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martes, 29 de abril de 2014

Redescubrimiento del resplandor de la palabra en Cunan





Asistimos a un redescubrimiento del Perú esencial, a una distinta manera de revelar la memoria negada, a entender de nuevo la magia de la palabra y presencia de la perspectiva del tiempo sideral. Estamos de acuerdo con Mario Bunge cuando dice que la filosofía ha muerto y, el fenómeno cultural hay que interpretarlo desde la perspectiva de la cosmovisión. Pero Bunge debería más bien usar la palabra cosmopercepción porque es más amplia y significativa. Ya no se trata de recurrir solamente a la visión del mundo sino a la percepción como instrumento de análisis. De esa manera, también se renueva y amplía la hermenéutica que es la ciencia del conocimiento.
   No se trata de explicar el contenido de Cunan como tampoco hacer una crítica literaria racional y conservadora, sino más bien percibir más allá del contenido de sus textos e ilustraciones. La idea es leer de otra manera una revista que significa el fin de una época fecunda e, irrupción de las dictaduras más oscuras cargadas de odio a la inteligencia y uso de la palabra. Con la desaparición de Cunan el Perú enmudeció por varios años, dejaron de circular también muchas revistas, pero sobre todo, los pintores dejaron de escribir. Entonces, Cunan significa al mismo tiempo insurgencia y clausura. Apertura auroral y silencio generacional, no porque quienes la animaron se retractaran, sino porque la atmósfera se enrareció al extremo.
     Pero bastaron cinco números para que ahora podamos releerlos, gracias al esfuerzo del poeta Manuel Pantigoso en una edición facsimilar, con el apoyo de la Universidad  Ricardo Palma, cuyo rector paradigmático es el Dr. Iván Rodríguez Chávez. Así, Cunan tiene un segundo nacimiento que en realidad viene a ser el primero, porque ninguno de los más importantes  historiadores de la Literatura Peruana, le dieron la importancia que tiene. En consecuencia, estamos frente a un hecho histórico que seguramente permitirá al mismo tiempo, rescribir la historia, reconstruir la memoria, revisar conceptos y reedificar el tiempo sideral. Se trata de un proceso dialéctico continuo, de la necesidad de volver a leer al Perú desde sus soterradas páginas.
    Los cuatro primeros números de Cunan se publicaron en Cusco en 1931 como: “Labor de los artistas peruanos”. Luego uno quinto fue editado en Puno y otro sexto en Arequipa como: “Edición arequipeña”.  De modo que bastaron seis ediciones para tener acceso ahora a una lectura distinta. No fueron solo los escritores que colaboraron sino que los pintores, se expresaron para emitir sus conceptos en torno a una sociedad en pleno cambio. Cunan inscrita en el proceso histórico no fue calca ni remedo de las corrientes vanguardias de Europa, sino una creación con elementos propios desde la andinidad.
   La vanguardia literaria que se expresa en Cunan, se alimenta de tres vertientes: La realidad cotidiana donde lo mágico y maravilloso es cambiante como permanente. El español recibe las aguas de las vertientes y riqueza lingüística del quechua y el aymara. El uso de la cosmogonía y concepción del tiempo andino que no empieza ni termina, sino que volita y es ultraórbico. Los poetas y narradores, se sienten comprometidos a expresar lo que no alcanza a escribir la gran mayoría silenciosa. No se trata de haber usurpado el uso de la palabra, como mal intencionadamente ha señalado, cierta crítica anodina, agresiva  y racista, al afirmar que nada tenían que hacer los escritores mestizos con los problemas de las culturas ancestrales. Como dicen ellos: “El problema social y cultural de los indios”
    Debido a la iniciativa de Manuel Domingo Pantigoso, los pintores decidieron escribir, pero el espíritu que finalmente caracterizó a Cunan fue desafiar a los cánones conservadores e incidir en la necesidad de establecer una polémica abierta. Sintieron que no había una crítica dialéctica alimentada por la cosmoconcepción, terreno desde donde ellos creaban y trataron de redefinir un arte renovador. Estaban conscientes que no serían escuchados y así fue. Han tenido que pasar 83 años para el poeta Manuel Pantigoso, exhuma de la fosa del tiempo cósmico las páginas de Cunan, para que finalmente volvamos a leer y reinterpretar todo cuanto se ha escrito.
    El poeta Guillermo Mercado entendió la ontología como cosmogonía y ubicó a Cunan en el adecuado tiempo literario. Así, en el número 5 “Edición qolla”, señala: “Encargados de la dirección del presente número: Dante Nava, Mateo Jaika, Aurelio Martínez”. El texto se refiere a la significación de la pintura de Manuel Domingo Pantigoso y Mercado empieza diciendo:
    “Crítica no. Interpretación vital, interpretación humana es lo que exijo frente a todo hecho realizado de arte verdadero. Especialmente frente a todo hecho de verdadero arte contemporáneo. Me exijo interpretación para colocarme en la serenidad, el mejor plano espectador para las trascendentes  sorpresas del espíritu, el mejor plano sobre el mundo con su espacio, con su luz, con su clima particular para la liberada movilidad del espíritu y para la más ágil gimnasia del pensamiento. Interpretación que es afirmarse en el centro de la vida, que es gravitar en sí mismo para desplazarse, para prolongarse luego dentro de la ilímite elasticidad de las emociones”.   
    Este texto de Guillermo Mercado es francamente sorprendente, expresa los latidos del tiempo circular, la atmósfera que exigía la renovación del lenguaje y la crítica. La necesidad de una creación artística con un criterio diferente, frente al centralista hispano-criollo que miraba con desprecio al Perú de la altitud. Guillermo Mercado, no era precisamente un crítico de arte, pero debido a su intuitiva cosmopercepción, pudo no solo entender a Pantigoso, sino que a través de una creadora lectura de su pintura, señaló virtudes que muchos críticos académicos no han visto aún en la grandeza ni cosmogonía de su pintura.           
   Mercado luego dice:
    “Niego en Pantigoso al pintor de la sensación, al expositor simple del colorido técnico y de contraluz logrado; afirmo en él el al pintor de la trascendencia, al suscitador del espíritu, al expresador con expresión propia de nuestra oculta pero fuerte sensibilidad indiana. Inocente del secreto efectista, lejos de la lógica proporcional de los planos, ha superado la mezquina realidad bruta de las cosas para darnos un arte condenso de creación, cordializado con la naturaleza, intercambiando los valores humanos”
    Mercado usa la palabra interpretación y no el término explicación. La crítica pictórica oficial peruana, desgraciadamente se empantanó durante  mucho tiempo, llamando a gran parte de pintura peruana, indigenista. Menos mal que ahora la cosmopercepción y la cosmogonía permiten percibir desde una distinta perspectiva la pintura de Pantigoso. Pero no solo la pintura sino la literatura, las ciencias sociales y hasta el propio desarrollo y evolución de la cultura. Por lo tanto, es lícito afirmar que Cunan no solo exigió una distinta crítica pictórica, sino también literaria. Ese fue el mensaje que quiso dejar en su tiempo, pero que ahora recién lo recibimos para renovarnos, para repensar en el Perú esencial.   
   Sin embargo, el ámbito de Cunan no fue solamente el Sur del Perú, sino que en sus páginas escribieron por ejemplo poetas bolivianos como también críticos literarios franceses. Un hecho importante es que se publicaron grabados de madera de Manuel Domingo Pantigoso, Víctor Martínez Málaga, grabados y óleos de Camilo Blas, grabados y dibujos de José Sabogal, Francisco Olazo, Domingo Velasco Astete, Florentino Sosa, Julia Codesido, Francisco Amigheti, Diego Kunurana, Joaquín Chávez, Mateo Jaika, Castro y Araujo, Guillermo Fernán Zegarra, Federico Molina y Vinatea Reynoso.
     En los veinte del siglo pasado, casi todos los escritores eran a la vez ilustradores autodidactas, los  grabados se trabajaban en madera fina o en linolio, de acuerdo al tema y extensión del mismo. Pero también había trabajadores que tallaban después que un pintor dibujaba el motivo. Era normal que los escritores poseyeran un maletín especial de buriles finos y filos. Se trataba de una docena de cuchillas en formas de arco con mango de madera, para desgastar la madera con cada incidencia hasta lograr la imagen ideada. Los textos en tipos en plomo después se distribuían de acuerdo a la caja o espacio de la plancha para imprimir. Hasta que llegaron las ilustraciones en metal y desaparecieron los grabadores.
   Entre los componentes de la generación Orqopata, comentaban que Gamaliel Churata como era un cajista extraordinario desde los catorce años y trabajó como obrero y redactor en Potosí, formado el grupo “Gesta Bárbara” de frente redactaba y componía  sus textos. Manuel Domingo Pantigoso le preguntaba: “¿Cuál es tema?” Mientras Churata cajeaba, Pantigoso dibujaba y burilaba, al cabo de una hora y media, después de hacer las pruebas, impresiones solo con rodillos con tinta, entregaban tanto el texto como la ilustración para su impresión. ¡Qué maravilloso habría sido verlos trabajar juntos! El escritor cosmogónico y el pintor sideral. Los dos geniales artistas de la palabra halada y la pintura en movimiento. A los maravillosos creadores ultraórbicos del siglo XX.                               
    Pero el aporte más importante desde el punto de vista artístico, ideológico y político, consiste en que Cunan contribuyó notablemente con el proceso de descolonización cultural. En otras palabras, demostró que los pintores desde el interior y las altitudes del Perú, eran capaces de crear sin depender de los criterios coloniales ni colonialistas de las metrópolis. Fue un acto colectivo de rebelión contra las dictaduras de criterios, de censores que no entendieron lo que ocurría en la literatura, en la pintura y en general en la cultura peruana.
      Finalmente, si me callo yo mismo no me personaría. Me remordería la conciencia no haber dicho lo que voy a decir. Un alcalde de Arequipa, cuyo nombre no voy a pronunciar por respeto a la memoria del genial pintor arequipeño, decidió retirar la escultura de metal en homenaje a Manuel Domingo Pantigoso que había sido colocada en el Parque Duamel. Después de habérsele declarado desaparecida, la encontramos en un oscuro rincón de un salón de conferencias y allí permanece todavía. Además de ser un hecho injusto como lesivo a la cultura nacional, es un atentado a la memoria y subconsciente colectivo. Habrá que tomar una determinación y convocar a los escritores, intelectuales y artistas para que se repare tan grave acción contra el pintor y animador de Cunan, Manuel Domingo Pantigoso.     

                                                                                      (2014)        

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