HUELGA DE MAESTROS PERUANOS
Expreso mi pública adhesión, fe y apoyo a la huelga de maestros
peruanos. Se trata de un derecho irrenunciable para reclamar no solo un mejor
sueldo para docentes, que cada día se empobrecen mucho más. Si no que además
exigen corregir defectos y errores, de un sistema educativo que no corresponde
a los nuevos retos históricos del siglo XXI. Los maestros hacen bien en
rechazar amenazas de descuentos y despidos, esas palabras los fortalecen mucho más. La violencia del
Estado atrapado por el neoliberalismo y neofascismo, no es una solución, al
contrario fortalece el espíritu colectivo de lucha.
Un Estado que no educa con calidad pedagógica, identidad y visión de
futuro a la niñez y juventud, está destinado a convertirse en una neocolonia.
De allí la necesidad que después de la huelga, el magisterio decida designar a
un grupo de maestros para proponer en nombre de magisterio nacional, un nuevo
sistema educativo. No lo harán los ministros de educación, que por lo general
son delegados de grupos de poder económico y no les interesa el Perú. Es una
tarea de docentes en actividad y cesantes, son quienes mejor conocen la
dolorosa realidad educativa y social del Perú.
Una de las debilidades de esta clase de huelgas justas es que los
maestros no presentan una alternativa educativa. Es decir, que al mismo tiempo
de reclamar mejores condiciones de trabajo, hagan conocer qué clase de
educación se debe implementar para formar generaciones para una distinta sociedad
humana. La respuesta al presidente de la República, ministros y congresistas
debería ser: Tenemos derecho a mejores salarios no solo por el costo de vida,
sino porque proponemos educar en base a un sistema educativo solidario,
humanista, productivo y descolonizante, de acuerdo a la realidad de cada región
del Perú. ¡Aquí está el texto de un proyecto educativo para cincuenta años!
Sin embargo, ese trabajo no es una tarea fácil y no hay que esperar el
apoyo del Ministerio de Educación, tiene que ser una labor de maestros capaces
al margen de las discrepancias ideológicas. Los ministros de educación,
economía y cultura, no conocen los problemas sociales. Son tecnócratas que al
servicio de la acumulación del capital. No conocen el Perú esencial. Carecen de
una visión histórica para preparar a las generaciones del relevo. No los
designa el presidente de la República, sino los lobies, los Ángeles de Charlie,
ellos dirigen las gestiones en pasillos del Congreso y ministerios.
Más allá de estas consideraciones inherentes, la huelga de los maestros
es ejemplar y no deben permitir que sea quebrada. Ya ha sucedido antes, una
camarilla se entiende con el ministro y firma una promesa que nunca se cumple.
Así, el magisterio está plagado de traidores, de gente que consigue una
asignación con tal de medrar debido al sacrificio de las grandes mayorías. Esa
es una historia vergonzosa y tiene una larga lista de nombres.
Los maestros en huelga han llegado a Lima y los hemos escuchado. Tienen
razón cuando señalan que sus sueldos son una miseria frente al costo de vida.
Lo más grave es que sus hijos no tienen acceso a una educación universitaria de
calidad, por tanto sus descendientes están condenados a la pobreza y
marginalidad. Por eso, además rechazan un irrisorio aumento que no alcanza para
cubrir dignamente los gastos mensuales de manutención y educación de sus
hogares.
Entonces, ¿cuánto debería ganar un maestro primario o secundario en el
Perú? Por lo menos cinco mil soles mensuales. Ese monto le alcanzaría para
tener una biblioteca, aprender idiomas, asistir a certámenes y educar a sus
hijos. El Estado debería dotarle de vivienda a precio razonable con préstamos a
largo plazo. Un maestro o maestra peruana debería ser entonces una persona
culta, inteligente, solidaria. Todo maestro y maestra peruana, como última
función debería aspirar a ser ministro, ministra de educación.
Mientras los ministros y ministras sean designados por el Banco Mundial
de Desarrollo y la CONFIEP, nada se podrá esperar respecto a un cambio
sustantivo en el sistema educativo ajeno al Perú. De allí la necesidad de desechar
el pensamiento educativo neocolonial humillante de la educación peruana. Sin
embargo, no se puede negar la evidente fractura de la unidad magisterial que antes
tenía. La forma de unificar ahora al magisterio es en base a una forma de
encarar la nueva problemática cultural.
¿Por qué en la lucha de sueldos no se
incluye a maestros y maestras jubiladas? Es una perversa acción de marginación
y desprecio a quienes entregaron una vida a la enseñanza y formación de varias
generaciones. La juventud dura poco, es un ensueño y la vejez es la edad más
larga. ¿Cómo sobreviven los jubilados con un sueldo miserable? En gran parte
debido al aporte de sus hijos. Ninguna huelga consiguió nada para ellos y eso
es injusto. Desde el gobierno de Toledo los docentes jubilados ganan un
promedio de novecientos soles mensuales.
¿Quién dirige la huelga de los maestros? Es un tema de fondo que traerá
consecuencias graves. Sin duda Patria Roja, que se beneficia con las planillas
de la Derrama Magisterial no apoya la huelga por razones salariales y económicas.
Entonces, la versión oficial es que MOVADEF en gran parte moviliza a los
maestros. Esa aseveración es mal intencionada, falsa. Así lo han demostrado los
maestros que llegaron a Lima y realizaron una gran manifestación en la Plaza
San Martín. Las exposiciones de los oradores fueron de reivindicación del
magisterio, sean bien pagados, tener una vida digna que corresponde a todo
educar peruano.
Reitero mi apoyo a la huelga de maestros peruanos. Me sumo a las voces que vienen desde que nunca llegó un Ministro de Educación. la huelga es una acción valiente y necesaria, los descuentos y despidos no podrán atemorizar a maestros que se han cansado de ser pobres. Toda huelga significa sacrificio y es una acción heroica. Es también una lección cívica en calles y plazas, nada podrá derrotarlos. Un maestro que lucha por su dignidad es un ejemplo para los jóvenes de hoy y futuras generaciones. Un abrazo sideral a todas las maestras y maestros en huelga. Ahora y siempre.
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