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miércoles, 25 de julio de 2012

SAN MARTÍN Y LA FALTA DE IGNORANIA


El jueves 12 al promediar las cuatro de la tarde, se realizó un mitin de carácter político convocado por la Confederación General de Trabajadores del Perú CGTP, así como por gremios, partidos políticos y estudiantes universitarios. Todos los oradores coincidieron en que el gobierno debería levantar el estado de emergencia en Cajamarca, cese la violencia social e invocaron al presidente Ollanta Humala, declare la inviabilidad del proyecto Conga. Era la primera manifestación pública para saber hasta dónde llegaba la crisis política que dura ya varios meses. Los argumentos fueron la necesidad de preservar el sistema hidrológico de la zona afectada y se proceda, a revisar la política colonial minera del Estado.
      Sin embargo, el mensaje de fondo era: “Conga no va” y sobre esa idea abundaron los argumentos ideológicos, ambientalistas, ecológicos, humanos y fundamentalmente políticos. Los oradores y asistentes finalmente conformaron un conglomerado que expresó una opinión de ciudadanos, que sin duda están en contra de la forma como se ha venido tratando el tema. Se lamentó las muertes de humildes ciudadanos cajamarquinos y se pidió, se apoyara a los esfuerzos del obispo Cabrejos y el sacerdote Garatea. Todo terminaría en el ninguneo de siempre, los oradores hablarían y nadie escucharía, una tradición enraizada en la anticultura política peruana. “No se escucha padre”.
      Pero no, un pequeño grupo de estudiantes universitarios en pleno mitin, empezó a pintar con chisguetes de pintura fresca, frases alusivas al cambio de orientación política del presidente Ollanta Humala y a la inviabilidad de Conga, en las bases del monumento al general Don José de San Martín. Por supuesto que hubo detenciones de los presuntos autores. Algunos oradores y funcionarios del municipio de Lima, junto a obreros y trabajadores, empezaron a borrar las frases y la prensa mediática, por supuesto más atención le puso a las pintas, desviando  hábilmente el tema de fondo y las ideas expuestas en el mitin.
     Como era de imaginar, al día siguiente se produjeron una serie de opiniones,  censura y condena contra la inaceptable acción de algunos universitarios que se expresaron de manera inadecuada. Pero sirvió también para escuchar frases incoherentes de algunos aprendices de políticos, que no alcanzan a articular un pensamiento claro, una secuencia de palabras capaces de transmitir una idea con limpidez. Pero lo más grave no es la pobreza ni precariedad de lenguaje porque se puede adivinar lo que quieren decir, sino la sorprendente falta de ignorancia acerca de temas históricos, por ejemplo de quién fue San Martín. Es tan grave la evidencia que algunos periodistas deberían tener mucho cuidado, a quién  entrevistan sobre temas que tengan que ver con la Historia del Perú.
    Más allá del juicio, condena y multa que tendrán que afrontar los jóvenes universitarios que perpetraron esta afrenta cultural, además que de hecho truncaron sus aspiraciones profesionales, desgraciadamente hay acciones precedentes tan graves de las que nunca se ha sabido nada más, si los culpables fueron condenados repararon o no el daño causado por ejemplo al Intiwatana en Machupixchu. Una grúa mecánica cuando se filmaba un spot comercial para promocionar una bebida alcohólica, chocó accidentalmente con la parte superior y le causó un grave daño a la estructura original pétrea donde se “amarraba al sol”, de acuerdo a la cosmovisión andina. Un grupo de jóvenes extranjeros hicieron pintas en muros históricos y fueron expulsados. Todos son hechos graves, pero se han repetido con frecuencia y ese es un tema que es preciso comentar con detenimiento.
      El Estado Peruano de marcado carácter colonial, no tiene una política cultural ni política para la cultura, menos un sistema educativo cultural a cargo del Ministerio de Educación. ¿Qué entidad pública entonces está cargo del estudio, investigación, preservación y defensa del patrimonio cultural? ¿A qué entidad le compete realizar una permanente campaña para defender el patrimonio? Según las declaraciones de los estudiantes que hicieron las pintas en la Plaza San Martín, no tenían ni idea del valor cultural del monumento a San Martín, pero tampoco puede servir de argumento de defensa, porque el desconocimiento de la norma o falta de ignorancia, no implica su no cumplimiento.
     Todos creímos que con la creación del Ministerio de Cultura, por fin se establecería una novísima política cultural, creada de acuerdo a nuestra realidad cultural y con una proyección histórica para el siglo XXI. Pero no fue así porque respondió a la visión colonialista de Alan García Pérez y no hay signos que cambie su orientación ideológica ni objetivos políticos: Sus funciones rectoras son: “Formular, planificar, dirigir, coordinar, ejecutar, supervisar y evaluar las políticas nacionales y sectoriales del Estado en materia de cultura, a través de las áreas programáticas: patrimonio cultural de la nación, material e inmaterial; gestión cultural e industrias culturales, incluyendo la creación cultural contemporánea; y de pluralidad étnica y cultural de la nación, incluyendo a las artes vivas.
Dirigir, coordinar y supervisar la implementación de las políticas nacionales y sectoriales en materia de cultura, en todas las entidades del Estado y en todos los niveles de gobierno, a través de entes autónomos, ministerios, gobiernos regionales y locales, incluyendo sus organismos públicos conformantes. Diseñar, conducir y supervisar los sistemas funcionales en el ámbito de cultura, asegurando el cumplimiento de políticas públicas de acuerdo a las normas de la materia”          

    En síntesis y en otras palabras, nada que tenga que ver con el diseño de un sistema educativo peruano, su permanente análisis y renovación, para llevar a cabo una permanente interacción humana destinada a formar nuevas generaciones con una visión crítica y respeto al patrimonio cultural. ¿Basta con sancionar a los estudiantes que cometieron sin duda un delito? No, la raíz del problema está en que nunca se ha discutido acerca de una política cultural y el Ministerio de Cultura es finalmente una impostura. El análisis de la realidad nacional, suscita miedo y fundados temores porque lo primero que hay que hacer es leerla para responder a tres preguntas básicas: ¿qué hemos sido?, ¿qué somos? y ¿qué queremos ser?  La respuesta es un programa de política cultural del Estado Peruano, que debe implementar a mediano y largo plazo. Solo así se podrá formar a personas imbuidas de valores humanos, culturales, cívicos y patrióticos. (13 de julio del 2012).      

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