gran escritor,
ideólogo y ensayista. Hay muchos trabajos que han tratado de responder a la
pregunta ¿cómo se formó Mariátegui? Casi todos coinciden en señalar la voluntad
como fuerza de vida frente a la adversidad y el sistemático análisis para
entender y explicar la realidad.
Aníbal
Ísmodes hizo bien en afirmar: “Mariátegui tenía la erudición de la vida diaria
y por ello fue el símbolo más real y vigoroso de la inteligencia en el Perú.
Parece imposible pensar que en América Latina haya existido un hombre como
Mariátegui, a la vez inteligencia, corazón y acción. Por lo mismo, La escena contemporánea, fruto singular
de la mentalidad más brillante del siglo en América, nos llega hoy como otrora
con la misma esperanza y la misma nerviosa belleza de un estilo sin paralelo en
páginas de actualidad inquietante” 3
Guiado por
sus ideales y compromiso con el Perú, el Amauta se preocupó en desarrollar
sistemáticamente un esquema dialéctico de trabajo, que respondiera a su
convicción de ensayista e ideólogo. Así se formó el libro La escena contemporánea, aunque al momento de conformar su corpus
literario, desechara algunos textos. Por eso en la presentación de su libro
dijo: “Sé muy bien que mi visión de la
época no es bastante objetiva ni bastante anastigmática. No soy un espectador
indiferente del drama humano. Soy, por el contrario, un hombre con una
filiación y una fe. Este libro no tiene más valor que el de ser un documento
leal del espíritu y la sensibilidad de mi generación. Lo dedico, por esto, a
los hombres nuevos, a los hombres jóvenes de la América indo-íbera”. 4
ESCENARIO CONTINENTAL
Al cumplirse
90 años de la edición de ese libro, es preciso preguntase: ¿cómo es ahora la escena continental que nos ha tocado vivir?
La respuesta
es que vivimos un tiempo histórico en que la coloniedad tiene una gran fuerza
proveniente del sistema de acumulación de capital, la globalización y renuncia
de algunos Estados a su soberanía. El siglo XXI está marcado en parte por las
reflexiones de Oswaldo de Rivero, expresadas en su libro El mito del desarrollo. Las economías no viables del siglo 21. En
efecto este ilustre analista ha señalado
que: “Muchos creen hoy que el crecimiento
del PNB (Producto Nacional Bruto) del Perú, es la señal de que la economía ha
entrado en un ciclo virtuoso que lleva al desarrollo. Crecer no es desarrollo,
crecer en base a productos primarios mineros lo es menos. El Perú siempre ha
exportado productos mineros y nunca ha logrado convertirse en un país
desarrollado. ¿Por qué ahora muchos creen que esta bonanza cíclica de los
precios de los minerales nos llevará al desarrollo? 5
Sin embargo,
la escena continental es alentadora si se trata de instituciones destinadas a
realizar una interacción humana inteligente, para defender intereses mutuos.
Por ejemplo:
UNASUR. Se trata de un organismo de carácter internacional “que tiene
como objetivos construir una identidad y ciudadanía suramericanas, al igual que
desarrollar un espacio regional integrado. Está
formada por los doce Estados de Suramérica, cuya población conjunta con más de 400
millones de habitantes representa el 68 % de la población de América Latina”.
La VII Cumbre de las Américas, incluyó la participación de Cuba y el sorprendente
nuevo rumbo histórico de las relaciones hemisféricas en el Continente. Sin
embargo, no faltaron las opiniones críticas al gobierno de los Estados Unidos,
por el “intervencionismo” que ejerce a veces directamente en gobiernos que no
se alinean con sus intereses. Los gobiernos de América Latina y el Caribe,
unánimemente pidieron que en el futuro se establezca una nueva forma de
diplomacia, de modo que el entendimiento entre La habana y Washington, se
realice en el marco del respeto al derecho internacional y el principio de no
injerencia en los asuntos internos.
BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA
Todos los países de América han conmemorado
la fecha del Centenario de su Independencia, menos el Perú. Este hecho se debe
a que en muchos países se celebra la fecha del inicio de la guerra
independentista, las primeras acciones para derrotar al yugo español y recordar
a sus héroes y heroínas. Pero sobre todo para rememorar la participación
política de sus pueblos en la conquista de la libertad y derechos ciudadanos.
En el Perú no es así, de modo que José Gabriel Túpac Amaru II, padre de la
libertad del Perú y América queda relegado, postergado, ignorado. El Perú
oficial conmemora, la proclamación de la independencia por el Protector José de
San Martín, realizada el 28 de julio de 1821. Pero no recuerda la batalla de
Ayacucho del 9 de diciembre de 1824, que significó la derrota militar del
ejército español. Históricamente, sin los triunfos militares de Simón Bolívar y
Antonio José de Sucre, el Perú seguramente que hubiera seguido siendo una
colonia.
Un historiador como José Tamayo Herrera, ha
hecho una importante observación: “¿Son sinónimos los conceptos de emancipación
e independencia? Generalmente son usados en forma indistinta, pero conviene
precisar un significado más preciso, pues en nuestra opinión, no podemos hablar
de una independencia total del Perú, de un rescate pleno de su autonomía,
porque al separarse de España, el Perú pese a su esfuerzo emancipador, seguirá
sometido a los grandes centros de poder mundial, en este caso al imperio
informal comercial inglés, de modo que la dependencia, periodo que se inicia en
1532, con la conquista española, no terminó con las guerras de liberación del
siglo XIX, sino que continúa hasta nuestros días.
Lo que puede afirmarse es que el Perú se
emancipó del poder político y militar de
España, se separó de la
metrópoli, adquirió cierto poder de decisión sobre la vida política y militar,
pero económicamente siguió siendo una sociedad dependiente, sujeta a grandes
centros de poder económico y político
mundial”. 6
José Matos Mar, debido a que el Perú no
pudo consolidarse como una República soberana, poderosa y libre de la
influencia externa, lo ha comparado benevolentemente como un archipiélago. Pero
es ineludible preguntarse: ¿cuáles han sido las causas políticas para que no
hayamos sido capaces de refundar el Perú? ¿Por qué teniendo un vasto territorio
tan rico hay cada vez más pobres? ¿Cuáles son las causas de la violencia social
por la que hay más muertos obreros y campesinos? ¿Es imposible cerrar los
abismos sociales que separan a millones de ciudadanos peruanos? ¿Cuánto tiempo
más tienen que esperar los niños que nunca recibieron el pan que les
corresponde? ¿Por qué no tenemos objetivos históricos que se deben cumplirse en
determinado plazo? Una pregunta más: ¿Quién sabe hacia dónde va el Perú en
pleno siglo XXI?
José
Luis Rénique ha dicho a este respecto: “La derrota con Chile aparece como un
hito fundamental en esta historia de incertidumbres. Bajo su sombra se produce
un cambio cualitativo en la naturaleza del debate sobre la nación: trasciende
los marcos institucionales, comienza a incorporar complejas dimensiones
socioculturales e identitarias; reaparecen, con vigor inesperado, temas
vinculados a nuestro ‘pasado inmemorial’ ¿Era la conquista hispana nuestro
pecado original o el inicio real de la peruanidad? Y el legado pre-hispano,
¿recurso u obstáculo para la forja de una nación integrada? ¿Refundación o
continuidad, cuál era la vía idónea frente al reto de la modernidad? La construcción de una voluntad colectiva se
convierte, a partir de entonces en tema de angustiante relevancia. De la
‘sociedad enferma’ de Manuel González Prada al ‘resurgimiento andino’ de Luis
Valcárcel, entre la depresión y la euforia oscila la búsqueda de nación”. 7
Para mirar el horizonte histórico con
optimismo, tener esperanzas en el futuro y en la capacidad de los cambios
sociales que generan los movimientos sociales, es preciso tener una idea cabal
de lo que ha sucedido durante estos últimos años, hacer un balance para
avizorar el futuro. Julio Cotler ha señalado: “En conclusión, a lo largo de la
segunda mitad del siglo pasado, la relación entre el capitalismo y democracia,
entre acumulación privada y participación política, han dado, lugar a
insalvables conflictos debido al carácter antagónico de los actores y la débil
autonomía estatal para conciliar diferentes intereses, determinando la
consecución de sucesivas crisis que han
abarcado al conjunto del orden social” 8
La pregunta de fondo es entonces: ¿Qué
hacer frente a la dolorosa realidad que no ha cambiado desde la colonia ni
durante la República? La respuesta histórica es:
REFUNDAR EL
PERÚ
Fue
José Carlos Mariátegui el primer escritor en advertir que la República del Perú
fue fundada de espaldas a la realidad nacional. Pero ahora frente a la
abundante bibliografía que señala los males, defectos y vicisitudes de la vida
republicana, parecería que todo ha sido analizado a tal punto que las palabras
sobraran. Ante la realidad de un masivo desencanto social, de un manifiesto
hartazgo de las grandes mayorías atrapadas en la miseria, después de esperar
tantos años lo que tanto se les debe. Es
evidente que se ha perdido la esperanza de vivir en una sociedad mejor, porque
no se ha cumplido con la promesa de construir una cultura en la que se pueda
vivir sin miedo a la pobreza, a la violencia y a la soledad.
De allí la
histórica necesidad de refundar el Perú, es decir de volver a fundar la
República, la Nación y el Estado Peruano. Según el Diccionario de la Real
Academia, Refundar es “revisar la marcha de una entidad o institución, para
hacerla volver a sus principios originales o para adaptar estos a los nuevos
tiempos”. Jorge Basadre decía que: “La independencia terminó siendo una
revolución no cumplida”. Y Pablo Macera dijo: “Secuestrada,… en gran parte por
los enemigos de la revolución, que se convierten (algunos de ellos) en
gobernantes de la República”. 9
Este es el desafío del tiempo histórico que
no ha tocado vivir. Para refundar el Perú es necesario la convocatoria a una
Asamblea Constituyente que promulgue una nueva Constitución Política del Perú.
Este hecho no será concedido graciosamente por las fuerzas dominantes y
comprometidas con el status quo. Tendrá que ser realizado por grandes
movimientos regionales ideologizados y organizados para cambiar de rumbo la
historia del Perú. A las grandes mayorías descalzas no les gusta la pobreza,
están cansadas de ser estropeadas y recibir dádivas a base de programas
sociales coyunturales. Sin embargo, todo indica que las clases dominantes no
han aprendido las lecciones de la historia ni les interesa el futuro y están
seguras que nada extraordinario sucederá, pero no es verdad. No se trata de
alentar la violencia social sino el inicio de un histórico proceso de decolonización
sistemática.
Sin embargo, con ocasión del Bicentenario
es oportuno propiciar la construcción de un monumento en la ciudad del Cusco,
para reunir los diseminados restos humanos de José Gabriel Túpac Amaru II. Lo
acompañen Micaela Bastidas, sean repatriados los restos de Fernandito Túpac
Amaru, que reposan en una fosa común de Madrid. Como también reciba el Perú los
restos de Juan Bautista Túpac Amaru Monjarrás, hermano de José Gabriel, que
permanecen en el Cementerio de La Recoleta de Buenos Aires. Sin olvidar
recuperar los que corresponden a Juan Basilio Catacora Heredia que están en el
templo de La Merced, fue miembro de la Junta Tuitiva de La Paz, (Alto Perú),
que en 1809 proclamó la Independencia de América. Son actos mínimos que el Perú
debería realizar para honrar la memoria de quienes se inmolaron y tengamos una
patria mágica, maravillosa y trágica.
(2015)
1.- Javier Mariátegui Chiappe. José Carlos
Mariátegui: Formación, contexto e influencia de un Pensamiento. Universidad
Ricardo Palma. Editorial Universitaria. Imprentas Wari. Pág.33. 2012. Lima.
2.- Aníbal Ísmodes Cairo. En José Carlos Mariátegui. La escena contemporánea. Empresa
Editora Amauta. Pág. 9. 1985. Lima
3.- Ibíd. Pág. 10.
4.- José Carlos Mariátegui. La escena contemporánea. Empresa Editora Amauta. Pág. 12. 1985.
Lima
5.- www.voltarie net. Org/artide 150065.html. El Perú envuelto en el mito del desarrollo.
Oswaldo de Rivero, 17 de julio del 2007.
6.- José Tamayo Herrera. Nuevo compendio de
Historia del Perú. Editorial
Universitaria. Universidad Ricardo Palma. Pág. 111-112. Imprenta Wari, 2010.
Lima.
7.-
Luis Pásara, editor. Perú ente los desafíos del siglo XXI.
José Luis Rénique: Esperanza y fracaso en
la historia del Perú. Pág.457. Fondo Editorial de la Universidad Católica
del Perú. 2011, Lima,
8.- Luis
Pásara, editor. Perú ente los
desafíos del siglo XXI. Julio Cotler. Capitalismo
y democracia en el Perú. Pág.519. Fondo Editorial de la Universidad
Católica del Perú. 2011, Lima,
9.- Pablo Macera. Conversaciones con Basadre.
Pág. 137. Mosca azul editores. Industrial Gráfica S.A. 1969. Lima,
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