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domingo, 26 de agosto de 2012

CONGA, PONGUEAJE Y LA MENTALIDAD COLONIAL

Ilustración: Carlos Tovar "Carlín"

Sin duda hay varias formas de leer la paralización “momentánea” de las actividades en torno al Proyecto Conga, depende de los instrumentos de análisis, la ideología y visión de la historia de la persona que suscriba una opinión. Mucho tiene que ver el medio en el que se expresan “los analistas” asalariados, pero hay un hecho que no se puede dejar pasar desapercibido. Todos los medios y periodistas, salvo “La Primera”, han realizado una millonaria como feroz campaña desde el poder mediático a través de diarios, radio y televisión, para demostrar que sin inversión no hay progreso, los “ultras” están en contra el desarrollo del Perú e inversiones extranjeras. Esa persistente manera de atacar a quienes no piensan igual que ellos, ha demostrado que el pongueaje ideológico y cultural, no ha sido aún desterrado, erradicado. Menos la mentalidad colonial, tan arraigada en la vida republicana.
     El pongueaje al servicio de la depredación de la naturaleza y evidente destrucción del medio ambiente tuvo un rol protagónico. Tal vez quienes ejerzan el oficio no  sepan que se llaman pongos, pero la mayoría de ellos trabajan con un alto salario. Nada es gratis porque todo se paga. Los pongos de las haciendas no cobraban salarios, eran tratados como animales, no tenían derecho a nada. En cambio, los pongos posmodernos al servicio de los grandes capitales, cobran puntual, reciben directivas, escriben, leen libretos y tienen que cumplir todo cuanto se les encarga. Muchos de ellos son científicos sociales, de modo que “nadie” puede refutarlos. Quien quiera comprobar este hecho, tiene una tonelada de papel escrito, audios y grabaciones que sería una tarea de nunca acabar.
    La mentalidad colonial ha quedado muy enraizada desde la organización de la sociedad colonial, funcionaba en base a leyes que datan desde 1542 y fueron firmadas por el rey Carlos I. La sociedad colonial comprendía solo a los españoles y sus descendientes. No estaban incluidos los mestizos, “indios” ni “negros esclavos”. Así se formó la clase dominante en el Perú y por lo tanto son dueños para disponer la exacción ilimitada de minerales. Hasta que el virrey Toledo, solo para imponer más impuestos por el hecho de vivir en el Perú, determinó la clasificación de las personas con el concepto de raza, situación económica y color de la piel. Desde entonces, estamos divididos en una clase dominante “blanca” y de “colores”  compuesta por cholos, indios, mestizos, negros y mulatos. Esa mentalidad colonial, clasista, racial, excluyente, discriminatoria y llena de desprecio por las culturas ancestrales, quedó consolidada con la fundación del sistema republicano. Durante muchos años hubo dos Repúblicas: La República de los mestizos y la invisible “República de los indios”, los pueblos de la Amazonía no existían.
    La nobleza peninsular compuesta por chapetones, puka kunkas (cuellos rojos), nacidos en España, eran los administradores de los intereses imperiales. La nobleza americana llamada también indiana, estaba compuesta por españoles nacidos en el Perú, a quienes de se llamó criollos. La clase media estaba conformada por españoles peninsulares y españoles americanos sin fortuna, sin propiedades y menos títulos nobiliarios. Las personas que pertenecían a este segmento eran abogados, médicos, funcionarios públicos de menor rango, militares, comerciantes, etc. No tenían poder político.
    Los curacas o caciques estaban sometidos al poder del rey de España, muchos de ellos se asimilaron a la maquinaria de dominación para no perder sus bienes, por lo que estaban  exonerados de pagar impuestos. Eran dueños de grandes extensiones de tierras así como de mano de obra gratuita, constituían los nexos entre los corregidores y grandes mayorías para que hacer pagar impuestos. La gran mayoría que producía la riqueza eran “indios” pobres, desamparados y sin derechos. También había indios forasteros, yanaconas, jornaleros, de haciendas, indios de ayllus y comunidades. Los afro descendientes llamados negros, eran vendidos y comprados en los mercados como animales, también había los llamados negros cimarrones.
    Tanto José de San Martín como El Libertador Simón Bolívar, se dieron cuenta que no podían ir más allá porque los criollos y mestizos limeños, herederos del poder político colonial de sus ancestros, no estaban dispuestos a ceder nada a favor de las grandes mayorías de peruanos pobres. Un punto de quiebre y para hacer saber que no aceptarían compartir el poder con la plebe, fue cuando la aristocracia limeña hispana, mandó a matar al doctor Bernardo Monteagudo. La batalla de Ayacucho consolidó las ventajas de la aristocracia limeña, fue así como se fundó una República que nada tenía que ver con la realidad de ese entonces. Al quedar intacta la administración de la colonia, los mecanismos de poder y sobre todo la mentalidad aristócrata, se consolidó el criterio de la imposición por la fuerza. ¿Cómo hizo España para controlar y aplastar a tantos movimientos sociales si no contaba con una fuerza represiva adecuada? Utilizó el adormecimiento de la subconciencia colectiva mediante la religión, a los caciques como actores directos y luego a la Iglesia Católica, mediante un sistema de obediencia incondicional, comunicaciones secretas, confesiones y la excomunión.
     El paso del sistema colonial a la fundación de la República fue de la noche a mañana, la clase dominante colonial no hizo ningún esfuerzo militar por conseguir la independencia y estuvo ausente en los campos de batalla. San Martín se fue del Perú desencantado, muy decepcionado y el Libertador Simón Bolívar se convenció que a la clase dominante no le interesaba la consolidación de la República, solo el oro y los esclavos. ¿Cuántos levantamientos y acciones heroicas se produjeron contra la mentalidad colonial republicana? Habría que leer a Pablo Macera, Juan José Vega, Wilfredo Kapsoli, Waldemar Espinoza Soriano, Hernán Amat Olazábal, Alberto Flores Galindo, Virgilio Roel Pineda, Antonio Rengifo, Augusto Ramos Zambrano, José Luis Rénique y a tantos otros historiadores insignes. Entonces, no es una novedad que se produzcan movilizaciones sociales, las respuestas que vienen desde el pueblo frente a un Estado-nación de corte colonial, que trata de imponer una forma de desarrollo excluyente, mediante dádivas, asistencialismo y distribución social desigual. Tampoco se puede negar que haya dirigentes politizados, algunos de los cuales tienen simpatías con movimientos que propician acciones violentas. (Nosotros, como dicen los muchachos: porsiaca na’ que ver. Pero Conga fue. Ha sido un roche muy grande).
    ¿Cómo procede ahora el Estado-nación? La metodología es así: Primero se enajena, cuadricula y remata todo el territorio nacional, sierra, lagos, costa, selva, ríos y mar (y luego la plata llega sola). Se hace concesiones legales leoninas sin consultar a las poblaciones afectadas, se aplica el vergonzoso criterio de “El perro de hortelano” y procede a depredar la naturaleza matando a ciudadanos que protestan. La población no acepta imposiciones verticales, sale a las calles, bloquea carreteras. Entonces, se producen uno, diez, cien muertos. La represión recrudece y se nombra una mesa de diálogo destinada a no conseguir nada. Se nombra a sacerdotes que actúan de buena fe, se les llama facilitadotes, no importa que la palabra no sea la más adecuada. Se decreta estado de emergencia, no interesa que haya caído uno, dos gabinetes y el tercero quede debilitado, la idea es doblegar a la población para que deje “trabajar” en paz por el bien común y desarrollar la zona.
    ¿Ha cambiado acaso la mentalidad colonial de la clase dominante? No, se ha modernizado y como no es posible matar a más ciudadanos, toda actividad de protesta justa se judicializa. Sino veamos: ¿cuántos conflictos sociales han surgido en el mes de julio? Según el reporte de la Defensoría del Pueblo: “Se da cuenta de 168 conflictos activos y 75 conflictos latentes. La mayor cantidad de conflictos sociales se ubica en el departamento de Ancash (31 casos) y Puno (22 casos); le siguen los departamentos de Cusco (16 casos), Lima provincias (15 casos) y Apurímac (15 casos). Continúan siendo tratados 81 casos mediante procesos de diálogo. Asimismo, se registraron 71 acciones colectivas de protesta”. ¿Qué es el reporte de conflictos sociales? Según la Defensoría del Pueblo: “Es un instrumento de monitoreo cuyo objetivo es informar mensualmente acerca de los actores, los problemas y el desarrollo de los conflictos sociales registrados por la Defensoría del Pueblo a nivel nacional. La información divulgada constituye una señal de alerta dirigida al Estado, las empresas, las dirigencias de las organizaciones sociales, los medios de comunicación y la sociedad en general a fin de que se tomen decisiones orientadas a conducir el conflicto por la vía de la ley y el diálogo y se eviten los desenlaces violentos. El documento recoge la información proporcionada por los actores intervinientes en los conflictos sociales, a través de las 28 oficinas defensoriales y los 10 módulos de atención al público que tiene la institución, complementada y contrastada con otras fuentes”.
     Sin embrago, a pesar de todo el poder colonial de la derecha aliada a las transnacionales, ha quedado comprobado que no es posible que el Estado-nación actúe al caballazo y un ex premier haya dicho: “por ahora no es posible realizar las transformaciones sociales”. “El presidente tiene que olvidarse de sus promesas electorales”. Y al día siguiente rectificarse y decir: “El presidente es presidente de todos los peruanos, me han tergiversado”. Óscar Valdés Dancuart, déspota, iracundo, sin modales de político culto, lo único que consiguió fue que los cajamarquinos se radicalizaran. Hasta que llegamos a un momento en que la Defensoría del Pueblo destacó una reunión de trabajo con el presidente del Consejo de Ministros, Juan Jiménez, y el Alto Comisionado de la Oficina de Diálogo Nacional y Sostenibilidad, Vladimiro Huaroc. En esa oportunidad el diario “El Comercio” informó: “Se expuso la visión institucional de la conflictividad social en el país, sus metodologías de acción y (se) ofreció colaborar en el intercambio de información, el análisis de casos prioritarios y la organización de procesos”.
      La pregunta es: ¿Quién manda en el Perú? ¿Quiénes toman las decisiones políticas más importantes? ¿En qué medida influye en el poder la opinión de los representantes del capital? Para tener una respuesta certera a estas preguntas, es necesario conocer la siguiente información frente a que sucedió en el proyecto Conga. En efecto se informó que: “El director ejecutivo de Newmont Mining Corp., la empresa que tiene un 51,35% de Minera Yanacocha, señaló que en este momento no hay un entorno favorable para el desarrollo del proyecto Conga en Cajamarca”. Enseguida aseveró: “Según dijo Richard O’Brien a Dow Jones Newswires, en una entrevista publicada el último viernes, para que el proyecto Conga pueda desarrollarse, debe haber un ‘entorno consistente’ para conseguir ‘el desarrollo exitoso, tanto del proyecto minero como de aquellas cosas que van con la minería, sea el transporte de personas o equipos”. (Diario El Comercio”)
    Como se dice ahora, traducción: Señores: el proyecto minero Conga no va por el momento porque el movimiento social lo impide, tenemos que esperar que se cambie a los dirigentes para presionar después. Nosotros determinamos lo que debe hacerse o no. Como no hemos logrado doblegar la voluntad de un pueblo, sobre todo a los “paisanos” que pudieron ser beneficiados, vamos a esperar que cambien las autoridades locales y para eso, desde ahora plantearemos una estrategia. Para nosotros no importa el tiempo que tengamos que esperar porque de todos modos nos llevaremos el oro y los peruanos se quedarán sin nada. Están advertidos, nosotros acumulamos capitales y ustedes solo muertos y pobreza. (Nada ni nadie podrá cambiar la historia, desde la llegada de Francisco Pizarro). 
      Sin embargo, hay cuatro lecciones coyunturales a las que se puede llegar:
    1.- En todo momento se pudo apreciar que el pongueaje, así como la mentalidad colonial estuvo al servicio de una trasnacional poderosa. Que el Estado-nación no tiene capacidad de prevención de conflictos y menos está dispuesto al diálogo. Ordenar, suspender las garantías constitucionales, actuar al caballazo no es dialogar. Hacer despliegue de la fuerza para atemorizar ya no da resultados. 
    2.- Que la mentalidad colonial está intacta aunque se haya adaptado a las formas de expresión de corrientes desarrollista en desuso del siglo XX. Pero el Estado-nación no concede de ninguna manera el derecho de los pueblos a decidir libremente si aceptan o no las disposiciones que vulneran sus intereses.
    3.- Que la violencia no es precisamente el camino para hallar fórmulas de entendimiento y no es posible que haya más muertos en el futuro en las concesiones mineras.
    4.- Desde ahora se hablará de Conga y posConga. Vivimos debido a la ejemplar lucha del pueblo de Cajamarca un distinto escenario en el Perú. Ojalá se haya aprendido la lección, cuando un pueblo decide lo políticamente correcto, no hay quién lo doblegue debido a que actúa por convicciones.
     No obstante, toda construcción de mega hidroeléctricas, caminos carreteros, explotación de minas, ciudades y oleoductos, etc., etc., conlleva la modificación de la naturaleza y necesaria destrucción de condiciones naturales que nunca más volverán a ser las mismas. No se trata de destruir para ganar ingentes cantidades de millones de dólares y recibir el canon y algunos miles para el Estado y programas sociales. La idea es que efectivamente la explotación de las minas sea racional y beneficie a los poblares del entorno, sin destruir los ecosistemas. Hecho que no ha sucedido desde la implantación del pésimo sistema depredador que solo ha generado pobreza. ¿Llegará el día en que el Estado Peruano explote sus minas, gas y petróleo, cuide sus aguas, glaciales, ríos y el mar?  Solo así podrá superar la miseria y distribuir el pan social en todas mesas de modo equitativo.
    Mientras la mentalidad colonial del poder subsista, se imponga mediante la represión, uso de la aparente legalidad, la violencia y fuego de los fusiles, todo parece indicar que habrá que esperar a otras generaciones que tengan conciencia y necesidad, de implantar un sistema de gobierno democrático, humanizado y descolonizante. ¿Llegará ese día? Sin duda, con seguridad debido a la fuerza de la cultura, la razón y la historia. En parte, todo empieza con una nueva Constitución Política del Perú.  

jueves, 23 de agosto de 2012

RAMOS ZAMBRANO: LA HISTORIA Y LA FE

El historiador Augusto Ramos Zambrano.

      
    Una afirmación contundente podría resumir la biografía, convicción y fe de un historiador comprometido como fue Augusto Ramos Zambrano. En efecto, Mario Huayhua Quispe le hizo una entrevista para el diario Los Andes (22/08/2012) y en la parte final se puede leer:
- Después de haber realizado una de las primeras investigaciones sobre Teodomiro Gutiérrez Cuevas, ¿cómo usted, ahora, en este momento presente, lo asume al legendario Rumi Maqui?
- Yo lo asumo como un hombre que soñó con la justicia social en el Perú y que, desgraciadamente, esa justicia social todavía no ha llegado, de tal manera que necesitamos otro Rumi Maqui.
    Una idea central en esta respuesta es justicia social que no ha llegado. Precisamente, ese pensamiento recorre toda su obra desde el primer libro hasta el último, los cuales en conjunto vienen a ser: J.D. Choquehuanca, el cantor de Bolívar; Tupamarus, Vilcapazas, Cataris, Ingariconas, Aymaras Rebeldes, Historia de la Reapertura Nacional del Altiplano, Historia del Indigenismo Puneño, Apostolado Indigenista de Ezequiel Urviola y Rivero,  Tormenta Altiplánica, José Domingo Choquehuanca: Vida y Obra, Rumi Maqui. Movimientos campesinos de Azángaro, La rebelión de Huancané, Puno en la rebelión de Túpac Amaru, La gesta de Pedro Vilcapasa.
    Decir que fue un historiador importante que se ocupó estrictamente a investigar y escribir en base a fuentes documentales fidedignas, es una verdad a medias pero es traicionar su memoria. Además de negarle uno de los méritos más altos que viene a ser, escribir historia para devolverle a los seres humanos abolidos la esperanza y fe en el futuro, a base de luchas sociales. Ramos Zambrano, aunque no lo dijera nunca, pertenecía a una generación que se propuso descolonizar el concepto y la ideología dominante con la que ha escrito gran parte de la Historia del Perú. 
   Por eso nunca buscó la financiación de una fundación o dinero de las transnacionales para investigar y publicar, como lo han hecho algunos historiadores. Menos de una entidad estatal debido a sus principios ideológicos y decencia intelectual. Sin embargo, probó esa posibilidad y le negaron el derecho a publicar un texto referente a Ezequiel Urviola, como no ha sucedido por ejemplo, con tantos científicos sociales que no cuestionan el pasado y menos emiten juicios que tienen que ver con dolorosa realidad del pasado y de ahora. La prueba más contundente es que los originales del libro referente a la Ezequiel Urviola, que lo entregó para que fuera editado por el Fondo Editorial de Congreso de República, tardó tanto tiempo hasta que un día por dignidad, decidió retirarlo, a pesar que se habían comprometido solemnemente, publicarlo.
    Antes de dedicarse a escribir a tiempo completo tuvo que trajinar por la vida universitaria y la administración de justicia. Nacido en 1930 en el pueblo de Pucará, cuya capital de provincia es Lampa, en el Departamento de Puno. Cursó estudios primarios en Pucará y Lampa, secundarios en el Glorioso Colegio Nacional de San Carlos de Puno y superiores en la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, donde se recibió de abogado. Fue docente de la Universidad Nacional del Altiplano, de la que fue vicerrector académico y luego rector. Ejerció el cargo de defensor de oficio, habiendo asumiendo la defensa de campesinos pobres en el Fuero Civil. También se desempeñó en la magistratura como Vocal Titular de la Corte Superior de Justicia de Tacna y Moquegua, hasta alcanzar la jubilación. Fundó el Instituto de Estudios Pukara. Falleció el 21 de agosto en Lima, a los 83 años, precisamente el día que iba a presentar su último libro J.D. Choquehuanca, el cantor de Bolívar en el Congreso de la República, con la participación de Antonio Rengifo y Nelson Manrique.
     Ni becas ni subversiones, menos financiación de alguna entidad “neutral” para investigar y editar un libro. Ramos Zambrano nunca recibió ninguna ayuda para convertirse en un historiador con mentalidad amorfa, neutra, servil; sabía que ese hecho lo limitaría en sus juicios y análisis. El mejor ejemplo es Jorge Basadre, escribió textos valiosos que es preciso releer de vez en cuando, uno de ellos se referente a la expansión de las transnacionales y otro que se llama “Marx y Pachacutec”. Después que salió libre del “Frontón” nunca más fue el mismo. La prisión lo ablandó, entendió bien el mensaje, le hicieron saber que no lo tolerarían si es que seguía escribiendo de esa forma. Ahora, leer la “Historia de la República” es una versión del Perú convertido en una colonia y sin futuro.
     Cuando se lee un libro de historia es bueno preguntase antes qué ideología tiene el autor, quién le ha financiando su trabajos de investigación, cuánto ha recibido en pago de su trabajo y a qué clase de lectores se dirige. Sin duda, es importante la metodología e instrumentos de análisis, pero mucho más determinante es saber si se está comprometido o no con el proceso de descolonización del pensamiento dominante, si su trabajo contribuye o no a la reconstrucción de una identidad y si tiene la capacidad o no de recuperar la memoria social. Así por ejemplo, si una institución cultural, una universidad o una región encarga que alguien escriba su historia, de ninguna manera hará una análisis y señalará sus miserias, grandes fallas y fracasos, tiene que elogiar empezando por poner primero la biografía “ejemplar” del presidente, del rector, del ministro, del director porque todos merecen las palabras: “paradigmático, honrado y trabajador”.
     Su último libro J.D. Choquehuanca, el cantor de Bolívar. Los caciques Chukihuanca y sus testamentos (A.F.A Lima, 2012) permite conocer efectivamente esos documentos, pues muchos historiadores hacían referencia a esos textos pero ninguno lo conocía. Es también oportuno decir que, quienes ahora quieran conocer mejor la biografía de José Domingo Choquehuanca, tendrán que acudir el libro de Leonardo Altuve Carrillo, quien además demostró un hecho sorprendente: El doctor Juan Basilio Catacora Heredia, fue padrino de bautizo de José Domingo Choquehuaca, en Chuquisaca. Ramos Zambrano además amplía la visón del doctor Francisco Chukihuanca Ayulo, la relación de Wayna Chukihuanca con Gamaliel Churata, aparece una carta de José de la Riva Agüero y es toda una sorpresa, así como cada uno de los documentos que sería muy extenso referir.
   Ramos ha dejado varios libros inéditos y otros por comenzar. Seguramente que su hijo Carlos sabrá manejar ese legado con inteligencia y cultura. Su esposa así como los hijos, hay que decirlo con certeza y acierto, han hecho bien en no llevar el cuerpo sin vida de Augusto Ramos Zambrano a locales como por ejemplo el Ministerio de Cultura, el Museo de la Nación u otra entidad para velarlo. Hubiera sido una afrenta para un historiador que siempre estuvo en contra de un sistema colonial, republicano, insensible, déspota y abusivo con los pobres y desposeídos que son los más. Es verdad que merece un homenaje como toda persona que significa un ejemplo de limpidez y coherencia. Pero el mejor homenaje será publicar sus obras completas.
     Antonio Rengifo quien debió hacer el uso de la palabra en  la presentación del libro de Ramos en el Congreso de la República, nos ha permito tener acceso a su texto, el cual en una parte dice: “También me siento complacido porque la presentación del libro es en el ámbito del Congreso de la República en donde se escuchara la voz combativa  del puneño José Antonio Encinas en defensa de los indígenas. Ramos nos hace recordar las elecciones en la Universidad de San Marcos, Encinas derrotó a Víctor Andrés Belaunde. En el corto período de rector, fundó el Instituto de Medicina Andina, que dio renombre al Perú”                             
     Ojalá no ocurra con Augusto Ramos Zambrano como con José Carlos Mariétegui, César Vallejo y sobre todo con Carlos Oquendo de Amat, es que circulan algunas biografía como si se tratara de escritores híbridos, sin una filiación  y ni siquiera una mínima referencia a sensibilidad social y, menos identidad con los pobres y desheredados del Perú. Es verdad que cualquiera puede escribir una biografía porque no es asunto privativo. Pero si no se identifica con el personaje y sus ideales de justicia social, es mejor que no lo haga, para eso hay muchos escritores que nada les interesa la tragedia humana de haber nacido para morir todos los días un poco. Ramos Zambrano no era un historiador neutral, un asalariado y beneficiario intelectual del sistema. Jamás persiguió una distinción ni condecoraciones. El mejor tributo será el hecho que viva en la memora del pueblo porque desde muy joven reclamó, luchó y escribió para la abolición del dolor humano que atormenta a las grandes mayorías del Perú esencial, trágico, cósmico y eterno.  (24/8/2012)       

martes, 21 de agosto de 2012

CUANDO LA JUSTICIA TARDA, NO ES JUSTICIA

El alcalde Cirilo Robles, a ocho años de su muerte,
el pueblo de Ilave recuerda el horrendo crimen.

Finalmente el sistema de justicia hispano-criollo oficial, ha sentenciado a Alberto Sandoval Loza, quien fuera teniente alcalde de la municipalidad provincial de Ilave (El Collao-Puno) y lo ha condenado a 30 años de prisión efectiva, acusado por delito de homicidio calificado. También a Valentín Ramírez Chino, expresidente de la Central de Barrios de Ilave, igualmente a 30 años de prisión. Sandoval Loza, cumplirá la sentencia el 14 de enero del 2042 y Ramírez el 5 de diciembre del 2038. Los otros coacusados fueron sentenciados a cuatro años de pena preventiva de libertad con carácter suspendida, los otros 30 acusados fueron absueltos. De esa manera, culminó el largo proceso en referencia al “castigo y linchamiento” del exalcalde Cirilo Fernando Robles Callomamani, quien además fue docente en  la Universidad Nacional del Altiplano. Como sociólogo, sabía que Ilave era y sigue siendo, una urbe con fuertes conflictos sociales, políticos e ideológicos, que el Estado-nación nunca puso atención a su desarrollo armonizado y pesar de lo sucedido, ahora no le interesa absolutamente nada, hasta que los aymaras, hastiados de ser cada día pobres, reclamen otra vez sus derechos ciudadanos.    
   Este doloroso hecho permite constatar que el kapkiano proceso que ha durado ocho interminables años, resulta ser un verdadero laberinto del averno, donde se pierde la fe en los plazos y celeridad en la justicia. Ha demostrado que el sistema de administración de justicia ordinaria en el Perú, no solo es lento sino engorroso. Además, que es costoso y por el tiempo transcurrido, los agraviados no sienten que la justicia tenga la capacidad de reparar el daño ocasionado. La esposa del exalcalde Cirilo Fernando Robles Callomamani, luchó contra el tiempo letal, el sistema judicial lleno de inútiles papaleos, pagó coimas y constató que no se cumplen  los ofrecimientos de gratuidad y transparencia en los trámites judiciales. Hasta finalmente quedar pobre y sin posibilidades de educar a sus hijos. Ocho años es mucho tiempo para cualquier proceso judicial, significa que los interesados tienen permanentemente que darle “impulso” a los trámites y como nada es gratis, hacer un  desembolso de dinero para cada “estación” y solo así el juicio avance.      
    Nosotros, desde el primer momento sostuvimos la inocencia de Fernando Robles Callomamani frente a los graves cargos que se le hicieron. El exalcalde primero no cedió ni aceptó pagar cupos ante los chantajes de dos hermanos que tenían en Puno un programa de noticias en televisión. “Ratman” y “Roben” le pidieron dos mil soles mensuales para “no decir nada” y así no sumarse a la campaña de desprestigio. Le ofrecieron “limpiar la imagen” en el menor tiempo posible. Tampoco aceptó pagar mensualmente un cupo de mil quinientos soles para no ser “vacado”. A final, mataron a un hombre justo y honrado, eso fue lo que dijimos y lo decimos ahora. No fueron los aymaras organizados en comunidades, ayllus y estancias, si no tal como ha quedado demostrado, fue un grupo de aymaras acriollados que azuzaron a las masas para liquidar a un intelectual, quien nunca se apropió de los dineros del pueblo de Ilave.     
    En efecto, en el libro “Morir en Ilave” (Editorial San Marcos, 2005), publicamos las resoluciones de la Contraloría General de la República y demostramos que Robles no había tocado nada de las arcas del Concejo Provincial de Ilave (El Collao).  La acusación contra Robles fue que había tomado dinero para hacer viajes a Lima y beneficiarse de manera dolosa. Los otros cargos eran que había corrupción en la administración municipal y, falta de acciones concretas en favor de la población en materia de electricidad. Un asunto grave fue el hecho que la prensa limeña, hispana-criolla le echara la culpa a los tenientes gobernadores aymaras, no faltaron “informes secretos”, en el sentido de que los aymaras bolivianos se habían desplazado secretamente hasta Ilave para causar desmanes en territorio peruano.
     Y sucedió que millones de personas vieron el asesinato de Robles a través de Canal N y de CNN en español. El ministro del Interior de entonces un converso de la izquierda marxista y ahora convertido en “analista” en el poder mediático, no ordenó que la policía impidiera un crimen tan atroz. Pero seguramente que desde su despacho, ese día, vio todo. Desgraciadamente el tiempo nos ha dado la razón. No se produjo una acción de “Fuente ovejuna” si no más bien una conjura y venganza personal. Los aymaras si bien en un principio se plegaron a la huelga, no intervinieron en el crimen de Robles. Sin embargo, fueron satanizados, tratados como salvajes, como seres primitivos que practicaban una “justicia atroz”, de modo permanente e inhumano.         
    Conocimos a Cirilo Fernando Robles Callomamani, cuando en su condición de alcalde electo por Ilave (Collao-Puno), una mañana se presentó en el Jurado Nacional de Elecciones para hacer una consulta legal concreta: si podía renunciar a la alcaldía o ser vacado sin que haya abandonado el cargo, estuviera enfermo y menos cometido un delito. El secretario general del J.N.E. le respondió que su renuncia no sería aceptada. Le obsequió la Ley Orgánica de Municipalidades como la norma correspondiente al máximo organismo electoral y, recomendó que afrontara la grave situación de acuerdo a ley. Cirilo Robles respondió que había sido amenazado de muerte, pero además dos hermanos que operaban en Puno, querían cobrarle cupos para no hacerle problemas. Frente a esa versión, el secretario general le aconsejó que acumulara pruebas y denunciara a los responsables.
      Cirilo Robles se sentía jaqueado, acorralado, agraviado en su honor por las acusaciones de ser un funcionario deshonesto, pero sobre todo chantajeado por los injustos ataques que se le hacía: corrupción, apropiación del fondos municipales, inasistencias injustificadas e incapacidad para solucionar problemas sociales del pasado. Como sociólogo, analista marxista, dirigente político y docente universitario, estaba convencido que su honor estaba siendo mancillado. Hasta que en el 2004 los pobladores de Ilave se declararon en  huelga indefinida contra él y tanto Sandoval como Ramírez, alentaron acciones violentas.  Cirilo Robles llegó repentinamente a Ilave, a pesar de que sabía que podían matarlo. Entonces, la población ebria de alcohol y furia fue a buscarlo y lo sacó de su casa a golpes con palos, a pedradas y castigos corporales.
   Es preciso recordar que el sacerdote Gastón Garatea, entonces presidente nacional de las Mesas de Concertación de Lucha contra la Pobreza viajó a Ilave para mediar entre las partes que eran los dirigentes de la huelga y el alcalde. Entonces dijo: “Mi lectura de lo ocurrido en Ilave es la mala lectura del gobierno, la mala lectura del país aún imperante entre los limeños. Además de una politización extrema de algunos grupitos. Lo de Ilave no es una cosa inocente. Hay corrupción, gente que tiene problemas muy serios. También vemos los vacíos tan solemnes del sistema municipal que aparecen por estos lugares. No aparecen en San Isidro o Miraflores: aparecen aquí. El Estado tiene que re estudiar la cultura, saber dónde está pisando”. Se equivocó, no había corrupción, politización, vacíos legales ni latrocinio, simplemente no conocía la realidad, no iba a ver diálogo de ninguna manera, todos los hechos estaban destinados a que Robles dejara la alcaldía a como diera lugar. Garatea debió decir: “Aquí no hay Estado, nunca esta gente recibió atención, hay miseria, abandono y desidia de gobernantes. Quieren matar al alcalde y el presidente de la República que más está en Punta Sal, debería ver este caso, así como el Ministro del Interior siempre ocupado en todo menos en sus deberes y su sector”.       
  En la contratapa del libro “Morir en Ilave” (2005) y que fuera elegido como el mejor libro del año, escribimos: “El 26 de abril del 2004, después de haber sido martirizado desde las 8:30 a. m., hasta las 3.00 p.m., murió el profesor universitario, magíster, Fernando Cirilo Robles Callomamani, a consecuencia un shock hipovolémico. Con ese hecho cruel se inició la historia social del Perú en el siglo XXI, pero la violencia siguió creciendo mucho más” Y otra vez lamentablemente no nos equivocamos. El año pasado publicamos: “¡Mata a la chola de la waraqa! ¡Mata a esa chola carajo! (Arteidea Editores, 2011, Lima), que es también una crónica de los sucesos referente a la huelga antiminera de los aymaras peruanos.    
    Muchas personas no sabían que había un pueblo en el Perú un pueblo llamado Ilave, pero preguntaron dónde quedaba y por qué las autoridades permitían que se televisara un crimen tan horrendo. ¿Se pudo detener acaso un hecho tan inhumano y cruel? Por supuesto, pero a las autoridades del Estado-nación oficial, no les importó que los “indios” ajusticiaran a un “alcalde corrupto”. ¿Por qué durante el juicio no se tomó en cuenta la inacción del subprefecto, del prefecto de Puno y el Ministro del Interior? ¿Acaso no hay también culpabilidad en la omisión de funciones?
    Treinta años no pasan tan fácilmente y mientras cumplan la carcelería quienes fueron sentenciados, nadie podrá devolverle la vida al profesor universitario, magíster, Fernando Cirilo Robles Callomamani. ¿Qué se debe hacer para restituirle el honor por respeto a su memoria y sacrificio? ¿Quiénes son las personas llamadas a realizar un desagravio post morten? Sin duda primero el Municipio Provincial de Ilave y la sociedad civil para que nunca más, una autoridad electa o nombrada, cualquiera sea la acusación o el delito, sea ajusticiada de una forma pública tan cruel. Ojalá que esta muerte sirva para reflexionar para quienes escribieron tantos textos y se rectifiquen. No vuelvan a equivocase y hagan más daño a personas honestas, dignas e inocentes como Fernando Cirilo Robles Callomamani..   (19/8/2002).