Todos
ven lo que tú aparentas; pocos advierten lo que eres.
Nicolás Maquiavelo.
Alan García (1) ha publicado el libro titulado Pizarro (2). El rey de la baraja (3).
Política, Confusión y Dolor en la
Conquista (4). Antes
de escribir un contraensayo coherente y necesario, es preciso hacer algunas
preguntas previas para ubicar adecuadamente de qué trata el texto y qué es lo
se propone García Pérez. Entonces: ¿Para qué ha escrito ese libro?, ¿para
quiénes ha sido enviado el mensaje?,
¿todos los ex gobernantes pueden escribir lo que quieran? ¿Hay que tener
autoridad moral para escribir un libro sobre política o no necesario?, ¿qué espera
de la crítica y los lectores quien edita un libro?, ¿qué razones tiene un
político para publicar un libro?, ¿cree que nadie sabe lo que lo hace, dice y
es diferente lo que escribe? ¿Qué relación hay entre lo que piensa, dice y
hace?, ¿qué ocurre cuando alguien es cuestionado precisamente por no decir
nunca la verdad y aún así edita un libro?
¿Por qué habría que creerle a una persona
que trata temas sobre política y dice que “la plata llega sola”? (5) ¿Qué espera de la crítica
literaria?, ¿es acaso una forma de tratar de cambiar la imagen que tiene? ¿Por
qué la prensa mediática es tan benevolente?, ¿por qué los historiadores no han
hecho un comentario crítico? ¿No es acaso uno de los políticos más discutidos
de la Historia
del Perú?, ¿por qué “analizar” precisamente a Pizarro y no por ejemplo a José
Gabriel Túpac Amaru II? ¿Cuál de estos personajes es más importante en la
formación de la peruanidad? ¿Quién forma una conciencia peruanista como
continental y permite diseñar los objetivos nacionales?, ¿por qué no ocuparse
de Juan Bautista Túpac Amaru si se trata de analizar la memoria social?
Nadie pone en duda que Francisco Pizarro
es un personaje trágico como central en la Historia del Perú, debido a sus acciones
políticas, religiosas, estrategias de guerra, arrasamiento y genocidio
cultural. Es por esa razón que ha encendido pasiones a favor y en contra. Es
muy fácil decir que se trata de posturas propizarristas y antipizarristas. Y
añadir que hay un marcado sentimiento hispanófobo debido a un rechazo explícito
a lo hispano, occidental y cristiano. Que los antipizarrista son indigenistas
retrasados, ultra nacionalistas e intelectuales adscritos a una ideología
arcaica, defensores de las culturas autóctonas muertas y están cargados de un
odio ancestral contra todo lo que significa modernidad y globalización. Ese no
es el tema central, pero ha sido la educación oficial que impuso durante el
coloniaje y la República
una educación con mentalidad colonial, la idea de que España es la “Madre
patria”, cuando en realidad es el Tahuantinsuyo. Es
el primer deslinde que es preciso establecer y mejor hacerlo de una vez.
Pero la Historia del Perú no
empieza con Francisco Pizarro y menos con José de San Martín. Lo que sucede es
que debido a una clamorosa falta de formación académica o simplemente, por no
haber leído por curiosidad, antes de escribir acerca de Pizarro, desconoce a
Fernand Brudel (6) y por esa razón
ignora en absoluto cómo se escribe ahora historia. Tampoco ha leído ni un solo
ejemplar de la revista francesa llamada Annales
d'histoire économique et sociale, después llamada Annales. Economies, sociétés,
civilisations, o también Annales. Histoire, Sciences sociales (7). Hay que tener en cuenta
que desde 1929 son marcadas sus etapas de evolución, enriquecimiento teórico,
sobre todo respecto a sus enfoques historiográficos del siglo XX y que sirvió para que Brudel expusiera
sistemáticamente sus ideas.
¿Nunca García en París, en Madrid escuchó
hablar a sus maestros o amigos de “La corriente de los Annales”? Es imposible, porque precisamente cuando estudiaba allí,
se expresó con más fuerza el hecho de haberse desarrollado un nuevo concepto de
historia e incorporado
para entender mejor sus estudios, a las ciencias sociales como la geografía, sociología, economía, psicología social,
antropología y evolución de las mentalidades. La
corriente de los Annales es de vital importancia para realizar
estudios en referencia a las ciencias sociales a lo largo del XX, habiendo abierto las posibilidades para
que después aparecieran nuevos enfoques históricos. Además, Fernand Brudel estuvo en Lima y dictó varias conferencias
acerca de sus investigaciones. Al leer a Pablo Macera, Alberto Flores Galindo,
Hernán Amat Olazábal, Edmundo Guillén Guillén, José Tamayo Herrera,
historiadores de distintas generaciones como
de ideologías diferentes, ninguno de ellos ignora a Fernand Brudel y
menos a Claude Lévi-Strauus (8), a
quien sin duda tampoco ha leído García.
Claude Lévi-Strauss, sin embargo, marcó una época en el desarrollo de la
cultura universitaria mientras García estudiaba en París y es imposible que no
haya escuchado hablar de él. ¿Lo habrá leído?, tal parece que no. Se trata de
un antropólogo y etnólogo denominado junto a James George Frazer y Franz Boas
“padre y mentor de la antropología moderna”. El aporte de Lévi-Strauss consistió en demostrar que todos
los seres humanos, aunque pertenezcamos a diferentes culturas, tenemos las
mismas estructuras mentales. Precisamente el libro Tristes Trópicos le sirvió para exponer sus ideas y además abarcó
las ciencias sociales, la sociología y filosofía. Así, el estructuralismo fue
considerado como “la búsqueda de los patrones básicos del pensamiento en todas
las formas de la actividad humana”.
En la solapa del
libro de García se lee: “Posteriormente, se trasladó a Europa, donde asistió a la Universidad Complutense
de Madrid, en la cual completó su tesis sobre Derecho Constitucional y luego
estudió en el doctorado en Ciencias Políticas. En 1973, pasó a la Universidad de la Sorbona en París, donde
obtuvo una licenciatura en Sociología”, (texto sin duda redactado por el propio
García para información de sus lectores o por lo menos aprobado). Ni la
aplicación del concepto de la larga
duración de la historia de Fernand Brudel, menos la asimilación del análisis estructuralista de Claude Lévi-Strauss y necesidad de estudiar las mentalidades, aparece en su texto sobre Pizarro. ¿A
qué se deben estas expresas omisiones? ¿Puede un sociólogo egresado de la Universidad de la Sorbona desconocer a los a
investigadores más importantes?
No es hora de hacer un análisis de la
historiografía del siglo XX, pero tampoco se puede dejar de mencionar que se
trata de una herencia del pasado, de una forma de cuestionamiento a las
metodologías y sobre todo dejar de mencionar la concurrencia de una
epistemología destinada a cambiar de rumbo al concepto de historia. Tampoco
vamos a describir la teoría de la interdisciplina y menos ocuparnos de la
llamada “crisis de la historia en el siglo XX”. Pero García no puede obviar a
científicos sociales que han hecho grandes aportes como Henri Bergson, Lucien
Febvre, Henry Berr, Marc Bloch, Arnold Joseph Toynbee (9), Vidal de la Blache , Enmanuel Le Roy
Ladurie, Pierre Chaunu, Marc Ferro. Mejor no hablemos del materialismo
histórico porque para García sería un sacrilegio, no puede borrar a Ernesto
Labrausse ni a Pierre Vilar. A veces también parece que hubiera querido hacer
una historia política, pero como desconoce los trabajos de René Remond, no
tiene la metodología necesaria.
Entonces, ¿qué clase de libro ha escrito
García Pérez? ¿Cómo se puede clasificar un texto que no se ajusta a los cánones
establecidos desde la cátedra universitaria? No se trata de un etnohistoriador,
menos de una persona que carezca de formación ni tenga estudios superiores. No
ha escrito un libro estrictamente de historia, menos de un texto de análisis
sociológico, tampoco trata acerca de las mentalidades para explicar cómo
pensaba Pizarro, aunque haya sido, como está demostrado, un analfabeto. El
texto no aporta mucho en referencia a Atahualpa, salvo la repetición de la
versión de los cronistas españoles como de los historiadores peruanos prohispanos.
Tampoco vamos ahondar acerca de la necesidad de contra investigar y contrastar
fuentes históricas. No obstante, todo libro de historia debe responder ante
todo a las preocupaciones del pasado, del presente y necesariamente avizorar,
plantear cómo podría o debe ser en el futuro la sociedad que se estudia, sino
esta grave omisión refleja el temor a pensar cómo debe ser la humanidad que se
estudia para superar los traumas, recupere la dignidad perdida, maneje sus
propios recursos naturales, su territorio, reconstruya su memoria y alcance la
plenitud de los derechos humanos.
¿Cuáles han sido las
fuentes de información bibliográfica de García en referencia a la personalidad
de Francisco Pizarro? Vladimiro Bermejo (10),
José Antonio del Busto (11), Bernal
Díaz del Castillo (12) y Raúl Porras
Barrenechea (13). Todos pizarristas
ultramontanos, prohispanos y sin duda educados con un pensamiento colonial muy
acentuado. Ninguno de ellos se propuso descolonizar el pensamiento colonialista
imperante, que engendra un sentimiento de aceptación de la derrota, de
menoscabo en la personalidad y memoria colectiva. Los mencionados autores
creían que nunca sería cuestionado el término “conquista” y menos que las
nuevas generaciones de historiadores los juzgaran por no haber defendido una
causa justa, como es la defensa de las realizaciones culturales de los antiguos
peruanos. Que alguna vez surgirían nuevos científicos sociales y que al revisar
las mismas fuentes, darían una nueva como distinta interpretación de los
hechos. Entre afirmar que Pizarro realizó una conquista o lideró una invasión y
guerra de exterminio, hay una enorme diferencia, además una mentalidad sumisa
que refleja una ideología feudal, un evidente como indiscutible pongueaje
político como histórico (14).
García no ha leído o desconoce a
propósito un libro fundamental cuyo autor es Waldemar Espinoza Soriano (15). Se trata de La destrucción del imperio de los incas. La rivalidad política y señorial de los curacazgos andinos (1973),
texto que ha sido debidamente comentado como analizado y convertido en una
referencia para el curso de Historia en la educación secundaria y
universitaria. Tampoco menciona los trabajos de investigación de Guillermo
Prescoff, John Hemming, Luis Guzmán Palomino, Edmundo Guillén Guillén, Aníbal
Quijano, Walter Mignolo, Arturo Escobar, Enrique Dussel, Immanuel Wallerstein,
José Tamayo Herrera y Julio Mejía Navarrete. Menos se refiere a Virgilio Roel
Pineda (16), quien publicó el libro Ataque e invasión
del imperio hispánico al Perú de los Incas (2009). Tanto Waldemar
Espinoza Soriano como Virgilio Roel Pineda, coinciden en señalar que los
antiguos peruanos fueron derrotados debido a las alianzas de los enemigos de
los incas, así como por la falta de un ejército permanente, pues el ejército
incaico se disolvía cada vez que había necesidad de trabajar en las siembras y
cosechas. Pero lo más destacable es que los incas no tenían un ejército
mercenario, pagado y menos codicioso de riquezas y reparto de tierras en calidad
de encomiendas.
Waldemar Espinoza Soriano dice: “Muerto
Atahualpa en Cajamarca, y publicado por el Imperio su trágico fin, ya no
solamente fueron los curacas, sino también la gente común, los que marchaban
multitudinariamente en dirección al antiguo reino de Cuismancu. Iban a ofrecer
sus servicios al caudillo español, y a través de éste, prestar juramento al rey
de España [82]. Mientras Atahualpa era velado en la iglesia de Cajamarca,
Pizarro no descansaba recibiendo a las diferentes delegaciones que arribaban
para rendirse ante su persona. A los
huancas les importaba un bledo que los españoles hubieran muerto al inca.
Tampoco les interesaba que lo hubieran hecho por vengar a Huáscar, como decían
los cusqueños. Para los huancas sencillamente significaba la hora de la
liberación. Por lo tanto, la alegría de estos fue inmensa. Ante la noticia del
agarrotamiento de Atahualpa, docenas de reinos señoriales creyeron recobrar su
independencia. Por lo menos así lo imaginaron en un principio” (17).
Sin
embargo, mucho más antes que estos autores peruanos que redactaron magníficos
trabajos críticos como descolonizantes, lo hizo aún siendo español, Pedro Cieza
de León y publicó El Descubrimiento y la Conquista del Perú:
Crónicas del Encuentro del Nuevo Mundo, editado y traducido por Alexandra Parma Cook and
Noble David Cook (18). Igual sucedió con Bartolomé
de Las Casas quien escribió: Brevísima relación de la destrucción de las
Indias y la Historia
de las Indias (19). Se trata de dos cronistas que tienen un
distinto criterio acerca de la invasión española y la “cristianización de
América”. Cieza de León ve más la parte política y administrativa y el cura de
Las Casas, denuncia las crueldades y abusos de los españoles como de los
propios sacerdotes. Los autores prohispanos sostienen que se trata de una
“leyenda negra” inventada por un cura que abogó por un trató más humanos a “los
indios”.
¿Es posible que el conocimiento de los
juegos de azar como los dados, casinos, ruleta, naipes, casino, barajas, timba,
canasta, puedan otorgarle a una persona un conocimiento de la política y
estrategia para una guerra de invasión y exterminio? No, de ninguna manera. A
ningún biógrafo o analista de la personalidad o mentalidad de Ciro El Grande,
Alejandro Magno, Cayo Julio César, Atila, Saladino, Ricardo I, Genghis Khan,
Túpac Yupanqui, César Borgia, Hernán Cortez, Felipe II, Napoleón Bonaparte,
Giussepe Garibaldi, Victoria I, Otto Von Bismarck, Káiser Guillermo II, Goerge
S. Patton, Adolfo Hitler o Edwin Rommel, se le habría ocurrido semejante
despropósito. Todos ellos han sido tratados por la historia oficial como
“conquistadores”, cada uno en su respectivo tiempo. Los juegos de azar tienen
su propia lógica, leyes y mucho depende de la destreza, grado de conocimiento y
la suerte. Es verdad que algunos conquistadores como dictadores creían en la
magia, recurrían a hechiceros, hasta adivinos, pitonisas y brujos, pero ninguno
llevó adelante sus “conquistas” teniendo en cuenta las experiencias en los
juegos o simplemente el azar.
Lo lógico hubiera sido que García
continuara la línea del pensamiento político de Víctor Raúl Haya de la Torre (20), pero como todo aprista tiene un lastre intelectual. El líder
aprista nunca escribió un solo artículo ni ensayo sobre el Perú, es por esa
razón que los militantes apristas tampoco tienen temas peruanos a qué
referirse. Alan García en vista de una evidente orfandad doctrinaria, pudo
escribir textos que seguramente Haya hubiera desaprobado (aparentemente) como
sus los artículos referentes al Perro del
hortelano (21). No obstante,
García como Haya han ido cambiando de lenguaje y postura, a la postre ambos se
han complementado al “adaptarse” a los cambios sociales y abandonado sus
primigenias ideas. Los antiimperialistas de ayer son ahora proimperealistas
como defensores de los TLCs e inversiones extranjeras que “traen tecnología,
progreso, bienestar y desarrollo para el
Perú”.
Sin embargo, hay un cordón umbilical entre
la justificación de la invasión al sistema de gobierno incaico, liderada por
Pizarro y el servilismo político de aparece en los humillantes textos del Perro del hortelano. Por supuesto, en
esos artículos ya no se menciona el programa antimperialista (22) que formulara Haya de la Torre. Aunque vivió
austeramente con la contribución económica de su partido, en cambio Alan García
no se puede comparar a otro expresidente como es José Mujica (23). Eso de que Pepe Mujica solo sabe
que nada tiene, en cambio García no sabe cuanto tiene, parece ser una verdad
terrible. Pero sucedió que apenas como se conoció el programa del APRA, Julio
Antonio Mella (24), revolucionario
cubano asesinado por la dictadura Gerardo Machado, hizo serias reparaciones de
orden doctrinario a las ideas primigenias de Haya. Igual sucedió con
Hildebrando Castro Pozo (25). Desde el 7 de mayo de 1914, han transcurrido
99 años y el tiempo les ha dado razón tanto a Mella como a Castro Pozo, el APRA
ha terminado siendo un partido de la derecha peruana.
Pero todo libro en especial de historia,
tiene que mantener una constante que viene a ser el discurso crítico sostenido.
Es decir, que quien escribe tiene que exponer ideas propias y nuevas desde el
principio hasta el final. Sobre todo, el historiador está en la obligación de expresar
su opinión para que así el lector sepa quién habla, qué instrumentos de
análisis maneja y cómo piensa. Es evidente que García no ha escrito de un solo
aliento el libro sobre Pizarro, no ha conservado el hálito para una lectura
coherente porque cada uno de capítulos, han sido yuxtapuestos de modo muy
forzado. No aparece tampoco lo que se llama una estructura ideológica inherente
al tema, menos la propiedad en la cita bibliográfica ni el riesgo que asume
todo historiador serio, para reflexionar constantemente. De modo que García
debe saber que una cuestión es el hablar en público, ser un hábil como
controvertido orador y es muy distinto ser un escritor, un historiador, un
ensayista político.
¿Es acaso el libro de García un ensayo? No.
Un libro de ensayo es absolutamente distinto, tiene sus propios cánones y
requiere del autor la necesidad de reflexionar, interpretar, analizar, “leer”,
descomponer, examinar, observar con una metodología y estilo literario propio
una determinada realidad, un acontecimiento. También puede referirse a un libro
por ejemplo de poemas, cuentos o a una novela, en ese caso se trata de ensayo
literario. Entonces, ¿cómo calificar desde la crítica formal el libro de
García?, ¿cómo clasificar un texto que trata de historia pero que tampoco es un
libro de historia?, ¿cómo clasificarán los bibliotecarios teniendo en cuenta el
sistema Dewey? Desde el punto de vista de la escritura creativa, es un libro de
no ficción. Sin embargo, si se tiene en cuenta una clasificación desde el concepto
de los géneros literatos, es un libro híbrido. Es verdad que los grandes
creadores generalmente deciden escribir en un género y sobre todo en un
lenguaje con hibridez para romper con
las ataduras que impone la academia, pero no estamos frente a ese hecho.
De modo que la tesis central que García
maneja para explicar el triunfo de Pizarro sobre el inca Atahualpa y los
antiguos peruanos, es porque jugaba muy bien la baraja, aún siendo un
analfabeto. Es más, debido a su habilidad en el manejo de las cartas, se
convirtió en un político moderno, ejemplar como incomprendido. Esa teoría y
afirmación constante no solo es inaceptable sino deleznable, fatuo, vacío e
inocuo. ¿Qué juego de azar practica García para esgrimir semejante idea? El más
genial ajedrecista no por ser campeón del mundo puede llegar a ser un político
excepcional. Menos un gitano que maneja los naipes día y noche, que conoce
todos los trucos hasta ahora inventados para “ganar” desde el saque, desde la
partida. Ningún ludópata empedernido ha llegado hasta ahora ser un político
paradigmático.
García empieza ofreciendo desarrollar “Una
reflexión teórica inicial” (26) pero
se limita a citar respetable nombres como Carl Von Clausewitz, Gabriel Almoun,
Bingham Powel, Bertha-lanffy, Parson Almond, Ludwig Von Bertalanffy, alude a la
“Teoría general de los sistemas” como a la palabra “isomorformo”, pero no dice
qué método usará en todo el libro para explicar la inteligencia y mentalidad de
Pizarro. Sin embrago, en la misma página se puede leer: “Por eso hemos
distinguido antes que de un lado está el sistema material geográfico y humano
que Pizarro quería crear en su gobernación y otro lado está el sistema
psicológico de acción, como conjunto de reglas, decisiones o mensajes que
explican su conducta. Son dos sistemas paralelos. ¿Logró Pizarro una exacta
correspondencia entre ambos sistemas, entre sus proyectos y su realización? En
gran parte sí, y creemos que ello fue producto de su extraordinaria capacidad
política. Pero ¿dónde aprendió a organizar adecuadamente su forma de acción” (27).
La
respuesta es increíble. En el “Sistema de acción política y sistema de reglas
de la baraja española” (28).
Entonces, ¿para qué mencionar a teóricos del poder e ideólogos de la política
de sujeción al servicio del sistema si no va exponer sus ideas básicas? ¿Qué
sentido tiene las citas de nombres si no se explica el contenido de sus ideas?
Para justificar la peregrina idea del aprendizaje y práctica política de
Pizarro, teniendo como “única cátedra” el juego de las barajas García dice:
“Pero Pizarro dedicaba, según los testigos, muchas horas al juego de naipes” (29). Más allá del significado de las
palabras está la lectura que hay detrás de ellas, aparece a pesar de lo que
trata de ocultar el lenguaje. Así, no es ningún riesgo aseverar que es
inocultable la admiración de García a Pizarro, por más que escriba: “Una
advertencia final. No soy pizarrista. Diré que estoy lejos de serlo, pues no
olvido que la conquista fue un proceso brutal ni creo que el fin justifique los
medios. Aquí me limito a estudiar si el actor tuvo o no la capacidad para
organizar sus acciones y alcanzar sus objetivos” (30)
Arremete contra el marxismo clásico y sus
pensadores, para señalar que él si tiene un análisis distinto al Materialismo
histórico, pero no dice cuál es ese novedoso método, cómo se llama y quién es
el intelectual más importante. Se limita a aseverar que en un determinado
momento si hay un grupo de personas que actúan en nombre de todos, es preciso
hacer un análisis político. “Y no tiene como una respuesta fácil la que el
marxismo vulgar ofrece. Antonio Gramsci, el mayor intelectual marxista en la Italia de entreguerras, se
preguntaba en la cárcel por qué el cambio político hacia el socialismo no se
producía allí si las condiciones económicas, según él, estaban dadas” (31). García añade además que podría
agregar a otros “autores economicistas o marxistas como el mismo Engels, que al
explicar por ejemplo, el fenómeno del bonapartismo o tipo de Estado que se pone
por encima de las clases sociales, caen en el círculo vicioso y la confusión” (32).
Un clásico de las ciencias políticas es sin
duda Nicolás Maquiavelo (33), de
quien García es sin duda un lejano discípulo destetado antes de tiempo, aunque
trate de negarlo en diferentes formas. Una lectura de sus libros demuestran, el
permanente uso de los recursos e ideas expuestas en el libro “El príncipe” (34). La prueba consiste en que quien
lea secuencialmente El mundo de Maquiavelo editado en 1994. Mi Gobierno hizo la regionalización. (1999); Modernidad y política en el siglo XXI:
globalización con justicia social. (2003); Contra el temor económico:
Creer en el Perú. (2011 y El Rey de la Baraja : Política, Confusión y Dolor En La Conquista. (2012), comprobará hay un cordón umbilical y hálito
político que lo une y emparienta maquiavélicamente. Además, es preciso tener en
cuenta una serie de actos de gobierno como discursos en los que es fácil
apreciar el aprendizaje y práctica, de un político que cree estar seguro que
todo lo que dice le creen. Cuando la imagen que ha labrado es que nadie le
concede crédito ni fe de lo dice, hace y escribe.
Pero
si el aprismo es una doctrina incluso superior al marxismo, al “economicismo vulgar”,
a los Annales, a la antropología
estructuralista e incluso a la teoría de la crisis de la historia, la pregunta
llega sola: ¿Por qué García tuvo que recurrir constantemente a Maquiavelo como
a otros autores y no precisamente a Víctor Raúl Haya de la Torre para escribir sobre
Pizarro? ¿Por qué no recurrió a la teoría política del fundador del Aprismo?
¿No se ha dicho acaso que las ideas de Haya influyeron en la formación de los
nuevos políticos de América Latina? La otra pregunta que también llega sola es:
¿cuál es la finalmente la ideología de García? ¿Es la misma que construyó Haya
de la Torre en
sus coloquios que nunca se convirtieron en libros? No cabe duda que entre Haya
y García hay una estrecha relación de evolución hacia el neoliberalismo, además
de un esfuerzo intelectual como permanente acción, para mantener el sentimiento
de coloniedad política para el Perú y América Latina.
Es por esa razón que no sorprende el
lenguaje racista, discriminatorio, despreciativo, peyorativo, ni agresivo que
García usa para llamar a los peruanos, usa las palabras indios, nativos,
indígenas, etnia cusqueña. En ningún pasaje se identifica “con los vencidos”
sino “con los vencedores”. El racismo es un problema complejo, no se trata solo
de un comportamiento personal, menos grupal o de un segmento de la sociedad
(como se dice ahora). Tampoco es solo el uso de palabras que expresan un
marcado “desprecio por el otro” que es distinto, diferente. Es un problema de
orden ideológico que tiene que ver con el error para reconocer la otredad y la
realidad. Para García los españoles son superiores y por poco Pizarro no
resulta un paradigma de dignidad, un ejemplo de honradez, coherencia, de
organizador de una nueva forma de gobernar una colonia.
Aunque es verdad que un historiador puede
usar la ucronía como recurso válido para suponer, imaginar o diseñador un hecho
que pudo haber sucedido, pero cuando se afirma algo sin advertir que se usará
una licencia, resulta que expresa una forma de pensar y no de suponer. García dice:
“Fernando VII fue paciente y taimado al aceptar la constitución liberal
impuesta por la sublevación de Riego en 1821. Concluyó ejecutando [sic] en la Plaza de la Cebada de Madrid, en 1823, a [sic] quien es un
héroe indirecto de la independencia de América, pues con su [sic] sublevación
de 1821 impidió la partida de un ejército de veinte mil hombres que, sumados al
contingente realista en Sudamérica hubieran aplastado a los ejércitos
libertadores” (35). Más allá de los errores de redacción y
falta de control de calidad en el texto, porque no se entiende bien lo que
quiere decir, se puede hacer un esfuerzo de cooperación como lector para
suponer lo que trata de expresar.
Ya
en páginas anteriores García acusa a Simón Bolívar injustamente de actuar contra
el precursor de la independencia americana como es Francisco de Miranda
Rodríguez, desconoce todos los hechos heroicos anteriores a la batalla de
Ayacucho, desde la revolución de José Gabriel Túpac Amaru II, las batallas de
Chacabuco y Maipú ganadas por San Martín como la formación de la República Argentina ,
pero sobre todo la
Declaración de la Independencia de América por la Junta Tuitiva de la Ciudad Nuestra
Señora de La Paz
en el Alto Perú en 1809. Es verdad que para los prohispanos, los criollos o
hijos de españoles nacidos en el Perú no son más que traidores a sus padres,
abuelo y a la Madre
Patria España. Esa es una tesis deleznable como injusta.
Finalmente la
Independencia del Perú fue secuestrada, tal como afirma Jorge
Basadre porque a la oligarquía peruana nunca le interesó organizar ni fundar un
Estado, menos una Nación ni construir una República. Eso lo sabe muy bien
García, por eso es que puede esgrimir con tanta habilidad las tesis de
Maquiavelo, a quien sin duda admira sus recomendaciones para dividir, reprimir
y tratar de aparecer como si fuera un gran estadista.
Sin embargo, la crítica literaria, los
suplementos dominicales, los comentaristas y particularmente los historiadores,
deberían haber hecho una crítica oportuna para orientar al público lector. ¿A
qué se debe este comportamiento parecido al silencio cómplice para no decir
nada de nada? ¿El libro de García es un libro importante o no? ¿Por qué no se
han escuchado las voces más autorizadas para entregarnos un análisis oportuno? Cuando
sucede un hecho así y se refiere a un libro de un expresidente, es por qué hay
cierta complicidad para no desautorizar una tesis no solo disparatada sino
incoherente. También hay temor a decir la verdad porque ninguna revista o
diario, publicaría una opinión crítica por ejemplo que provenga de los predios
de la descolonización del poder, del uso de la palabra para plantear un
contraensayo. Finalmente, hay mucho temor y cálculo político porque creen que
García puede ser nuevamente presidente del Perú, frente a la mediocridad,
diletante y como oscuro gobierno de Ollanta Humala Tasso. Hay mucho miedo a
desautorizar un texto que tiene por objeto exaltar la “conquista” y hacernos
creer que somos incapaces de revertir la realidad heredada.
Y eso no es verdad, hasta ahora, la Independencia del
Perú es un proceso histórico trunco, una promesa incumplida por los partidos
políticos y gobernantes, por las dictaduras militares, gobiernos débiles como
oligárquicos. Fue un hecho político rentable para pocos y un doloroso
padecimiento durante siglos para la gran mayoría de peruanos empobrecidos. No
obstante, las heroicas luchas sociales del invencible pueblo peruano, por
conseguir una verdadera Independencia, una sociedad plural, con justicia,
libertad y acceso a los bienes tanto materiales como espirituales, prosiguen su
curso. Todo está inmerso en un continuo proceso dialéctico de permanencia y
cambio, nada es eterno. .
1.- Alaín
Gabriel Ludwig García Pérez. Nació
el 23 de mayo de 1949, abogado, sociólogo y político profesional. Fue presidente del Perú entre 1985
hasta 1990 y luego del 2006 hasta 2011. Líder y miembro del Partido
Aprista Peruano (APRA).
2.- Francisco Pizarro González. (1471 o 1476
– 26 /6 /1541). Llamado conquistador por una mentalidad
colonial y prohispana, nació en Trujillo (España), creció como ignaro y
analfabeto. Los informes respecto a las riquezas del
Perú y el éxito de Cortez en México lo alentaron para realizar dos expediciones en 1524 y 1526. Cuando el inca Atahualpa fue
capturado por Pizarro el 16 de
noviembre de 1532, Pizarro ofreció darle
libertad a cambio de oro y plata, pero fue asesinado el 26 de julio de
1533. Se trata de un chantaje y extorsión que no ha sido debidamente analizado.
3.- Baraja.
Se llama baraja española a un conjunto naipes impresos que tiene cuatro palos y
se compone de 40 cartas. La baraja española tradicional tiene
cuatro palos de diez cartas numeradas (1-7 y 10-12, con 10,11 y 12 tarjetas con
dibujos). Las imágenes representan a la sociedad que le dio origen aunque fue
cambiando de símbolos. Por ejemplo la demanda de
monedas representa a los comerciantes, los clubes a los campesinos, las copas a
la iglesia y las espadas al ejército. Las últimas tres cartas de cada palo
mantienen imágenes similares a la sota, caballo y rey en un piso anglo-francés,
y clasificar de forma idéntica.
4. Conquista.
Según Wikipedia de Internet: “La Conquista del Perú (1532-1533)
es el proceso histórico de anexión del Imperio incaico al Imperio español… fue a principios de 1532
que un ejército incaico se
topó con los Conquistadores
españoles, durante la guerra civil entre los dos herederos al trono
cuzqueño, Huáscar y Atahualpa, hijos del recién difunto Emperador
Inca, Huayna Cápac. En este encuentro, Atahualpa fue tomado preso por Francisco Pizarro y
semanas después fue ejecutado. Sin embargo, tras el inicio de la conquista
española el imperio incaico sobreviviría hasta 1574 en
que Francisco de Toledo ejecutaría
al último Sapa Inca: Túpac Amaru I”. Esa la versión actualizada que
leen millones de personas y se trata de justificar una invasión. Una conquista
es diferente de lo que significa un ataque, invasión, extorsión, crímenes y
guerra de exterminación. No hay términos medios cuando se trata de política,
tampoco se puede callar durante muchos años el proceso colonial que
lamentablemente dura hasta ahora.
5.-
La plata llega sola. Diario El Comercio. Martes 7 de diciembre del 2010. Lima. Jaime Bayly se reafirmó en lo dicho sobre el diálogo con
Alan García. El periodista contó
en su columna publicada ayer en Perú.21
que en cena privada con Alan García este le dijo que, como presidente, “la
plata llega sola”. Tras ello, el jefe de Estado aclaró que se refirió a cuando
se deja el cargo. La columna de Jaime Bayly publicada
ayer en Perú. 21 —sobre una cena celebrada en su casa,
donde participó el presidente Alan García marcó la agenda política de ayer, al punto
que el jefe de Estado aclaró el tenor de sus palabras,
cuando le dijo al periodista que “La plata llega sola”. Tras ello, el diario
habló con el columnista, quien descartó que en su artículo haya “expresiones
literarias” y que un novelista tiene “licencia para interpretar como quiera las
cosas”, como dijo García Pérez..
6.- Fernand Braudel
(24 /7 /1902 – 27/ 10/ 1985) Historiador francés y creador de la Escuela de Annales. Su interés se centró en tres proyectos
representando varias décadas de importante
estudio: el Mediterráneo
(1923-1949, luego 1949-66), Civilización
y capitalismo (1955-1979), y la identidad inconclusa de Francia
(1970-1985). Como el líder
dominante de la escuela de Annales de
la historiografía en la década de 1950 a 1960, tuvo una gran influencia en la
historia Francia y en otros países, se dedicó a estudiar el rol de los factores
socioeconómicos en la compresión de la historia.
7.
La revista Annales. Fue creada por los historiadores franceses Marc Bloch y Lucien Febvre en 1929,
cuando enseñaban en la Universidad de
Estrasburgo. Ellos decidieron incluir a la investigación histórica
la geografía, la historia y
los planteamientos sociológicos de los Année Sociologique donde escribían Bloch y Febvre.
Abogaron por una ampliación en los temas de estudio de la Historia. El interés de renovación que buscaba la
revista, se tradujo en el esfuerzo de sus editores hasta que terminó la Segunda Guerra Mundial.
Bloch, miembro de la Resistencia
francesa y judío, fue torturado y asesinado por miembros de la Gestapo, Febvre prosiguió con los Annales en los años cuarenta. Durante
esos años enseñó a Fernand Braudel, quien se convirtió en un
historiador más destacado de esa “escuela”.
8.- Claude Lévi-Strauss. (Bruselas, Bélgica, 28 de noviembre de 1908 – París, Francia, 30 de octubre de 2009).
Antropólogo francés, fundador de la antropología
estructural e
introductor en las ciencias sociales del enfoque estructuralista basado en
la lingüística estructural de Saussure.
Fue uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX como André Martinet, Roman Jakobson y Morris Swadesh.
9.-
Arnold Joseph Toynbee (14/ 4/ 1889 – 22/ 10/ 1975) Historiador que escribió
12 volúmenes análisis del ascenso
y caída de las civilizaciones de 1934
a 1961, fue una síntesis de la historia del mundo, basado en la metahistoria que tuvo en
cuenta los ritmos universales de
la subida, floración y decadencia,
examinó la historia desde una perspectiva europea. Sostuvo la teoría del
"dios falso" del nacionalismo moderno. Entre 1918 a 1950 fue consultor
del gobierno sobre asuntos internacionales, especialmente en relación con el
Oriente Medio.
10. Vladimiro
Bermejo. Vida y hechos del conquistador del Perú. Don Francisco Pizarro. Talleres
Portugal. Arequipa, 1942.
11.- José
Antonio del Busto Duthurburu. Pizarro. Ediciones COPÉ, Lima, 2001..
12.- Bernal Díaz
del Castillo. Historia verdadera de la conquista de la nueva España,
Madrid, 1992.
13. Raúl Porras
Barrenechea. Pizarro. Editorial Pizarro S. A., Lima, 1978.
14. Pongueaje
político como histórico. Todos estos autores prohispanos como Alan García
usan el mismo lenguaje de corte colonial debido a que la educación oficial se
encargó de mentalizar la prisión y asesinato de Atahualpa, como un hecho
inevitable y necesario para establecer un sistema de dominio colonial “eterno”
con la ayuda de la providencia. Sustentar la tesis de superioridad de los
españoles debido al uso de caballos, armas de fuego, guerra de invasión
genocidio, traduce una mentalidad que corresponde el pongueaje político que se
extiende para explicar también la historia narrada por los nuevos pongos.
15. Waldemar
Espinoza Soriano. La destrucción del
imperio de los incas. La rivalidad
política y señorial de los curacazgos andinos (1973). Tampoco menciona los trabajos de
Guillermo Prescoff. Historia de la
conquista del Perú. De John Hemming:
Cajamarca y Atahualpa. En Historia de Cajamarca III. Siglos
XVI-XVIII (1986). De Luis Guzmán Palomino: Los Incas. Hurin contra Hanan y Guerra de Panacas (1997). Edmundo Guillén Guillén: Ensayos de Historia Andina (2005). Virgilio Roel Pineda: Ataque e invasión del
imperio hispánico al Perú de los incas (2009). Mucho menos los
análisis Aníbal Quijano, Walter Mignolo, Arturo Escobar, Enrique
Dussel, Immanuel Wallerstein. José Tamayo Herrera que escribió: Nuevo compendio de Historia del Perú (2010).
Julio Mejía Navarrete editó. América
Latina en debate. Sociedad, conocimiento e interculturalidad. II Foro
Internacional y Encuentro de Asociación Latinoamericana de Sociología (2011).
15.-
Virgilio Roel Pineda. En el
diario La Primera con fecha 9 de agosto del 2009,
escribimos lo siguiente: “Por fin un libro esclarecedor, lúcido, apasionante,
escrito desde una distinta perspectiva histórica en relación a la invasión
hispana. Demuestra que se trató de dos culturas distintas frente a la
concepción del poder y la existencia humana. Es un texto didáctico que titula Ataque e invasión del imperio hispánico al Perú de los Incas, escrito por Virgilio
Roel Pineda. Viene a ser también una rectificación histórica con una
documentada versión en respuesta a cuanta falacia ha esgrimido la historia
oficial, todo para justificar el ataque, genocidio y saqueo de nuestras
riquezas naturales durante la
Colonia , pero que sí hubo una heroica y permanente
resistencia a la invasión hispana”.
17.-
Waldemar Espinoza Soriano. La destrucción del imperio de los incas.
La rivalidad política y señorial de los
curacazgos andinos. Pág. 70.
18. Pedro Cieza
de León. ( Llerena , España c.1520
- Sevilla, 1554). Más conocido por su historia
prohispana y descripción del Perú: Crónicas del Perú, compuesto de cuatro partes, la primera se publicó mientras
estuvo vivo, los demás en los siglos XIX y XX. En Sevilla publicó en 1553, la primera parte de la Crónica del Perú (Primera Parte. Murió
dejando el resto de su obra inédita. La Segunda
parte de las Crónicas del Perú, describiendo los Incas, fue traducido por Clements Markham y publicado en 1871. En 1909, apareció la cuarta parte de
la crónica, referente a las guerras civiles entre los españoles y se publicó
bajo el título de Tercer libro
de las guerras civiles del Perú. La
tercera parte de Cieza de León Crónicas
del Perú, examinó el
descubrimiento e invasión del Perú por los españoles.
19. Bartolomé
de Las Casas. Autor de Brevísima
relación de la destrucción de las Indias y la Historia de las Indias publicado
en 1552, en España.
20. Víctor Raúl Haya de la
Torre (22 /2 /1895- 2/ /8 /1979). Fundó la Alianza
Popular Revolucionaria Americana (APRA), movimiento político de
derecha. Ingresó a la Universidad
Nacional de Trujillo para
estudiar literatura, influido por el reformista argentino trató a imitar a ese
movimiento estableciendo una unidad entre estudiantes universitarios y la clase trabajada. Fundó las Universidades
Populares González Prada, fue docente en el Colegio Anglo-Peruano, a cargo de la Iglesia Libre de
Escocia. 1923 fue deportado por Augusto B. Leguía . El
7 de mayo de 1924, en la Ciudad de México fundó el APRA., volvió al Perú en 1931
para postular para presidente. Fue encarcelado durante 15 meses y su partido
fue declarado ilegal hasta 1945. Ese
año apoyó a José Luis
Bustamante y Rivero, en 1948, los militantes se sublevaron en el Callao y el
APRA. En noviembre Manuel Odría tomó el poder y decidió que Haya se
asilara en la embajada de Colombia en Lima y
permaneció allí durante 5 años. En
1962 postuló para presidente pero una junta militar anuló
las elecciones. Convertido en un
ideólogo de la derecha política peruana, en 1979 fue elegido presidente
de la Asamblea Constituyente , que redactó la nueva Constitución.
21.
Alan García publicó en el año 2007, varios artículos de clara filiación
neoliberal a los que tituló El síndrome
del perro del hortelano. Un conjunto de textos destinados a “captar”
inversiones extrajeras y despojar de sus propiedades a los pueblos amazónicos a
quienes llama “indígenas”. Al final de su mandato dejó cuadriculado el territorio
peruano y “concedido” a las empresas trasnacionales las zonas más ricas en
materias primas.
22.
Las siglas APRA significan Alianza Popular Revolucionaria Americana. Una
ahora desfasada organización de lucha
“antiimperialista” en América Latina, con participación de los “trabajadores
manuales e intelectuales”. Pero es preciso tener en cuenta el llamado programa
máximo que señalaba: 1. Acción contra el antiimperialismo yanqui. 2. Unidad
política de la América
Latina. 3. Por la nacionalización de tierras e industrias. 4.
Por la internacionalización del canal de Panamá
5. Por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo. Nada ha quedado en la práctica de un ofrecimiento solo para montar un partido de derecha ahora adscrito al neoliberalismo económico.
5. Por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo. Nada ha quedado en la práctica de un ofrecimiento solo para montar un partido de derecha ahora adscrito al neoliberalismo económico.
23. José Alberto Mujica Cordano. (20 /5 /1935). De oficio agricultor, llegó a ser presidente de Uruguay en el
2010. Ex
guerrillero y miembro del Frente, fue ministro de ganadería, agricultura y pesca del 2005
al 2008 y enseguida senador. A medida que el candidato del Frente Amplio, ganó
la elección
presidencial de 2009 y tomó posesión de la Presidencia el 1 de
marzo de 2010. Es el “presidente más pobre del
mundo", pues dona el 90 por ciento de su sueldo, 12,000 dólares para obras
de caridad en beneficio de los pobres y los pequeños empresarios. Vive
con solo 1,250 dólares al mes y quiere que se elimine la pensión de jubilación
presidencial, tiene un modesto escarabajo Volkswagen.
24. Realizó sus primeros estudios en varios
colegios de la Habana. En
la Academia Newton
fue alumno del poeta mexicano Salvador Díaz Mirón, viajó a México alrededor en
1920 y obtuvo el Bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Pinar del
Río (1921). Se matriculó en Derecho,
Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana. En enero de 1923
lideró la lucha estudiantil por la reforma universitaria, fundó la Federación de
Estudiantes Universitarios. En febrero de 1927 asistió al Congreso Mundial contra la opresión
colonial y el imperialismo (Bruselas). Tuvo una polémica con Víctor Raúl Haya
de la Torre ,
sobre la negativa fundación del APRA. Fue
asesinado por órdenes del dictador cubano Gerardo
Machado.
25. Hildebrando
Castro Pozo. (Ayabaca, 9/ 9/ 1890–Lima
– 1/ 9/1945). Concluidos sus estudios secundarios ingresó a la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos y fue auxiliar de la sección de Trabajo y jefe de la
sección de Asuntos Indígenas en el Ministerio de Fomento (1920-1923). Colaboró con la fundación
del Partido Socialista
Peruano. En 1942 fue asesor técnico de la Dirección de Asuntos
Indígenas del Ministerio de Justicia y Trabajo y en 1945
fue elegido senador por Piura.
26. Alan García.
Pizarro. El rey de baraja. Política, Confusión y Dolor en la Conquista. Titanium
Editores. Pág. 13. Lima, 2012.
27. Ibíd.
Pág. 17.
28. Ibíd. Pág. 18
29. Ibíd. Pág. 18.
30. Ibíd. Pág. 20
31. Ibíd. Pág. 28.
32. Ibíd. Pág. 29.
33. Nicolás
Maquiavelo. (Florencia 1469-1527). Escritor, vivió en Florencia en tiempos
de Lorenzo y Pedro de Médicis. Fue nombrado secretario de la segunda
cancillería encargada de los Asuntos Exteriores y de la Guerra de la ciudad, cargo
que ocupó hasta 1512 y que le llevó a ejecutar misiones diplomáticas ante el
rey de Francia, el emperador Maximiliano I y César Borgia, entre otros. Desde
entonces, se dedicó a la diplomacia, pero fue acusado de traidor, encarcelado
lo torturaron. Una vez libre se retiró a una casa donde escribió sus obras y
entre ellas su obra cumbre titulada El príncipe habiendo terminado
en 1513, dedicándole a Lorenzo de Médicis y solo fue publicado después de su
muerte.
34. “El
Príncipe”. Esta obra de Maquiavelo fue escrita en lengua vulgar, es decir
en italiano y no el latín, tal como sucedió con la “Divina Comedia” de Dante.
Si se tratara de hacer un síntesis podría decirse que un pequeño tratado de
cómo gobernar. No interesa la moral ni los medios con tal de conseguir los
objetivos del poder, tampoco es importante lo que digan lo gobernados, para eso
hay mecanismos que brinda el poder para hacer creer lo que se propone el
gobernante. Esos consejos con el tiempo se han convertido en axiomas y reglas de conducta de los gobernantes. El
dicho popular de que “el fin justifica los medios”, tiene una inspiración en la
obra de este escritor. Cuando alguien dice maquiavélico o maquiavelismo, se
refiere a Maquiavelo.
35.- Alan García. Pizarro. El rey de
baraja. Política, Confusión y Dolor en la Conquista. Titanium Editores, pág. 162. 2012, Lima.
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