RICARDO PALMA, BOLÍVAR Y ROA BASTOS
Después de leer el texto de Ricardo Palma titulado Entre el
Libertador y el Dictador. Tradiciones en salsa verde, 1 el lector se pregunta
si el novelista Raúl Roa Bastos, 2 habría conocido o no el texto del
escritor peruano, antes de escribir: Yo, el supremo, novela
que inauguró el Boom literario del siglo XX. En efecto, el
personaje de Ricardo Palma y Raúl Roa Bastos, es el dictador de Paraguay, José
Gaspar Rodríguez de Francia. 3 El propósito de
escribir una novela tiene un largo proceso de concepción y madurez del tema, el
desarrollo puede tomar varios años, además es preciso determinar cuánto se debe
o puede narrar, además considerar otros temas que no vienen al caso mencionar.
Pero más allá de todos los recursos que se deben contar para escribir una
novela de largo aliento, está presente el hecho de conocer, leer y analizar
todos los libros que se hayan escrito sobre el tema que el novelista se propone
desarrollar.
Sin duda Ricardo Palma, leyó los libros que
menciona en su tradición titulada Entre el libertador y el dictador, antes
de escribir la anécdota que cuenta haber sucedido entre el Libertador Simón
Bolívar y el dictador José Gaspar Rodríguez de Francia. Ricardo Palma se refiere con
propiedad a la personalidad autoritaria, régimen déspota y gobierno con
mano de hierro, contra el pueblo paraguayo de parte del doctor Francia, que
logró convertir a ese país en una hacienda feudal personal.
“La biografía del dictador paraguayo – dice
Ricardo Palma- y las vagas noticias de las atrocidades que ejecutó han llegado
hasta nosotros los peruanos, dan a ese personaje y a su pueblo un no sé qué de
inverosímil y fabuloso. El libro del médico suizo Rengger, el del literato
español D. Ildefonso Bermejo, el del inglés Robertson y
el opúsculo del argentino D. Pedro Somellera, enemigo político y
personal del doctor Francia, era cuanto medianamente autorizado podíamos
consultar para formarnos un concepto del Paraguay y del régimen dictatorial
que, a poco de la caída en 1811 del gobernador español D. Bernardo Velasco,
implantara un doctor en teología”. 4
Todos los estudios críticos que se refieren al Boom literario
han omitido señalar el texto de Ricardo Palma, como el precursor de haber
citado los libros que se publicaron antes que lo hiciera Raúl Rosa Bastos
teniendo como personaje al sanguinario dictador latinoamericano Dr. Francia.
Así, Ricardo Palma cita autores que antes de Roa Bastos escribiera su novela,
ya se habían publicado libros en los que retrataron al Doctor Francia como el
“Eterno dictador del Paraguay”. Sin embargo, es necesario recordar que el libro
de Roa Bastos, es una novela escrita en 1974 y a diferencia de escritores
citados por Palma, Roa Bastos decidió narrar desde la historia, los mitos y
realidad social, un texto de contenido morfológico-sintáctico.
La novela Yo, el supremo fue
escrita después de varios años que Miguel Ángel Asturias publicara El
señor Presidente (1946). Luego en 1974 Alejo Carpentier publicó El
recurso del método, ambos narradores describieron a dictadores
latinoamericanos incapaces de entender los derechos de sus pueblos a vivir en
libertad y ejercicio de la dignidad humana. Habría necesariamente que añadir,
la novela El otoño del patriarca, cuyo autor es Gabriel García
Márquez publicada en 1975. Finalmente Mario Vargas Llosa, se sumó a esta zaga
de novelas referidas a dictadores de América Latina con La
fiesta del chivo, publicada en el año 2000, se refiere al asesinato
Rafael Leónidas Trujillo, dictador de la República Dominicana.
Ricardo Palma escribe que: “Estando de
sobremesa el Libertador Bolívar en Chuquisaca, allá por los años de 1825, versó
la conversación sobre las excentricidades del doctor Francia, el temerario
dictador del Paraguay. Lo que algunos comensales referían sobre aquel sombrío
tirano, que se asemejaba a Luis XI en lo de tener por favorito a su barbero
Bejarano, despertó en el más alto grado la curiosidad de Bolívar.
-Señores - dijo el Libertador -, daré un ascenso
al oficial que se anime a llevar una carta mía para el gobernador del Paraguay,
entregarla en propia mano y traerme la respuesta. El capitán Ruiz se puso de
pie y contestó:
-Estoy a las órdenes de vuecelencia”. 5
En efecto, al amanecer del día siguiente,
el capitán Ruiz partió con dirección a Asunción, acompañado por una escolta
compuesta de veinticinco soldados con alimentos para varios días y
adecuadamente armados. Atravesó el territorio del Chaco que no solamente es
extremadamente inhóspito, sino lleno de desiertos, fangos y una enmarañada
jungla, hasta que llegó a un lugar de la frontera denominado Candelaria. Allí
fue desarmado, los jinetes que los acompañaron quedaron confinados y vigilados.
Hasta que finalmente el capitán Ruiz llegó a Asunción. Durante el viaje no pudo
comunicarse con nadie, puesto que los soldados paraguayos no hablaban español
sino guaraní.
Ricardo Palma narra que: “Pasó Ruiz por algunas
calles de la capital hasta llegar al palacio del dictador, donde sin
permitírsele apear del caballo, tuvo que entregar al oficial de guardia el
pliego de que era conductor. Una hora después salió éste. Dio a Ruiz una carta
sellada y lacrada, que contenía la respuesta del dictador a Bolívar, y el sobre
del oficio, con estas palabras de letra del autócrata paraguayo: Llegó a las
doce.
-Despachado a la una, con oficio-. FRANCIA. 6
El capitán volvió grupa, escoltado por los dos
vigilantes paraguayos, que no se apartaron un minuto de su lado hasta llegar a
Candelaria, donde lo esperaban los veinticinco hombres de su escolta. Después
de mil contratiempos, naturales a camino tan penoso como el del desierto Chaco,
puso Ruiz en manos del Libertador la ansiada correspondencia, y obtuvo el
ascenso, leal y honrosamente merecido.
Los compañeros de armas de Ruiz acudieron
presurosos a su alojamiento, esperando oír de su boca descripciones pintorescas
del país paraguayo y estupendos informes sobre la persona del enigmático
dictador”.
Todos sus compañeros de armas querían saber qué
aspecto físico tenía el Supremo dictador de Paraguay. Le
preguntaron si era alto, feo o buen mozo, qué clase de persona era. Qué clase
de pueblos había visto durante el viaje y qué pensaban los paraguayos de
peruanos, colombianos y venezolanos. Frente a tanto asedio respondió que fue y
regresó vigilado y no tardó en regresar porque así fue la orden. Ruiz añadió:
-¿Qué les he de decir, si yo no he conocido al
dictador, ni he pasado del patio de su casa, ni visto de la ciudad sino cuatro
o cinco calles, y eso al galope, más tristes que un cementerio”. 7
Ricardo Palma anota en referencia a
este hecho: “El despotismo extravagante del doctor Francia estuvo más arriba
que la curiosidad burlesca del Libertador”. 8
El abogado-dictador
José Gaspar Rodríguez de Francia, no era como algunos gobernantes déspotas que
gobernaron algunos países de América latina. Era un hombre ilustrado que
estudió en el Colegio de Nuestra Señora de Montserrat en Córdoba, obtuvo el
grado de licenciado y maestro en Filosofía, Cánones y Teología. Cuando regresó
a Asunción en 1785, se hizo cargo de las cátedras en el Real Colegio y Seminario
San Carlos. En 1792 decidió instalar su estudio de abogado y desde 1808,
se dedicó a trabajar en el cabildo de Asunción. Fue diputado del Río de la
Plata ante las Cortes de Cádiz, pero no ejerció dicho cargo para convertirse en
un dirigente visible a favor de la independencia de las colonias de América,
frente al yugo español.
Nació en
Asunción el 6 de enero de 1766 y murió en 1840, fue el Dictador Supremo de
Paraguay durante 26 años (1814-1840). El 17 de junio de 1811 fue designado vocal
en la Primera Junta de Gobierno. En 1813 fue elegido para formar un Consulado
con Fulgencio Yegros. En 1812 fue elegido por el Congreso como Dictador
por cuatro años, y en 1816, otro congreso le otorgó el título de Dictador
perpetuo. Durante sus primeros años de gobierno fue tolerante, pero tuvo que
hacer frente a las constantes amenazas del gobierno de Buenos Aires, de invadir
y anexar su territorio. El Supremo se jactaba de conocer el
pensamiento político del filósofo Jean Jacques Rousseau, 9 como de
Benjamín Franklin.
En efecto, Ricardo Palma afirma que al
comienzo del gobierno: “el dictador profesaba la doctrina de la inviolabilidad
de la vida humana: no levantaba cadalsos, pero aplicaba el tormento a sus
enemigos, y hacía ostentación de refinada crueldad. Pidió un preso que se le
mandase cambiar de grillos, y Francia contestó: ‘¿Si quiere esa comodidad, que
se los haga fabricar y que le cuesten su plata’. Corriendo los tiempos, rara
fue la semana en que, por lo menos, no decretara un fusilamiento. Llama la
atención que habiéndose Francia educado para sacerdote, hubiera estimado en
poco a la gente de iglesia; si bien la mayoría de ésta, en el Paraguay, era
corrompidísima”. 10
El Supremo, acostumbraba llevar en
libretas (ahora se llama agendas), anotaciones en referencia al diario
acontecer de su gobierno. Tanto Ricardo Palma como Raúl
Roa Bastos, no olvidaron de anotar ese detalle. Si tomamos en cuenta que
se trata de 26 años de dictadura, en los que El Supremo anotaba
nombres de personas que mandaba a encarcelar y fusilar. Además de nombrar
embajadores, ministros, funcionarios y a quienes favorecía, esas agendas reales
o imaginarias debieron ser documentos valiosos para realizar un juicio político
al Supremo Dictador. La única diferencia es que esas agendas
quizás en realidad no existieron y esa época seguramente que no había necesidad
de someter, al Dr. Francia a un prueba grafotécnica por haberse muerto antes de
ser sometido a un debido proceso judicial, con las debidas garantías a las que
toda persona tiene derecho.
Pero resulta que el Dictador a partir de
1820 dejó de oír misa frente a la aparición de numerosos hijos de sacerdotes y
escándalos en la iglesia del Paraguay por lo que Palma señala que el Dr.
Francia dijo: “Esto de que un hereje quiera ser más papista que el Papa... no
está en mi mano... ¡Vamos!... me carga, se me estomaga y me hace vomitar bilis.
Como los cuákeros, el doctor Francia daba a todos el tratamiento de tú; pero
¡desgraciado de aquel que, por distracción, dejase de, decirle excelentísimo
señor! Por fin, para dar una idea del terrorífico respeto que inspiró a su
pueblo, bástenos copiar las palabras que dirigió un día a un centinela que
había tolerado a una mujer que mirase por una ventana los muebles de una de las
habitaciones de palacio. ‘Si alguno de los que pasen por la calle se detuviere
fijándose en la fachada de mi casa, haz fuego sobre él; si le yerras, haz otro
tiro; y si todavía le yerras, ten por seguro que mi pistola no ha de errarte’.
Así, cuantos pasaban por el fatídico antro de la fiera lo hacían bajando los
ojos al suelo. El 20 de septiembre de 1840, a la edad de ochenta y seis años,
terminó la existencia de ese déspota verdaderamente fenomenal”. 11 Ricardo
Palma recomendó a quienes quisieran conocer la personalidad de El
Supremo leyeran el libro “escrito por el ilustrado médico bonaerense
Ramos Mejía, titulado Las neurosis célebres.
Pero la nota del Libertador Bolívar al tirano
Francia, dice Palma: “se limitaba a proponerle que sacase al Paraguay del
aislamiento con el resto del mundo civilizado, enviando y recibiendo agentes
diplomáticos y consulares. La contestación, de que fue conductor el capitán
Ruiz, no puede ser más original, empezando por el título de patricio que da al
general Bolívar”. 12 Se trata de una carta que se
publicó en un diario correspondiente a 1826. El texto dice:
“Patricio: Los portugueses, porteños,
ingleses, chilenos, brasileros y peruanos han manifestado a este gobierno
iguales deseos a los de Colombia, sin otro resultado que la confirmación del
principio sobre que gira el feliz régimen que ha libertado de la
rapiña y de otros males a esta provincia, y que seguirá constante hasta
que se restituya al Nuevo Mundo la tranquilidad que disfrutaba antes que en él
apareciesen apóstoles revolucionarios, cubriendo con el ramo de oliva el
pérfido puñal para regar con sangre la libertad que los ambiciosos pregonan.
Pero el Paraguay los conoce, y en cuanto pueda
no abandonará su sistema, al menos mientras yo me halle al frente de su
gobierno, aunque sea preciso empuñar la espada de la justicia para hacer
respetar tan santos fines. Y si Colombia me ayudase, me daría un día de placer
y repartiría con el mayor agrado mis esfuerzos entre sus buenos hijos, cuya
vida deseo que Dios Nuestro Señor guarde por muchos años. -Asunción 23 de
agosto de 1825-. Gaspar Rodríguez de Francia”. 13
Finalmente Palma dice: “Bolívar leyó y releyó
para sí; sonriose al ver que el suscriptor lo desbautizaba llamándole Patricio
en vez de Simón, y pasando la carta a su secretario Estenós, murmuró:
-¡La pim... pinela! ¡Haga usted patria con esta
gente!” 14
1.- Ricardo Palma. Entre el Libertador y el Dictador. Tradiciones en
salva verde. (La pinga de Bolívar y otras). Pág. 12. Ediciones La
Frontera. 1995. Lima.
2.- Raúl Roa
Bastos. (1917-2005). Escritor paraguayo autor de la novela Yo,
el supremo. Pasó su infancia en Iturbe, pueblo azucarero ubicado en el
centro de su país y en la Guairá, por lo que aparecerán muchos hechos de ese
ambiente en sus primeras narraciones. Su tío, el obispo Hermenegildo Roa lo
envió para que sus padres se hicieran cargo de su educación. A los trece años
fugó de su colegio para participar en la Guerra del Chaco, escribió el cuento
“Lucha hasta el alba”. Desde 1933 se convirtió en un periodista profesional y
colabora con “El país”. Hasta que en 1974 publica Yo, el supremo,
novela que marca el inicio de una nueva novelística en América Latina y en
lengua española.
3.- José Gaspar Rodríguez de Francia. Nació el 6 de enero
de 1766 en Asunción (Paraguay). A los quince años ingresó a la Universidad de
Córdoba (Argentina) y estudió Derecho Civil y Canónigo. A su regreso se dedicó
a la política y fue elegido alcalde de Asunción en 1808. Luego, elegido por el cabildo
para representar a la provincia en las Cortes de Cádiz. Lideró el movimiento de
emancipación de Paraguay ante el dominio español (1811). Formó parte de la
Junta Superior Gubernativa después de declararse la independencia de Paraguay.
José Gaspar Rodríguez de
Francia, falleció en Asunción el 20 de setiembre de 1840. Dictador,
autoritario, gobernó su país a sangre y fuego. Es personaje central en la
novela de Roa Bastos.
4.- Ricardo Palma. Tradiciones en salva verde. (La pinga de
Bolívar y otras). Pág. 12. Ediciones La Frontera. 1995. Lima.
5.- Ricardo Palma. Tradiciones en salva verde. (La pinga de
Bolívar y otras). Ediciones La Frontera. Pág. 13. 1995. Lima.
6.- FRANCIA. El dictador José Gaspar Rodríguez
de Francia, generalmente acostumbraba firmar su apellido materno. Muchos
documentos apareen solamente con esta palabra, los decretos supremos y leyes
llevan solo ese apellido.
7.- Ricardo Palma.
Tradiciones en salva verde. (La pinga de Bolívar y otras). Ediciones La
Frontera. Pág. 13. 1995. Lima.
8.- Ricardo Palma.
Tradiciones en salva verde. (La pinga de Bolívar y otras). Ediciones La
Frontera. Pág. 13. 1995. Lima.
9.- Jean Jacques Rousseau
10.- Ricardo Palma. Tradiciones en salva verde. (La pinga de
Bolívar y otras). Ediciones La Frontera. Pág. 13. 1995. Lima.
11.- Ricardo Palma. Tradiciones en salva verde. (La pinga de
Bolívar y otras). Ediciones La Frontera. Pág. 13. 1995. Lima.
12.- Ricardo Palma. Tradiciones en salva verde. (La pinga de
Bolívar y otras). Ediciones La Frontera. Pág. 14. 1995. Lima.
13.- Ricardo Palma. Tradiciones en salva verde. (La pinga de
Bolívar y otras). Ediciones La Frontera. Pág. 14. 1995. Lima.
14.- Ricardo Palma. Tradiciones en salva verde. (La pinga de
Bolívar y otras). Ediciones La Frontera. Pág. 14. 1995. Lima.
Bibliografía.
Ricardo Palma. Tradiciones en salva verde. (La pinga de Bolívar
y otras). Ediciones La Frontera. 1995. Lima.
Raúl Roa Bastos. Yo, el Supremo. Editorial Siglo XX.
Buenos Aires. 1974.
Miguel Ángel Asturias. El señor Presidente. Editora
Costa-Amic.1946. México.
Alejo Carpentier. El recurso del método. Editorial
Las Palmas. México. 1974.
Gabriel García Márquez. El otoño del patriarca. Editorial
Plaza & Janes. 2002. España.
Mario Vargas Llosa. Fiesta del chivo. Editorial
Alfaguara. 2001. Madrid.
Mi estimado Jose Luis felicitaciones por tu articulo que triangula la vida del dictador paraguayo con nuestros literatos Ricardo Palma y Roa Bastos.Sin embargo quisiera abusar de tu amabilidad para preguntarte que fuentes consultar sobre la diáspora aymara durante los siglos X y XI que dio lugar al repoblamiento de los andes centrales del Perú. Los historiadores hablan de los collas los huallas los huanchos y los yauyos entre los grupos aymaras que formaron parte de este proceso.Te agradecería algún aporte sobre el tema.Salidos y que sigan los éxitos.
ResponderEliminarMi estimado Jose Luis felicitaciones por tu articulo que triangula la vida del dictador paraguayo con nuestros literatos Ricardo Palma y Roa Bastos.Sin embargo quisiera abusar de tu amabilidad para preguntarte que fuentes consultar sobre la diáspora aymara durante los siglos X y XI que dio lugar al repoblamiento de los andes centrales del Perú. Los historiadores hablan de los collas los huallas los huanchos y los yauyos entre los grupos aymaras que formaron parte de este proceso.Te agradecería algún aporte sobre el tema.Salidos y que sigan los éxitos.
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