DEFENSA DE LA NACIÓN AYMARA. LIBERTAD
DE ADUVIRI
José Luis Ayala.
La lucha por la autonomía, libertad, desarrollo y defensa de los
recursos naturales de la Nación aymara, tiene una larga historia que todavía no
ha sido debidamente analizada ni sistematizada. Esa tarea corresponde a los científicos
sociales aymaras y quechuas, quienes desgraciadamente, no todos, se han
aculturado, son los nuevos misti jaqis, misti runas (mestizos-indios),
los internos (indios con terno). Pero resulta que
ahora los nuevos magistrados misti jaqis y misti runas son más
duros, malvados y despiadados que los corregidores de la colonia, peor que los
jueces civilistas como Enrique Gallegos y Cuentas Zavala. No tienen memoria de
sus ancestros, se olvidan que la justicia tiene un criterio discriminatorio,
clasista, que las cárceles están llenas de gente pobre ya sean quechuas,
aymaras o pertenezcan a los pueblos amazónicos.
Se humillan, tienen miedo al poder político, no
es que carezcan de conciencia étnica ni tengan memoria social. Lo que ocurre es
que están obligados a alinearse con el stableciment que estratifica, califica y
vigila. Tienen que hacer carrera judicial, ascender, arribar, llegar a la más
alta magistratura. Ninguno (a) opinaría ni administrarían justicia como lo
hicieron en su tiempo magistrados como José Frisancho Macedo, Manuel A.
Quiroga, Francisco Mostajo, Francisco Chuquihuanca Ayulo, Guillermo Figallo Adrianzén,
José Torreblanca Jara, Manuel Severo Catacora González, Carcausto Nina y
Florencio Díaz Bedregal. No han leído los ensayos de Quiroga y menos un texto
fundamental: “Del folklore al delito” de Manuel Catacora González.
Le sentencia recaída solo contra Walter Aduviri
Calisaya, desde las entrañas de la legislación republicana-colonial, es un
fallo injusto, ideologizado. Más allá de todas las explicaciones exquisitas de
la legislación inherente, es preciso tener en cuenta que las organizaciones aymaras
no tienen una organización vertical. No hay un sistema piramidal de órdenes ni
consignas. No es una entidad militar, no hay un comando, reglamentos y códigos.
Están reconocidas por la Constitución Política, pero al mismo tiempo les otorga
una autonomía reconocida. No está demostrado que Walter Aduviri Calisaya, haya
ordenado saquear, incendiar, sabotear. Lo que sucedió es que las masas se
desbordaron durante una protesta justa, cada comunidad tenía el control de los
comuneros. Lo que tampoco justifica hechos de vandalismo, incendio y saqueo.
Sin embargo, Walter Aduviri no ordenó realizar esas acciones condenables, no
está demostrado que así haya sido.
Las grandes luchas contra la coloniedad española
empezaron el 4 de noviembre de 1780 con la revolución de José Gabriel Túpac
Amaru II. Durante la dominación española quechuas y aymaras fueron aniquilados
en el cerro de Potosí, encomiendas y minas. La Independencia del Perú
proclamada en 1821 por San Martín, no significó un cambio de poder político sino
una continuación de la administración colonial. Luego empezó la influencia
inglesa y ahora vivimos bajo la hegemonía y tutelaje de Estados Unidos. Sin
embargo, las luchas campesinas quechuas y aymaras, por ejemplo en el siglo
pasado fueron muy importantes para una toma de conciencia y saber lo que
realmente ocurría en el Perú. Un breve recuento de lo sucedido en siglo XX
empieza al crearse en 1990 el distrito de Santa Rosa y designa a Huanacamaya, donde
debería erigirse un pueblo. Los aymaras protestaron y sublevaron. Ese hecho
determinó que se formara una comisión a cargo de Alejandro Maguiña. Los
gamonales consiguieron la destitución en 1904 del subprefecto de Chucuito mayor
Teodomiro Gutiérrez Cueva Rumi maki. Este hecho tuvo mucho que
ver con la rebelión de Juan Bustamante “El viajero” de 1896.
En 1900 los “Mensajeros” Antonio Chambi, José
Antonio Chambilla y Mariano Llachura de la comunidad de Santa Rosa de Santa
Rosa de Juli, presentaron memoriales el 16 de octubre y 21 de diciembre de
1901, denunciando los abusos cometidos. Esos documentos mencionan la masacre de
Ilave y Pomata de 1895, cuando fueron atacados por el Batallón Canta. El
informe Maguiña fue publicado por Pablo Macera. Maguiña estuvo en Puno el 8 de
enero de 1902, nombró a Telésforo Catacora intérprete y terminó su trabajo el
15 de marzo de 1902. Maguiña se equivoca al creer que “el indio será redimido
por la educación”. Se trata de un criterio colonial, sostiene que “un indio
letrado será libre”. Es importante mencionar la participación del cura Valentín
Paniagua, que sentía lástima por los desvalidos y explotados aymaras.
En 1903 los mensajeros de la comunidad de
Huancho (Huancané) Luque y Corimayhua, presentaron un memorial al gobierno con
el apoyo de Santiago Giraldo, denunciaron los abusos de gamonales y al cura de
Huancané. Manuel Candamo los recibió y prometió enviar una comisión. Candamo
falleció y todo quedó en nada. Hay que mencionar la acción política de la
Asociación Pro-Derecho Indígena, a Pedro Salvino Zun Leng, Dora Mayer, Joaquín
Capelo, José Carlos Mariátegui, Francisco Chuquihuanca Ayulo. Gamaliel Churata,
Manuel Z. Camacho Francisco Mostajo, Modesto Málaga, Jorge Polar, Carlos
Gibson, Manuel A. Quiroga, Luis Felipe Aguilar, José Ángel
Escalante, José Gabriel Cosio y Luis E. Valcárcel, Ezequiel Urviola.
El llamado “aymarazo”, es la continuidad
de las luchas sociales aymaras en el devenir del tiempo histórico. Es un
permanente proceso por la liberación de una nación cautiva, empobrecida y
amenazada de hacerla desaparecer. Por eso, los aymaras huancaneños decidieron
fundar una nueva República con su capital la Ciudad de las Nieves, Huancho
Lima. Los dirigentes Carlos Condorena Yujra, Rita Puma, Mariano Paqo Mamani,
Evaristo Corimayhua y Antonio F. Luque, estaban convencidos que luchaban por la
descolonización del poder y la idea dominante. El 16 de diciembre de 1923, el
pueblo de Huancho Lima fue atacado, incendiado y destruido. Nunca se supo en
realidad cuántos muertos hubo. Hasta que el eterno diputado Juan de Dios
Salazar y Oyarzáva, consiguió que el 12 de julio 1927, el Congreso aprobara una
Ley de Amnistía. Después se cuatro años de injusta carcelería los campesinos
salieron libres. Pero los verdaderos responsables como el mayor Luis Vinatea y
otros gamonales, no fueron debidamente procesados
En este caso, la sentencia emitida por el
Juzgado Penal Colegiado de Puno, condena a siete años prisión de pena privativa
de libertad con carácter de efectiva a Walter Aduviri Calisaya, por el delito
de disturbios, absuelve a los demás procesados por delitos de extorsión y
disturbios. El argumento central es que: “Aduviri incurrió en autoría mediata,
al tener dominio de voluntad”. Ese criterio obedece a que los magistrados no
conocen la estructura ni funcionamiento de las comunidades aymaras. En otras
palabras, Aduviri ordenó perpetrar todos hechos delincuenciales, aunque no haya
estado presente.
Los magistrados del Juzgado
Penal Colegiado de Puno, están politizados, saben muy bien que Aduviri,
será sin duda gobernador de Puno, luego llegará al Congreso de la República
y sin duda candidato a la Presidencia de la República. Se trata de
un líder carismático, valiente y suficientemente capaz de llevar adelante un
proceso histórico indetenible. Sin embargo, Aduviri no está solo. Tan como he
demostrado en mis libros ¡Mata a esa chola de waraqa! ¡Mata a esa
chola, carajo! Arteidea grupo Editorial, 2011. Como en Aymar
marka. Nación Aymara. Fondo de Cultura económica, 2009.
No se olviden que los juzgadores de la República
Colonial Peruana, serviles y timoratos, también serán juzgados. José
Frisancho Macedo, Francisco Mostajo, Manuel A. Quiroga, Francisco Chuquihuanca
Ayulo, Guillermo Figallo Adrianzén, José Torreblanca Jara, Manuel
Severo Catacora González, Carcausto Nina y Florencio Díaz Bedregal, serán
siempre recordados por su honestidad, criterio antropológico y sentido humano
de la justicia. El juicio de la historia será implacable. No habrá otra
instancia.
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