Vistas de página en total

jueves, 19 de septiembre de 2013

HUANCANÉ EN MEDIO DEL ABANDONO Y DESENCANTO



      

Un día como hoy, el 19 de setiembre de 1827, durante la administración de Ramón Castilla, el pueblo hispano-quechua-aymara de Huancané (Puno), fue declarado como capital de provincia. Desde entonces han transcurrido 186 años de abandono, ausencia de liderazgo, permanente crisis de instituciones y creciente pobreza. No hay nada que festejar. No faltarán actos oficiales intrascendentes, discursos vacíos, asistencia de autoridades regionales, misas, bailes y desfiles. Es que el antiguo centralismo y persistente desencanto social, ha convertido a Huancané, en una de las provincias  más pobres de Puno y el Perú. Sin embargo, no se ha perdido la memoria de hechos históricos como la participación del Batallón Huancané en la Guerra por el  salitre con Chile (1879) y la sublevación de Huancho Lima (1923).
      El vocablo Guancane tal como escribe Huaman Poma de Ayala, proviene de la palabra waq’a que después se españolizó como Huancané, habiendo sido un territorio donde se hablaba pukina, tal como lo ha demostrado Rodolfo Cerrón Palomino, de modo que muchos topónimos proviene  de ese idioma. Hasta 1780 era un pueblo con una considerable población de mestizos, quechuas y aymaras. Tanto Waldemar Espinoza Soriano y Jorge Mariano Cáceres-Monroy, afirman que era un centro de producción lanar, de carne, lana, tejidos y ollas.
    La decadencia de Huancané se inició cuando en 1781 Pedro Vilca Apasa e Inti Condorena atacaron con sus huestes rebeldes al pueblo, degollaron a curas y mestizos, destruyeron las casas e incendiaron todo. Solo quedó intacto el templo y la capilla. Modesto Basadre que llegó a ser subprefecto en 1852, dio un testimonio patético, señalando que el líder azangarino taló Huancané.
      Con el advenimiento de la República (1821), Huancané fue reconstruido, repoblado con familias de Arequipa y Puno, a quienes se les donó terrenos para que construyeran sus viviendas. Pero hacia 1890 en vista de un despliegue de la economía local, llegaron varios jóvenes procedentes de Achacachi (Bolivia) y se instalaron allí. Durante los años 50 del siglo pasado, funcionaron varias casas comerciales extractivas debido a un aumento de los precios de la lana para fábricas de casimires en Inglaterra.
      Un hecho que retrasó su desarrollo social y provocó la sublevación de Huancho Lima (1923) fue la creación compulsiva de haciendas. La Iglesia Católica también administraba fundos productivos donde jamás se pagó salarios ni establecieron escuelas. Hasta que la reforma agraria de Juan Velasco liquidó la feudalidad, pero los regímenes de Francisco Morales Bermúdez, Belaunde, García y Toledo, destruyeron la posibilidad de un desarrollo de acuerdo a un capitalismo moderno.
     La actual Plaza de Armas de Huancané siendo alcalde Luis Arenas Castillo, fue diseñada y construida por Leonel Velarde, quien ha cumplido 100 años de edad. La hermosa capilla y la torre fueron destruidas para dar paso a un salón de conferencias y propaganda religiosa. Aunque es verdad que ahora ha crecido como población debido a la migración del campo a la ciudad, se trata de un pueblo vacío donde una que otra persona cruza la plaza, pero se llena los domingos y en fiestas locales.                                          
     Sin embargo, la creación del Colegio Nacional Mixto de Huancané en 1957, siendo diputado José Alemán Cornejo, permitió la formación de nuevas generaciones de profesionales, sobre todo de escritores huancaneños. Pero sin el  Centro Escolar 841, no hubiera sido posible la presencia de maestros primarios formados en la Sección Normal del Colegio Nacional San Carlos de Puno. Menos que existiera el “Club Libro y Deporte Humberto Luna” (1927), donde se formaron  los mejores cuadros políticos.
    Muchos alcaldes no entienden que el tiempo se encarga de valorar las obras espirituales, las materiales son renovables y nada queda. Siendo alcalde Francisco Aracayo Valencia en 1998 se publicó el I Festival del Libro Huancaneño que consta de los siguientes libros: Etnohistoria de Huancané, Juan Luis Ayala Loayza; El pueblo aimara y los conflictos con el poder, Leoncio F. Mamani Coaquira; El sirvinakuy en el mundo aymara, Andrés Espinoza Cordero; La danza de las balsas, Gloria Mendoza Borda, El puma plateado, José Luis Ayala.
    El alcalde Andrés Choquehuanca Huanca en 2005 auspició el II Festival con los títulos: Celebración Rita Puma, José Luis Ayala; Cuencas hidrográficas del Titicaca, Andrés Choquehanca Huanca; Tambores pluviales, Julio Abelardo Luza; Te esperaré en el cielo de Fidel Mendoza. Esas son obras que marcan un hito en la historia de la cultura andina y es también una demostración de la capacidad creadora de un pueblo. 
      El 13 de diciembre se cumplirá 90 años de la masacre y destrucción de Huancho Lima. En Puno, Huancané y Huancho debería realizarse un evento con asistencia de científicos sociales, para que las nuevas generaciones conozcan la verdad histórica. Y por lo menos en Huancané, en la plaza de armas, se erija un monumento en homenaje a los héroes de Huancho Lima. Un pueblo que no reconoce a sus héroes civiles y culturales está condenado al ostracismo. Pero alguna vez que escribirá una biografía de un huancaneño injustamente olvidado: Felipe Sánchez Cordero, quien siendo diputado por Huancané sustentó y firmó durante el régimen de Guillermo B. Leguía, con Manuel A. Quiroga un proyecto de ley para una auténtica reforma agraria.

1 comentario:

  1. Muy interesante la nota, Jose Luis. Con tu permiso la voy a publicar en mi blog. Aprovecho la oportunidad para enviarte un fraterno abrazo.
    Jorge Aliaga Cacho

    ResponderEliminar