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martes, 31 de enero de 2017

HUANCHO LIMA EN LA UNIVERSIDAD DE CHICAGO





El expediente judicial correspondiente a Huancho Lima, según el argot judicial de la época, “tenía cuatro cuerpos”, debidamente cosidos con pabilo grueso. Durante muchos años del siglo pasado, permaneció en la Notaría Pública de Luis Jiménez en Huancané. Según testimonios de mi padre Juan Luis Ayala Loayza, Abel Durand Lanza, Julio y Vicente Mendoza Díaz, cada “cuerpo” tenía trescientas hojas escritas a máquina como a puño y letra. Se trataba entonces de un total de más de mil doscientas páginas. Sin embargo, en una última entrevista que tuve con Julio Mendoza Díaz, dos días antes de su muerte, me aseguró que había copias de algunos escritos y podían ser ubicadas en los archivos de su hermano Vicente Mendoza Díaz.

    Cuando he tratado de tener acceso a los valiosos archivos de Vicente Mendoza Díaz, la respuesta de los hijos ha sido que fueron llevados a Alemania a fin de ser preservados. Ahora resulta casi imposible saber dónde se encuentran. Según uno de los hijos, me hizo saber que se entregaría a un historiador para que se ocupe de trabajar la biografía de Vicente Mendoza Díaz. Naturalmente que además del caso de  Huancho Lima, hay documentos en referencias a las luchas sociales referentes al siglo XX en Puno.

    Cuando empecé a trabajar la biografía de Julio Mendoza Díaz, sucedió que falleció luego de dos días de grabaciones. Parte de ese trabajo aparece en “El presidente Carlos Condorena” (2006), así como en “Mariátegui, los escritores sur andinos y bolivianos” (2009). Primero revisamos su archivo y por esa razón, puedo aseverar que tenía una importante documentación en referencia no solo a Huancho Lima, sino a muchos juicios posteriores, en los que actuó como abogado.  

    Primero Manuel A. Quiroga defendió a Carlos Condorena y luego Julio Mendoza Díaz defendió en varios juicios, después de los acontecimientos del 19 de diciembre de 1923. Todo estaba debidamente clasificado para desarrollar una extensa entrevista, pero sucedió que falleció llevándose a la tumba muchos secretos que sin duda se han perdido para siempre. Sin embargo, su archivo está cago de uno de sus hijos abogado que vive en Huancané. Ese fondo documentario pertenece a la memoria social de un pueblo ejemplar y seguramente está adecuadamente custodiado.

    Sin embargo, a pesar de la represión juridicial después del 19 de diciembre de 1923, muchas personas mayores tanto en Huancané como en Huancho Lima, mantuvieron latente la memoria social, herencia atávica y tradición oral histórica. Ese fue el caso por ejemplo de Mariano Paqo Mamani, quien tuvo la paciencia de grabar para Yaqueline Weller durante tres días en 1968, todo lo que realmente aconteció en 1923. ¿A dónde ha ido a parar ese archivo? “Yaquicha” murió en París hace tres años. Nada se sabe de sus documentos y grabaciones.

    Es necesario aseverar que el juez Vicente Cuentas Zavala y Enrique Gallegos, como juez instructor, quien después de haber sido un hombre de izquierda y protegido de Gamaliel Churata, durante cinco años no notificó a los autores mestizos de Huancané, responsables de saqueos, incendio y robo de ganado de campesinos tanto de Huancho Lima, como de estancias aledañas que apoyaron la gesta histórica. Menos al mayor E.P. Luis Vinatea, quien dirigió la masacre, torturas y asesinatos. Varios hechos que no se conocían han sido rebelados en un libro extraordinario: “Saturnino Corimayhua. Testimonio de lucha de un campesino del siglo XX”. (2015).  Todos estos textos  junto con “Mariano Larico Jujra. Yo fui canillita de José Carlos Mariátegui” (1990), conforman una bibliografía que presenta una visión de los hechos de 1923. 

    Sin embargo, este tema apenas se ha empezado a trabajar. Hace falta que un equipo de científicos sociales se dediquen a buscar otras fuentes inexploradas. Solo así se podrá tener una visión totalizadora de un acontecimiento único en la Historia del Perú. Pero que por su trascendencia se proyecta ahora como un hecho sin precedentes en el desarrollo de historia social de América. Tanto Churata como Huancho Lima, han tenido que esperar muchos años para ser reivindicados y estudiados. Ha valido la pena insistir, no puedo decir que he arado en el mar. 

     En efecto, debido a la generosa invitación de Jorge Coronado, quien dirige los estudios y formación en ciencias sociales para el grado de doctor en ciencias sociales en la Universidad de Chicago, expuse acerca del impacto y desarrollo de la vanguardia en el Perú. Señalé que la más grande sorpresa para Mariátegui en 1923, cuando regresó al Perú, fue que en diciembre de ese año, se produjo la masacre de Huancho Lima a consecuencia de que los campesinos aymaras  fundaron una distinta capital a Lima, la República Aymara del Tawantinsuyo. Mariátegui por esa razón en la revista “Amauta”, creó la sección denominada “Proceso al gamonalismo” y así apareció una denuncia de campesinos presos en la cárcel de Huancané y Puno, Carlos Condorena, encabezó la denuncia. 

    Francamente se trató de una novedad para estudiantes que se interesaron sobre el tema. El apoyo de José Luis Velásquez Garambel fue muy valioso, pues amplió el panorama mencionando actores, intelectuales y dirigentes campesinos para conseguir una educación propia. Creo que la cronivela  Wancho Lima, es el mejor aporte que un escritor puede realizar y, sea estudiado un movimiento social, desde una visión interdisciplinaria, tal como son los estudios universitarios.

     Ahora hay un marcado interés académico para investigar respecto al sistema educativo que adoptó la República del Tahuantinsuyo en 1923. Los testimonios no son muchos, pero es posible aseverar que se trató de una educación descolonizante, libertaria, socialista y comunitaria. El ideólogo fue sin duda Carlos Condorena y quien llevó a la práctica fue Evaristo Corimayhua.Se trata del primer dirigente fusilado en la puerta de la capilla de Huancho Lima por orden de Vinatea.

     El año 2023, se cumplirán cien años de la masacre de Huancho Lima y solo faltan siete. ¿Hay algún proyecto social de parte del Estado Peruano y campesinos  huancheños? No. No hay nada. ¿A qué se debe tanto olvido y desprecio oficial a campesinos aymaras que se rebelaron contra un sistema social injusto? Sin duda a una evidente falta de liderazgo y movilización social. No hay una respuesta contundente ni reclamos adecuados. Los homenajes son importantes pero deben estar acompañados por lo menos de manifiestos y, así se demuestre la capacidad de  reclamos justos como oportunos.

    El gobierno centralista del Perú, cuya cabeza visible es un lobista como P.P.K., cautivo del fujimorismo que lo chantajea y amenaza con censurar a todos los ministros, lo hace para demostrar que tiene fuerza bruta y mayoritaria. El Gobierno Regional de Puno, desgastado como inepto, no será capaz de solucionar los problemas más graves que aqueja a una población hastiada por el desencanto social y pobreza. Entonces, ¿qué hacer frente al panorama desolador? La respuesta es convocar a una movilización social para reclamar los derechos que les asiste a miles de campesinos aymaras desamparados.

    ¿Qué harían Juan Bustamante, Santiago Giraldo, Teodomiro Gutiérrez Cueva, Ezequiel Urviola, Evaristo Corimayhua, Mariano Paqo Mamani y Rita Puma, si estuvieran vivos ahora? Seguramente que encabezarían una gran marcha en defensa de la vida y derechos de miles de quechuas y aymaras. No se quedarían callados y menos inermes frente a una realidad cada vez más grave como insoportable. Todos los pueblos tienen el destino que se merecen. ¿Qué diría Carlos Condorena? Todo indica que el signo de este tiempo es: Unámonos para que no sea derrotada la esperanza, la tarea que nos corresponde es reconstruir el Perú.   (2016)      


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