Lea Barba y su esposo Felix Arias Schreiber. |
Este es solo un fragmento de una entrevista realizada
a Lea Barba el 15 de marzo del presente año, quien ha fallecido ayer. La
terrible noticia me la hizo conocer por teléfono Gloria Zegarra Encinas, fue
terrible porque quedé consternado y en
la tarde fui al velorio. No había personas vinculadas a la izquierda peruana,
¿por qué?, después que Lea Barba y Félix Arias Schreiber lucharon tanto durante
tantos años. A Lea barba la conocí hace muchos años en casa de la señora Aurora
Encinas Franco. Así supe que Lea Barba había estudiado primaria y secundaria en
el Colegio Dalton, había sido alumna de José Antonio Encinas, Enrique Encinas,
Aurora Encinas, Julián Rivera del Mar y Alejandro Peralta. Estudió en San
Marcos Derecho y Educación. Luego fue profesora de Gloria y varias promociones
hoy convertidas en profesionales y, ocupan importante labores en la vida
cultural del país.
La
entrevista completa como extensa trata de temas políticos como literarios y
pertenece a un libro referente a Mario Vargas Llosa. El escritor
hispano-peruano declaró: “Yo fui marxista”. Entonces, a partir de esa
afirmación he trabajado en relación al Grupo Cahuide de San Marcos y su
militancia en la izquierda latinoamericana hasta su ruptura con la Revolución
Cubana, poniendo como pretexto el Caso Padilla. La tesis es simple: Si Vargas
Llosa no hubiera recibido lecciones de marxismo elemental nunca hubiera escrito
Conversación en la catedral. Menos Los cachorros y La ciudad y los perros.
El libro será editado en Lima en febrero del
año 2016. Todo está oleado y sacramentado. Ahora trabajo el texto que se
refiere a Desirée Lieven y el Perú, que seguramente lo terminaré en los
primeros días de diciembre, para enseguida volver a mi novela sobre Vallejo.
Después me ocuparé sobre mis contraensayos referentes a la Refundación del Perú
con ocasión del Bicentenario.
-¿Todo lo
que dice Vargas Llosa en El pez en el
agua es cierto?
-No, no, no, no. Por ejemplo él desaparece, borra del
grupo a Rafael Merino (éramos tres amigos íntimos), Vargas Llosa, como es
lógico en una biografía novelada no dice nada de Merino. Si yo escribo una
novela también puedo poner lo que me dé la gana ¿no?, también intercambiar
personajes. Entonces, Vargas Llosa no menciona a Rafael para nada, lo
desaparece de la realidad y a quien pone en la biografía novelada y dice que
había un triunvirato es a Félix. (Arias Schreiber)
-Lo cual en la
vida real no fue cierto.
-No, no, no es cierto, no es cierto, aunque teníamos
afinidades pero como aparece en el libro, no, no, no. Con quien formamos un
triunvirato fue con Rafael Merino. Pero ¿sabe por qué insisto tanto en Rafael
Merino?, porque Rafael había sido oficial de policía y nosotros no sabíamos
nada, nunca nos dijo nada, es que no sabíamos nada, jamás nos dijo que trabajaba para la policía.
Bueno, a mí no me interesaba lo que fuera, era un muchacho bastante culto,
hablaba francés, leía mucho y nos miraba por sobre el hombro ¿no?, como quien
dice: “estos polluelos recién salidos del cascarón”. El hecho es que pasado el
tiempo, Merino llegó a ser el brazo derecho de Vladimiro Montesinos, como tenía
muchos contactos con la policía, seguramente que con Montesinos armó un aparato
eficiente al servicio de Fujimori.
Cuando se
produjo la intervención del gobierno de Velasco en los diarios, a Merino lo
nombraron como director de un periódico. Bueno, nosotros sabíamos lo que estaba
pasando y podíamos analizar la situación grave, luego apareció con Montesinos,
pero no lo he vuelto a ver nunca más, ahora es una persona de mucho dinero. Pero
cuando cae Fujimori le dieron el cargo de informante privilegiado.
-¿Cómo se formó
el Grupo Cahuide?
- Ya, ellos me contactan cuando ingresé al primer año
de San Marcos, tenían muchísimo cuidado en seleccionar a la gente, la persona
encargada era precisamente Washington Durán Abarca. El grupo Cahuide trató de
captar nuevos cuadros de jóvenes para
trabajar en San Marcos. Ahí aparece un pequeño periódico ¿no?, que se podía
repartir prácticamente en forma clandestina. Yo no me ocupaba de eso, mi tarea era
asistir a los presos, pero también vendía y repartía Cahuide, tratábamos de
ubicar a un simpatizante pero siempre dentro de la máxima clandestinidad para
evitar que llegara otra redada y no quedara nadie. Así funcionaba.
Hubo un
momento en que se creó un comité de reestructuración del Partido Comunista,
estaba formado por Isaac Humala precisamente y otros dirigentes más, cuando
nosotros estábamos empezando a estudiar, él estaba terminando la carrera,
estaba en plan de presentación de tesis y otras tareas burocráticas.
Nosotros
estuvimos con él, Félix y yo. No recuerdo cómo fue que llegó un momento en que
Cahuide desapareció, aun así Cahuide cumplió con su rol histórico de formar
nuevos cuadros y dar vida al Partido Comunista. Jorge Rendón Vásquez estaba más
adelantado que nosotros y permanecía preso en el Panóptico, yo tenía un novio
ficticio que se llamaba Gabriel Alegre,
a quien no vi nunca después pero le llevaba alimentos. Rendón estuvo preso
durante ese tiempo y él sí pertenecía al grupo organizador de Cahuide.
Antes que me
haga otra pregunta, quiero decir que siendo usted un escritor sabe
qué es la ficción literaria, cómo se puede crear una novela con plena
libertad.
-Le escucho.
-Bueno, Vargas Llosa narra de que él estuvo enamorado
de mi persona. Pero eso no es verdad en la realidad, es totalmente falso,
absolutamente falso, no es verdad. Yo le tenía un gran cariño de amiga a Mario,
éramos muchachos con los mismos ideales, teníamos casi la misma edad, teníamos
sueños sociales en común, compartíamos digamos los mismos intereses, pero de
ahí a pensar que hubo algo sentimental, eso no existió nunca. Todo es ficción
literaria. Ahora, la gente de mi entorno comentaba: “Vargas Llosa dice que
estaba enamorado de ti”. Yo les decía: “Un novelista tiene derecho a escribir
lo que le dé la gana en una biografía novelada”. Me decían: “Eso no es cierto,
tú sabías que estaba enamorado de ti”. No es cierto lo que dice Vargas Llosa,
no corresponde a la realidad, es una ficción. No sé cuántas veces lo tengo que
decir.
-Señora Lea,
no sabía cómo preguntarle porque es un tema muy delicado ¿no? Pero ya que usted
lo toca, Vargas Llosa dice que una noche usted le llamó para hablar
urgentemente y cuando se vieron, le dijo que Félix Arias Schreiber le había
declarado su amor. Vargas Llosa estaba “templado” pero como ya nada se podía
hacer, quedó muy herido.
- Yo le voy a decir con toda sinceridad que en ningún
momento lo tuve a Vargas Llosa como proyecto de enamorado, para mí en ese
entonces no existía esa idea. Ahora,
cuando conocí a Félix ya fue un sentimiento distinto, siento atracción por él,
es inteligente, es comunista, capaz de hablar en una asamblea y defender sus
puntos de vista. Yo sí me enamoré de Félix, pero pensar que con Mario tuve otro
tipo de relación en absoluto, eso no existió. Ya me da risa cuando alguien me
habla de mi “enamorado” Vargas Llosa, pero francamente me cansé de decir a
mucha gente que nunca hubo nada entre Vargas Llosa y yo. Él tiene perfecto
derecho a decir lo que quiera porque es pura ficción literaria. Muchas veces he
dicho: “Bueno pues, si ustedes creen que la ficción es una verdad es problema
de ustedes. No voy a dedicarme a decir lo mismo, siempre. De modo que si ustedes
creen, no saben diferenciar ficción y
verdad”.
-Pero han
conservado la amistad siempre ¿no?
- Sí, hasta ahora. He sido muy amiga de Mario hasta la
época en que estuvo en el campo de la Revolución Cubana, pero después todo
cambió y no estoy de acuerdo con sus actitudes actuales de ninguna manera ¿no? Nunca hemos hablado de ese tema,
cuando nos hemos encontrado comentamos los años juveniles en que éramos tan
amigos y no había nada de enamoramiento. Él lo dice en uno de sus textos al
referirse a esos años, afirma que era una amistad asexuada. No había una
cuestión de sexo ni nada, el hecho de ser de la misma generación no era para
enamorarse. Yo no he sentido nada de eso, podíamos conversar de lo que sea. Yo
no he sentido nada y tampoco Mario Vargas Llosa, con seguridad. Que en su libro
haya acomodado los hechos ficcionados, eso es otra cosa. Hemos estado cientos
de veces juntos, hemos ido al cine juntos, hemos hecho una vida de camaradas,
de estudiantes y en ningún momento pasó por mi cabeza ser su enamorada o
convertirlo en mi enamorado, digamos por lo menos platónico. Le voy a contar
una cosa curiosa ¿no? Entre mis compañeros de clase nos conocían como amigos
que éramos íntimos entre Mario, Rafael y yo. Mario era muy simpático, pero no
había nada conmigo, las chicas de la promoción se acercaban a mí para que yo
les presentara a Mario, la mayor parte de ellas estaban templadas de Mario, yo
no tenía el menor reparo en presentarlo en absoluto porque no tenía ningún
interés en él.
Pero después
de la ruptura de Mario con Cuba ya no fue igual. Ya no, ya no, ya no. Cuando me
encuentro hablamos de los años aurorales de San Marcos. Yo siento que Mario se
acuerda de nuestra juventud, pero de allí a otra clase de relación, nada de
nada, en absoluto, como dice la gente, ni hablar.
-Antes de
pasar a otro tema. Hay un hecho que es preciso aclarar. Vargas Llosa dice que
llegó a ser instructor en el Grupo Cahuide. ¿Eso es verdad?
- No, no, no. Mario era lo que se llama un simpatizante
y nada más. No era un militante, nunca quiso militar debido a sus limitaciones
muy respetables, trabajaba, leía y estudiaba. Para ser instructor había que
gozar de la confianza de Durán Abarca, que era digamos el responsable de la
dirección del Partido en la clandestinidad. Todos los dirigentes estaban
presos, en la clandestinidad o el exilio, Jorge del Prado estaba amenazado de
ser asesinado por los esbirros. Mario no hubiera militado nunca, lo digo con
franqueza porque lo conocí muy bien. Además una cuestión de fondo, a pesar de conocer
los libros que se nos entregaba para leer, puedo asegurar que nunca fue
realmente marxista.
-Ese testimonio
es valioso viniendo de usted.
-Bueno pues, qué más. No creo que se ofenda Mario, no
habría razón, es cuestión de principios ¿no?, una cuestión es ser simpatizante
y muy distinto es ser marxista por convicción. Una cuestión es querer y muy
distinto es ser.
- ¿Cree
usted que Vargas Llosa haya recibido clases de marxismo cuando militó en Cahuide?
-No, no, no. Yo sí era militante, por tanto, tenía más
información. Mario era solo un simpatizante, creo que ya lo afirmé antes.
¿Quién pudo haberle enseñado marxismo? Cada
uno de nosotros teníamos que leer
por nuestra cuenta. Aunque es verdad que circulaban folletos y libros.
-Pero Vargas
Llosa ha dicho: “Yo fui marxista”.
- Bueno, yo doy mi testimonio de acuerdo a la verdad
histórica. Vargas Llosa no fue marxista nunca, nunca, un marxista es una
persona que lee a Marx y tiene una conducta limpia. Fue un simpatizante
eventual de un grupo de jóvenes que trataban de entender lo que ocurría en el
Perú, nada más. Habría que analizar en el contexto que aseveró haber sido
marxista, es una frase que no dice nada. Importa mucho más la conducta
ciudadana, los principios morales, la ética, más que las palabras.
-Ahora
cuéntenos la historia del Negro-Negro.
- Bueno, cuando yo tenía quince años se fundó el
Negro-Negro y surgió de una forma curiosa como increíble. En los portales de la
Plaza San Martín había un señor apellidado Batanero que tenía una serie de
negocios, se le presentó la oportunidad de alquilar un sótano, era muy amigo de
mi tío Adriano. Más o menos empezó con la venta de alfombras que las mandaba
fabricar en Pacasmayo, era un tejido de paja muy vistoso para casas de la clase
media alta y usar en la playa. Necesitaba un ambiente donde depositar su
mercancía y para eso alquiló el sótano que daba al lado de la librería Ruiz
& Britto, o sea que habían dos puertas, una para la oficina de Batanero y
la otra para esa librería.
El tío era
muy marketero, siempre estaba buscando negocios y tenía un amigo apellidado
Pardo de Zela, era arquitecto o algo así. El asunto es que de buenas a primaras
se acordó fundar una empresa, pero el sótano estaba ocupado prácticamente con
alfombras y nada más, decidieron que podía ser un lugar donde se reunieran
artistas, intelectuales, periodistas, gente con interés por el arte. Ese
depósito, entonces se convirtió en un lugar mágico y atractivo, este trío
formado por mi tío Adriano, el señor Pardo de Zela y el comerciante Batanero,
pensó en la necesidad de fundar una boite, donde se pudiera hacer algo por el
arte, aprovechando naturalmente el negocio. Pardo de Zela creó el ambiente, le
dotó de muebles y luces adecuadas. No conozco el origen de los fondos económicos,
pero sé que el tío Leonidas (que trabajaba en un Banco) y Adriano aportaron la
mayor parte del capital, Pardo era muy bohemio y poco a poco se retiró del
negocio.
Y así se fue
formalizando la empresa y llegaron a decidir que se llamara Negro-Negro. ¿Sabe
por qué le llamaron así? Había una estatua de ébano de un negro que llevaba en
sus hombros a un negrito, era como una columna, tenía su pedestal. Cuando se
preguntaron ¿qué nombre le ponemos? Ahí estaba la estatua mirándolos, por eso
le pusieron ese nombre.
Ahora, el
Negro-Negro se convirtió rápidamente en un lugar de moda donde iban artistas,
intelectuales, periodistas, pintores como Sérvulo Gutiérrez que era un perfecto
anfitrión allí. Como mi papá y tío
necesitaban gente que pudiera administrar porque los demás no tenían esa
capacidad ni preparación para la boîte, se formó una asociación prácticamente
de los hermanos Barba. Llegó un tío de Trujillo que tenía sus ahorros, los
otros hermanos se hicieron cargo de las comidas, las bebidas y así se formó una
empresa familiar, los hermanos Barba empezaron a trabajar con entusiasmo y fe.
Mi papá se destacaba como dirigente de la empresa, pero seguía siendo gráfico,
cuando le pidieron que se dedicara a trabajar en el Negro-Negro no aceptó,
pidió que respetaran su vocación y además sus contactos políticos. De modo que
trabajaba en el día como gráfico y en la noche iba a Negro-Negro, estaba
adaptado al trabajo nocturno, como era un hombre culto, se hizo amigo de
Sérvulo, de los intelectuales y se formó un grupo muy interesante. Allí nació
el Club de teatro y cuando llegó Reynaldo Damore, tomó un local en La Colmena,
entonces acordaron con la empresa del Negro-Negro que allí se iban a dar
funciones de teatro, cada semana se presentaba una obra con la dirección de
Damore. Había exposiciones de pintura de Sérvulo, también de Alberto Dávila,
Aitor Castillo, toda una generación de pintores y así el Negro-Negro se
convirtió en el centro del movimiento cultural de la época.
El
Negro-Negro funcionó hasta el 5 de febrero de 1975, día en que se produjo una
movilización para desestabilizar el gobierno de Velasco Alvarado, azuzada por
el APRA y la CIA, la extrema izquierda y grupos delincuenciales. Se sumaron
grupos de asaltantes e incendiaron el Casino Militar, lamentablemente el fuego
alcanzó al Negro-Negro y todo se quemó, todo se destruyó, así acabó un centro
de actividades culturales y de bohemia del siglo XX en el Perú. Pero además los
delincuentes entraron al local del Negro-Negro y arrasaron con todo, hasta la
estatua del negro que llevaba a un negrito se la llevaron. Había un pianito muy
lindo, se robaron todos los muebles, hasta cables de electricidad, sillas,
mesas, documentos y archivos. No quedó nada servible, destrozaron todo. Mi papá
en esa ápoca resultó elegido secretario general de los gráficos del diario Expreso pero ya estaba mal de salud,
murió en 1970.
-¿Quién era
Rosita Barba?
-Su verdadero nombre es otro, sino que se puso Rosita
Barba debido al cariño que le tenía a mi papá. Su verdadero nombre era Rosa
Coello, era pianista, pero además tocaba el bajo, tuvo su relación amorosa con
mi papá, es un hecho humano que yo comprendo.
-¿De qué murió
Félix?
-Murió en 1992 de un cáncer al páncreas, se enfermó en
1991 cuando ya mis hijos estaban en el colegio. Hay quienes dicen que me
divorcié de él, pero eso no es verdad. Lo que sucedió con Félix, es que no
tengo por qué hablar mal de los muertos y menos del padre de mis hijos ¿no?
Pero se abandonó mucho al último, había que mantener a los hijos, sacarlos
adelante. Entonces, él era un fanático de los toros y en buena cuenta trabajaba
como cronista taurino y yo soy todo lo contrario, fui una vez pero no soporté
una corrida de toros. Era un taurófilo a muerte. De modo que quedamos en eso
¿no? “Tú con tus toros y tus vacas y yo con la familia”. Ahora, yo sé que él ha
tenido un amor al final de la vida. Yo no sabía nada, me enteré el día que
murió e incluso tenía una hija. Con Félix hemos vivido juntos treinta años pero
me falló, porque mientras yo trabajaba deslomándome por mantener a la familia,
él se pasaba la gran vida, se iba a su peña taurina, se reunía con sus amigos y
eso nos distanció mucho, yo no podía en absoluto tratarlo mal, sin embargo, en
una ocasión le dije: “El día que quieras irte, te vas”. Jamás pensamos en
divorcio ni nada, nunca se fue. No sabía que tenía otra mujer, si lo hubiera
sabido seguramente que la historia hubiera sido otra. Yo no creo que un
camarada deba maltratar a una camarada o viceversa, es una cuestión de
principios. Cuando se sintió mal lo atendí, lo apoyé y murió en mi casa.
- Ha leído usted
Conversación en la catedral en cuyas
páginas aparece, ¿en qué medida se siente retratada o no?
-Bueno, yo creo que en la primera parte, en el momento
del ingreso de Vargas Llosa a San Marcos, cuenta lo que realmente sucedió.
Vargas Llosa tiene una memoria de elefante y es admirable, porque hay párrafos
de conversación que tuvimos con él y aparece tal cual. Leyendo el libro empecé
a recordar lo que discutíamos, lo que hablábamos acerca de los libros. Pero
cuando desarrolla la ficción literaria, es un momento en que comienza a hablar
del enamoramiento ¿no?, eso aparece en El
pez en el agua. En el caso de Merino (debo insistir), no fue Félix sino
Merino con quien formábamos un triunvirato, aunque sé que Mario tiene todo el
derecho de decir lo que dice ¿no? Yo no tengo por qué enojarme de eso, debo
decir que ese libro me gusta, me gusta también la novela, sí me gusta. A veces
me pongo sentimental y me gusta leer esa parte del ingreso a San Marcos.
-Pero además
han sido años de luchas terribles.
-Sí, sí, sí. La verdad es que tenía el deber de
participar en política, para mí era una obligación moral, sentía la obligación
de luchar por la clase obrera, luchar en su Partido. A mí también me expulsaron
del Partido Comunista, también, por supuesto. Cuando el Partido Comunista se
manifestó por el pleno apoyo al gobierno de Velasco y se produjo la ruptura con
los maestros, ellos fueron los primeros en luchar contra Velasco a pesar de
todas las reformas que había realizado. Al menos mi idea no era apoyar solo las
reformas, primero estaba la clase obrera o la clase trabajadora, pero apoyar
así sin ninguna otra perspectiva política a ese gobierno, yo no estuve de
acuerdo con ese hecho. Y así lo hice saber. Me expulsaron.
-Usted discrepó
en el Partido.
- Sí, sí, sí, discrepé en el Partido. Llegó un momento
en que tenía bajo mi responsabilidad el Comité de Lima. Pero no, yo manifesté
mi absoluto rechazo a ese apoyo incondicional a Juan Velasco Alvarado, estuve
en contra de esa forma de hacer política. Pero nos expulsaron a los dos, a
Félix y a mí, a los dos juntos con el mote de maoístas. Félix se unió a algunos
grupos que empezaron a formarse en esa época, él estuvo allí pero yo ya no,
tenía mucho que hacer en mi casa, me dediqué a trabajar para mantener a los
cinco hijos que teníamos. Malú, Félix, Milena, Gelga y Luis Carlos. Ahora tengo
ocho nietos.
-¿Cómo era
la relación de Mario Vargas Llosa con Félix Arias Schreiber?
-Bueno, Félix era sumamente celoso, muy celoso. Sin
embargo, Vargas Llosa sabe muy bien que nunca hubo nada entre él y yo, ya sea
de parte de él o de mi parte. Como conocíamos mucho a Mario, lo conocíamos a
fondo y sabíamos que primaba en él más que el pensamiento socialista, ser un
liberal, tal como es ahora pues ¿no?, pero un liberal que saca provecho de lo
que dice o escribe.
-Perdone que
insista. ¿Por qué Vargas Llosa ha dicho: “Yo fui marxista”. ¿Usted cree que realmente fue marxista?
-Ya le respondí, pero bueno. Yo creo que no, yo creo
que no. Estuvo llevado, mejor dicho, arrastrado por la corriente política de la
época universitaria ¿no? Fue cuando apoyó por ejemplo plenamente a la
Revolución Cubana, pero por ahí estaba el Premio Casa de las Américas, los
viajes, la publicación de sus obras, etc. Yo creo que nunca fue marxista,
porque un marxista piensa de otro modo y actúa de una distinta manera. Cuando
eso dice Vargas Llosa es para marketearse mejor, es para hacer ver a los
jóvenes que se puede cambiar fácilmente de opinión y comportamiento
político.
- ¿Cree
usted que la militancia en Cahuide le hizo bien a Vargas Llosa?
- Él aprovecha muy bien todo, aprovecha muy bien su
experiencia, viajes y lecturas, ya ve que hasta la amistad que tuvimos como
jóvenes, él aprovechó muy bien y creó un personaje de literatura ¿no? A pesar
de que éramos amigos y que teníamos muchas ideas en común. Yo sé que él no fue nunca
realmente un socialista ni marxista. Estaba viendo lo que más le convenía,
ahora ese deseo de crecer unido a un gran talento literario, a una disciplina
de hierro ha hecho que llegue a donde ha llegado ¿no? Ha ganado el Premio Nobel
de Literatura. Pero en cuanto a socialismo, a marxismo, yo que he militado
tengo autoridad moral para decir que nunca fue marxista. Más bien resulta un
uso indebido de una ideología respetable y distinta a la suya, ese juicio en
Vargas Llosa resulta una impostura.
Siempre lo
notaba demasiado individualista, es decir que en cualquier momento dejaba la
causa por lo que él quería lograr ¿no? Para mí eso era inconcebible en una
persona íntegra, yo voy a terminar ya mis años y voy a seguir siendo comunista.
Por supuesto que reconozco los miles de errores que he podido cometer, pero
para mí siempre hubo una ideología que se enfrentó al fascismo y al
imperialismo. Esa lucha puedo decir que valía la pena seguirla, pero si ahora
ya no puedo por mi edad o limitaciones propias, yo creo que de nacer nuevamente
seguiría siendo también comunista, como lo fue mi padre hasta el último día de
su vida, como lo seré yo hasta cuando viva. Soy comunista y me siento muy
orgullosa de serlo.
Me impresiona este relato, esta entrevista. Conoci a estas personas mas nunca supe de su historia.Es sorprendente la vida que cada persona encierra y lo circular que puede ser la vida.Nunca te imaginas de que manera te puede volver a encontrar y hoy volvi a encontrar parte de la mia,en mis recuerdos que aparecen a traves de esta lectura.
ResponderEliminarHola. A qui muy sorprendido por lo que haz compartido.
ResponderEliminarMuchas gracias por esto. Esperamos más de ti en nuestros objetivos.
Un fuerte abrazo Rivaguerino.
De nada, por alguna razón y en esos azares llegue a tu blog para conocer a estas personas , padres de una persona a la que quise mucho en mi espocas universitarias de la UNA La Molina. Gracias
ResponderEliminarBellísimo testimonio de una mujer admirable. Testimonio esclarecedor que tumba por los suelos un mito político y otro mito sentimental, ambos inventados por la imaginación prolífica del novelista. "...yo voy a terminar ya mis años y voy a seguir siendo comunista. ...para mí siempre hubo una ideología que se enfrentó al fascismo y al imperialismo". La admiro aún más.
ResponderEliminarHubiera sido interesante también preguntarle por la mención que Miguel Gutiérrez hace de ella y de Arias en "La generación del 50" y en "Confesiones de Tamara Fiol".
ResponderEliminarSorprendente confesión de una militante culta, tenaz y admirable. Creo lo puso en su lugar al escritor Mario Vargas Llosa.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl problema con este texto es que en ningún momento Vargas Llosa habla de algún romance con Lea en su relato autobiográfico, tan solo dice que a él le atrajo pero nunca se lo confesó. Y que desde que ella inició relación con Arias Schreiber, pues ya no hubo nada más que amistad. Y sobre si MVLL era marxista o no, cabe preguntarse acerca de qué significa eso, sobre todo en adolescentes que apenas apuntan las narices a la política. Discrepo del liberalismo de Vargas Llosa, pero también de toda adhesión a ideologías occidentales, como el marxismo, de manera acrítica. Sin embargo en el momento de los juicios personales -si acaso son válidos- no cabe otra cosa que juzgar en torno a las conductas, el actuar, y no ponerse a interpretar. Y lo que vimos en Vargas Llosa, en los tiempos en que se reconocía socialista, es perfecta coherencia entre lo que afirmaba y hacía. Como hoy con su afirmación liberal. Discrepar, pero no ponerse a interpretar desde la subjetividad, sería buena idea siempre. Lástima que la señora Barba no pueda ya leerme, pero me dirijo a los comentaristas: así no es, pues.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir esta entrevista. Concuerdo con David Roca. Lo que ella dice no contradice los recuerdos de MVLL, a pesar de que ella dijo "no, no, no" varias veces. En El Pez en el Agua Mario nunca dijo que tuvo una relacion con Lea, y eso concuerda al 100% con lo que ella dice. Lo que veo tambien es que mucho de lo que dice la senora Barba de Mario en los anios 50s esta ten~ido por la actitud liberal de MVLL a partir de los 80s. No se si me dejo entender... pero creo que la evaluacion que ella hace de Mario en sus tiempos en Cahuide (1950s) esta de alguna forma contaminada por las posturas de Mario a favor de la libre empresa y el libre mercado (desde 1980s a la fecha).
ResponderEliminarEs una lastima que no lei el articulo cuando mi hermana vivia , no se dice " No se llamaba así y se puso ese nombre por cariño a mi padre ....tuvo su relación amorosa y es una relación amorosa que yo acepto ". Porque uno no se expresa así de una relación de 10 años que termino con la muerte de Padre . Mi otra hermana Lea ( llamada así en honor a mi padre y a Lea la mayor (como la llamaba yo ) se sumió en la tristeza ( sobre todo porque la trato y hasta trabajo con ella en el Colegio de la familia Encinas ) ante tal ligereza . Lo cierto es que mi Padre vivió y trato a mi madre como Rosa Barba . Por otro lado , yo desconozco el estado civil de mi Padre en referencia a la mama de Lea la Mayor ,y de la madre de mis otras tres hermanas a quien no conozco , pero les agradezco a estas dos señoras que antecedieron a mi madre,que en algún momento hicieron feliz a mi padre que siempre fue un hombre integro y honesto hasta donde se. Ya en esta etapa de la vida se que en toda pareja fallida cada uno debe asumir sus responsabilidades e incompatibilidades y me queda claro que cada quien sabe quien fue su madre y debe respetar a los Padres y a su camino de vida . En un comentario se hace mención al exceso de interpretación y falta de objetividad de la Entrevistada , cosa grave en una abogada y persona ya tan adulta . Penosamente no puedo mas que concordar con ese comentario . No se si alguien leerá este comentario , ni se cuantas personas leyeron el artículo por lo cual esperare un tiempo prudencial para exigir el retiro del presente articulo por el contenido lesivo a la memoria de mi madre , que habiendo conocido a mi Hermana Lea la mayor debe a ver sido involuntario y subjetivo . Escrito por LEO LEONIDAS BARBA COELLO A MUCHO ORGULLO
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