MANIFIESTO
Quienes suscribimos el presente documento público,
expresamos que al cumplirse 90 años de la destrucción del pueblo de Huancho
Lima, declarado capital de la
República del Tahuantinsuyo, no se han extinguido los ideales
de justicia social para las grandes mayorías empobrecidas del Perú.
A las 9 de mañana del domingo 16 de diciembre de 1923,
se produjo una masacre cuyo número de muertos y desaparecidos nunca se pudo
conocer. Los autores intelectuales y materiales de fusilamientos, actores de
robo de ganado y enseres, actuaron al amparo del régimen republicano-colonial
de Augusto B. Leguía.
Después de un juicio que duró cuatro años, habiéndose
encarcelado a los principales dirigentes sobrevivientes, el diputado civilista
Juan de Dios Zalazar y Oyarbábal, logró que el 12 de julio de 1927, se aprobara
la ley sobre amnistía y corte de juicios sobre los sucesos de Huancané. Pero
ese hecho no logró cerrar las heridas sociales ni borrar los acontecimientos de
la memoria social del Perú.
El Centro Poblado Huancho Lima, ubicado en la
provincia de Huancané, (Puno), carece de elementales servicios públicos y
sociales. Alberga además a una población de niños que padecen desnutrición
crónica. No hay siquiera una posta de salud a donde puedan acudir las personas
accidentadas o enfermas. Tampoco reciben los programas sociales del gobierno
central.
Sin embargo, transcurridos 90 años de los sucesos de
Huancho Lima, los ideales de refundar el Perú, construir una sociedad
pluricultural y multiétnica con derechos sociales para todos los peruanos,
ahora más que nunca tienen plena vigencia.
Por tanto: Instamos al Gobierno Regional de Puno, así
como a los organismos del Estado Peruano, atender a los reiterados pedidos
formulados por el Centro Poblado de Huancho Lima, para solucionar los problemas
humanos más graves del presente siglo.
Lima, 16 de diciembre del 2013.
Margarita Corimayhua Carcasi, alcaldesa del Centro
Poblado Huancho Lima, (Huancané - Puno). Saturnino Corimayhua, ex secretario
general de la
Confederación Campesina del Perú CCP. Norberto Arapa,
presidente de la Asociación
residente huancheños en Lima, Francisco Aracayo Valencia, exalcalde de
Huancané, José Luis Ayala, Rómulo Pari Flores, Vitaliano Gallegos Valdez, Leoncio
Sejje, Edgar Sánchez Guevara, Carmen Luz Ayala, José Ayala Arévalo, Gloria
Corimayhua, Leoncio Mamani Coaquira, Juan Vargas Flores, Vidal Luque Cornejo, José
Luis Velásquez Garambel, Rodolfo Sánchez Garrafa, Fidel Mendoza, Jorge
Flórez-Áybar, Guillermo Vásquez Cuentas, Juan José Vera del Carpio, Julio
Abelardo Luza, Rosa del Carpio, Daniel Quispe Machaca, Gloria Mendoza, Amiel
Cayo, Moshó Mashé (Aurelio Medina), Gustavo Rojas, Etna Velarde, Margot
Palomino, Darío Vásquez Saldaña, Leonel Velarde, Feliciano Padilla, Ana Luisa Ríos González, Kleisy García Flores, Róger
Rumrrill, Leoncio Bueno “Bulmarito”, Hernán Amat Olazábal.
HUANCHO LIMA: 90 AÑOS DE SEGRAGACIÓN Y SOLEDAD
El 3 de octubre de 1902, los Mensajeros de Huancané, campesinos de la
comunidad de Huancho (provincia de Huancané), Mariano Condori y Pedro N. Cutipa
Corimayhua, lograron publicar un documento titulado Segundo memorial, después de haberse entrevistado con el presidente
Eduardo López de Romaña, a quien por supuesto no le interesó nada de lo que le
expusieron. En la introducción del texto aparece el encabezado Mensajeros de Huancané: “Hace cuatro
meses – dicen - que llegamos a esta capital a cumplir la misión que nos dieron
nuestros comunarios de Huancané, para presentar nuestras quejas al Supremo
Gobierno, por los muchos abusos que pesan sobre nuestra infortunada raza.
Nuestro primer memorial fue publicado en el Nº 27531 de El Comercio el 27 de septiembre último, donde habrían ‘visto
nuestros comitentes que hemos sido fieles intérpretes de sus aspiraciones’. Hoy
publicamos en segundo memorial para que vean que seguimos con perseverancia la
obra comenzada. Hemos pues cumplido con
nuestro deber y toca al Supremo Gobierno, atender en justicia”.
En vista que el gobierno no tomó medidas
correctivas y López de Romaña terminó su mandato, los Mensajeros de Huancané volvieron a Lima y presentaron otro memorial. Los recibió el
presidente Manuel Candamo y dispuso que se les atendiera, pero el mandatario
murió en Arequipa y sus directivas quedaron archivadas. Así empezó en el siglo
XX la lucha legal por los derechos de campesinos empobrecidos por el sistema de
explotación republicano-feudal-colonial. Se creía que los presidentes podían
modificar el sistema o por los menos hacer que se cumplieran las leyes (casi
como ahora).
Los
mensajeros denunciaron los abusos del juez de primera instancia de
Huancané. El extenso memorial se puede sintetizar en tres ideas concretas: el
sistema de administración de justicia resulta caro y engorroso, solo tienen
acceso a la “justicia” quienes pagan por todos los trámites. Los jueces son
venales, trafican con las sentencias, los presos pueden permanecer muchos años
sin ser sentenciados. Nadie sanciona a los jueces cuando son denunciados con
pruebas, muchos de ellos toman represalias en caso de presentarse una denuncia
o queja documentada (casi como ahora). Por eso afirman que:
“Más de quinientos expedientes criminales
permanecen arrumados en un rincón del despacho del juez, sin curso legal, como
puede informase V. E., por la razón de causas de dicha provincia, hace más de
un año que no ha expedido ninguna sentencia en la infinidad de juicios
criminales de homicidios que han sido denunciados ante este juzgado por la
autoridad política y por los deudos de las víctimas.
Los derechos dobles en juicios civiles y
criminales de oficio y en servicio gratuitos de reos son prácticamente comunes
del juzgado, como pueden declarar más de cuarenta detenidos que actualmente se
encuentran en la cárcel de Huancané. Los más desde hace dos o tres años, por no
tener cómo pagar derechos adelantados para la tramitación de expedientes;
pudiendo citar entre dichos reos algunos cuyos nombres recordamos, tales como
Mariano Sucasaire, Santiago Huanca, Anselmo Miramira, Romualdo Apaza, Lucas
Anco, Manuel Condori, Gerónimo Callo, aparte del reo N. Lira de Moho adscrito
al servicio doméstico de la casa del juez”. (Casi como ahora)
Entonces, Los mensajeros de Huancané, deberían ser mencionados como
precursores de lo que fue la gran sublevación de 1923, pues los aymaras de
Huancané, al comprobar que nada conseguirían de la República aristocrática
y segregacionista, fundaron la
Ciudad de las Nieves, Huancho Lima, capital de la República del Tawantinsuyo.
Precisamente hoy se cumple noventa años de la destrucción de un pueblo
destinado a hacer realidad la milenaria utopía social del siglo XX. Huancho
Lima significa no solo el sacrificio de un pueblo, sino que los ideales de
refundar la República,
reestructurar la Nación
y reconstruir el Estado de corte colonial y lobysta, sigue siendo una necesidad
histórica. La historia social no se ha detenido ni se detendrá mientras haya
ideales supremos que cumplir.
La crisis de liderazgo,
destrucción de organizaciones campesinas, civiles, intelectuales, sindicales y
académicas, pero sobre todo la falta de objetivos históricos regionales y
nacionales, harán que los 90 años del ataque a Huancho Lima pase desapercibido.
No faltarán discursos, misas, desfiles y medallas, pero todo será efímero si es
que se discute la necesidad de una nueva Constitución Política, dictada por una
Asamblea Constituyente en la que tengan representatividad étnica-política, las
naciones aymara y quechua, como cada uno de los pueblos de la amazonía peruana.
Durante 90 años el Estado colonial, ha castigado injustamente a Huancho Lima
solo por reclamar justicia, el derecho a la educación, a la libertad y al
imperio de los derechos humanos.
(Lima,
16 de diciembre del 2013).
No hay comentarios:
Publicar un comentario