El
llamado “debate presidencial” del domingo, sirvió para demostrar que el esquema
estuvo concebido para que no hubiera confrontación de ideas. Un debate se
produce, cuando dos contendores exponen sus criterios acerca de un tema
concreto o varios a la vez. De modo que teniendo en cuenta los argumentos, cada
uno de los participantes, puede además exponer los suyos, rebatir o poner en
duda los criterios del contendor. En otras palabras, un debate tiene su propia
técnica y dinámica. Las reglas están debidamente establecidas en un formato de
diálogo, argumentación, discusión, preguntas, respuestas y conclusiones que
formulan los participantes. Hay siempre un responsable que conduce las
intervenciones.
Además de la orfandad intelectual y carencia de recursos culturales
de “Chema” Salcedo y Mávila Huertas,
quienes diseñaron el desarrollo del “debate”, sabían de antemano que los
contendores no iban a confrontar ideas, sino decir más de lo mismo. Así, ahora
tenemos un gran sentimiento de frustración colectiva y lo único que se ha
logrado, es aumentar la carga de hastío
social y desencanto que dura muchos años. Ha servido también para comprobar una
vez más, que el poder fáctico tiene el control de la conciencia colectiva.
Piensa, habla, opina por nosotros debido al monopolio de la opinión cautiva y
concentración de medios.
Sin embargo, más allá de la férrea defensa
del sistema neoliberal, de una sociedad escindida donde crece la abismal
distancia entre pobres y ricos, fue evidente la defensa de la Constitución Fujimontesinista
de 1993. Se pudo deducir que en las
elecciones del próximo domingo hay dos opciones por las que asistiremos a las
urnas. Votar por el esquema político del continuismo, cuyos candidatos son
Keiko Fujimori, Pedro Pablo Kucznski, Alfredo Barnechea y Alan García o,
necesidad de establecer un cambio de rumbo en la historia del Perú y votar por Verónika
Mendoza. No hay otra opción. Todo ha quedado absolutamente claro.
Los candidatos del neoliberalismo, no tuvieron
la valentía de reconocer que representan a la cleptocracia, coloniedad y
neofujimorismo. Por más esfuerzo que hicieron, no lograron salir del esquema en
el que se mueven y están atrapados. Fernando Olivera cumplió con su deseo de
enterrar a Alan García y al APRA, ahora sí para siempre. Keiko Fujimori leyó un
papelito y lo firmó públicamente, como si se tratara de un compromiso ético.
Pero está muy mal redactado y en honor a la limpidez política, debió haber
tenido el siguiente texto: “En caso de ser elegida presidenta del Perú, juro
por mi honor que no daré libertad al reo Alberto Fujimori Fujimori, por haber
sido debidamente juzgado por delitos contra los derechos humanos (menos a
Montesinos ni al Grupo Colina). Haré que el citado Fujimori Fujimori (así como
los otros actores), devuelvan al Perú todo el monto de dinero ilícitamente
sustraído. Yo y mis hermanos devolveremos al Perú todo cuanto nos entregó el
señor Vladimiro Montesinos, para realizar nuestros estudios en Estados Unidos.
Apoyaré el proceso de extradición de los hermanos Fujimori, refugiados en Japón
para que rindan cuentas de sus probados latrocinios. Apoyaré para que las
mujeres sometidas a operaciones de esterilización forzada, tengan una
reparación económica y los responsables sean debidamente encausados. Presentaré
una declaración jurada para demostrar que no soy accionista de concesiones
mineras y tampoco, tengo dinero depositado en paraísos fiscales.
Ordenaré erigir un monumento en memoria de
los estudiantes asesinados de La Cantuta, así como a Pedro Huilca. Si el pueblo
me elige como presidenta del Perú, mi madre Susana Higuchi, será públicamente
desagraviada por haber sido torturada en el local del SIN y electrocutada de la
forma más vil. El señor Kenyi Fujimori Higuchi, será debidamente procesado en
referencia a los 91 kilos 230 gramos de cocaína, hallados en los almacenes de
la empresa Limasa, vinculada a ese congresista.
Declaro que haré todo el esfuerzo necesario
para que al Estado Peruano, le peguen los adeudos por impuestos todas las transnacionales.
Mañana mismo será separada Cecilia Chacón, quien encabeza la lista de
candidatos al Congreso, por habernos sorprendido de la forma más grosera. Lima,
3 de abril de 2016. Firma: Keiko Fujimori Higuchi”.
Y frente a la impostura es preciso decir una
verdad. No es cierto que Alejandro Tolero sea el primer presidente andino del
Perú. Ese honor le corresponde a Andrés de Santa Cruz y Calahumana (nació en
Alto Perú), es el padre de la Confederación Perú-boliviana. Fue ejemplar presidente
del Perú y sin duda el más importante mandatario del siglo XIX. ¿A quién se le habría
ocurrido poner el nombre de Felipe Santiago Salaverry a una importante avenida
de Lima? Salaverry fue un impetuoso militar egocéntrico, dirigió un golpe de
estado contra el presidente electo Luis José Orbegoso. Preparó un ejército para
destruir la Confederación Perú-boliviana, ordenó fusilar al correcto comandante Valle Riestra.
Derrotado en la batalla de Socabaya, un tribunal militar lo condenó a la pena
de muerte y fue fusilado en la plaza de armas de Arequipa, el 18 de febrero de
1836.
Sin embargo, el mediocre “debate
presidencial”, ha servido para comprobar que hay dos tendencias en pugna:
Fujimorismo con Keiko más las derechas frente a la necesidad de lograr una
nueva Constitución Política, debido al liderazgo de Verónika Mendoza. Las demás
agrupaciones de amiguitos en busca de una chamba, no llegarán lejos. Entonces, la
segunda vuelta sería entre Keiko y Verónika. De ser así, las derechas apoyarán
a Fujimori, pero el pueblo, cansado de ser engañado, traicionado y empobrecido,
votaría con seguridad por Verónica Mendoza.
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