Si
en el Perú el Poder Judicial cumpliera legalmente sus funciones, seguramente
que varios candidatos a la presidencia de la República y a congresistas
estarían presos. Pero además quienes siendo congresistas fueron condenados y
cuyas sentencias tampoco se cumplen. En cambio, hay muchas personas inocentes
que siguen detrás de las rejas sin poder recuperar la libertad. A nadie le
llama la atención que algunos candidatos tengan sentencias firmes, sin embargo
hayan sido acogidos por camarillas de amigos que se agrupan circunstancialmente
para llegar al poder.
A ese hecho se no se le puede llamar Partido
Político, es una fracción de personas con intereses comunes para llegar al
gobierno y disfrutar de los beneficios del poder. Pero para ese hecho político-comercial,
se necesita empresas dispuestas a financiar las campañas. Entonces, aparecen
magnates y empresas destinadas a mantener el curso del saqueo de las riquezas
naturales, siempre y cuando también se les deje mano libre para hacer sus
negocios. La inscripción en el Jurado Nacional de Elecciones es simple y fácil,
nada se controla ni evalúa en su oportunidad, todo es subsanable, de modo que
así aparecen partidos que en realidad no son.
Un partido político es una entidad legal que
tiene una doctrina política definida, como resultado del análisis referente a
determinada realidad social, política y económica. Se sustenta en la necesidad
de mantener el curso de la historia de acuerdo a las corrientes políticas de
renovación del pensamiento político contemporáneo. Se reestructura cada vez que es necesario, no solo en lo
referente al análisis social sino entre sus propios cuadros. ¿Se puede llamar
partido político a las agrupaciones de amigos que se organizan solo para
gobernar? No. Ese es un problema básico porque si no hay partidos políticos, es
imposible no solo la alternancia en el poder, sino la necesidad de renovar los
conceptos que rigen la vida política pública.
Entonces ¿qué es el fujimorismo? Keiko no
representa a un partido doctrinario, es la herencia letal de un sistema
cleptócrata y permanente saqueo del tesoro público, una forma de gobierno rapaz
al servicio del gran capital. Pedro Pablo Kuczynski, cree que los electores le
creen lo que dice, el entorno que lo guía no le explica la verdad, ¿cómo hará
para recuperar todo lo que hasta ahora ha gastado? Como buen lobista, sabe que
no es dinero perdido, ya puede hacer mejores negocios. Acuña se equivocó desde
el principio, muy distinto pudo ser si hubiera leído sistemáticamente sobre
política, economía, sociología y antropología. Nunca debió haber mentido como
cancha. ¿El APRA es un partido? ¿Y el PPC? Ambas agrupaciones derechistas han cumplido un ciclo histórico de
incoherencias, falacias y traiciones. Han llegado al final de un período político
y nunca más volverán a ser, la derecha política mejor organizada y controlada
por sus eternas cúpulas.
Alejandro Toledo, está convencido que vive
sus últimos días de libertad y vida política, si el Poder Judicial realiza la
labor que le corresponde, sabe que los días de viajes efímeros, farra y
fanfarría están contados, ECOTEVA es sin duda solo una fachada de actos
ilícitos que se deberían ser investigados a fondo. Frente a una evidente
orfandad de ideas políticas de parte de Keiko Fujimori, Alfredo Barnechea es un
intelectual-periodista, un exitoso agente de negocios que mejor conoce el tema
relacionado al gas de Camisea, además ha intervenido en varios negocios
jugosos. Keiko carece de ideas, sus discursos se sustentan en falacias que
repite continuamente al clientelismo de Alberto Fujimori. Los discursos de Keiko Fujimori son
paupérrimos, no tiene idea de lo que es ahora el Perú y necesidad de
estructurar por lo menos, algunos objetivos nacionales históricos para el siglo
XXI.
Verónica Mendoza es una voz solitaria que
representa a una izquierda fraccionada, el poder mediático y la gran prensa de
las derechas, prefiere hablar de Barnechea que de ella. Verónica Mendoza goza
del apoyo de grupos politizados, en cambio Barnechea es un candidato que no
cuestiona al sistema ni al poder empresarial-colonial. “Chacho” aprendió mucho
durante su estadía en “Correo”, trabajando con Hugo Neira y Julio Ortega, Alan
García le enseñó hacer política desde “el poder sin partido”, hasta que
apareció Alfonso Barrantes Lingán y no solo lo derrotó, sino que le hizo pasar
una incómoda luna de miel.
Como no hay partidos políticos tampoco hay
debates en referencia a los grandes problemas sociales, políticos y económicos
del Perú. La llamada gran prensa y televisión de masas, se ocupan de comentar
anécdotas, chismes, viajes, mítines, discursos y hasta al “Gringo P.P.K.” le
quitan los pantalones para ver qué color de trusa tiene ahora. Así, los candidatos que lleguen a una confrontación
final antes de la segunda vuelta, saben que nada trascendente discutirán.
Entonces, no hay necesidad de haber estudiado los más graves problemas del Perú
del siglo XX, sino solo tratar de defender el sistema político imperante.
Julio Guzmán es un hecho que se veía venir,
de no haber sido las acciones (legales) del Jurado Electoral
Especial (JEE) Lima Centro 1, no hubiera tenido la cobertura que necesitaba
para ser el candidato que quería ser. Auspiciado, aupado, financiado y
sostenido por poderosas firmas comerciales (Yambal), de pronto las derechas lo
prefieren en vista del crecimiento del voto contra Keyko Fujimori. Guzmán no
tiene partido político, pero tiene mucho dinero y padrinos dispuestos a gastar
lo que sea con tal de recuperar después todo y ganar mucho más. Es un negocio a
largo plazo, Guzmán sabe que está económica y políticamente hipotecado, es un
prisionero que debe resarcir todo cuanto hasta ahora se ha invertido y seguirá
gastando en él.
Guzmán no es el Mesías, menos el Pachacuti ni el Tunupa que espera hace siglos el Perú esencial, es solo un
personaje de engranaje político circunstancial, un político de recambio
necesario que servirá para refrescar la hedionda atmósfera política. Todo
indica que detrás de Guzmán, hay un proyecto de largo alcance para mantener el
modelo, sobre todo económico y forjar en el Perú un nuevo cuño de República
colonial. Ese es el significado de una candidatura que ahora goza del apoyo del
poder fáctico, se trata de hace creer que no hay otra opción. Sin embargo, no
es verdad, el limeño hispano, criollo, fogoso,
bla bla bla, ágil, brioso, maratonista, palabreador, diligente, presto, activo
Julio Guzmán no es más que la
misma chuleta con distinto fustán.
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