Con ocasión del Aniversario de la Independencia del
Perú, el día 28 de julio y en varias plazas públicas de Lima, a varios
estudiantes universitarios se les preguntó concretamente: ¿Qué significan las alegorías
que aparecen en el escudo nacional? Las respuestas fueron no solo disparatas y
de una indigna manera de tratar a un símbolo patrio, sino que además demuestra una
absoluta ignorancia y falta de una educación imbuida de valores cívicos y patrióticos.
No sabían que se trata de la vicuña, dijeron que era una llama. De los once
entrevistados solo uno sabía que se trata del árbol de la quina. Ninguno hizo
referencia a la cornucopia de la abundancia. Dijeron que se trataba de oro, de
monedas y la riqueza minera del Perú.
Cualquiera que sea la universidad que
estudien esos jóvenes tanto hombres como mujeres, significa que tampoco les
imparten una formación humanista, tan necesaria para que tengan una visión de
la realidad y un comportamiento adecuado como ciudadanos. ¿En qué colegio
estudiaron? ¿En qué escuela primaria? El problema de fondo no es precisamente
juzgarlos ni condenar a los centros educativos en que tan mal se formaron. La
cuestión de fondo es que viene a ser una muestra del sistema colonial educativo
tan arraigado en el Perú.
Ese es un tema que debería preocuparnos
mucho más, se trata de una cuestión
ideológica, de un proceso político a largo plazo, relacionado con la
mentalidad, formación moral y cultural de los futuros ciudadanos peruanos. Es
un compromiso histórico que debería asumir el Estado Peruano, pero que ha
renunciado expresamente para dejar esa histórica tarea a organismos
internacionales, cuyo único compromiso es la sistemática y permanente
acumulación de capitales. Viene a ser en otras palabras, la formulación de una
política cultural que comprenda, sobre todo al sistema educativo para
transformar la dolorosa realidad peruana.
Desde la invasión española al Perú y
durante la vigencia de la
Colonia, la Iglesia
Católica como entidad ideológica-educativa, se encargó de
enajenar a los adultos, jóvenes y niños, haciéndoles creer que el poder
provenía de Dios. Sobre todo que el rey tenía el derecho divino de mantener la
esclavitud y formas inhumanas de trabajo. Declarada la Independencia del
Perú el 28 de julio de 1821, desgraciadamente el sistema de educción colonial quedó
intacto y más aún, después de la ausencia del general San Martín y del retiro
del Libertador Simón Bolívar, nada cambió.
Los criollos y mestizos limeños,
descendientes de españoles, muchos de ellos de padres funcionarios de la Colonia, de la noche a la
mañana se vieron beneficiados con la creación de la República Peruana.
No tuvieron necesidad de ir a la guerra, ni apoyar ya sea a San Martín o a Bolívar,
solo tenían que esperar que ambos se fueran para siempre y les dejaran una
herencia que no merecían. Nunca se ha discutido ni analizado un documento tan
perverso para los intereses del Perú como es el Acta de Capitulación de
Ayacucho. Ese es el punto de partida para que no se produjeran cambios sociales
y organizara un distinto sistema político y educativo para el Perú.
Durante los primeros ochenta años de la República, continuó
vigente el sistema educativo colonial, hasta que finalmente los municipios y el
Estado Peruano se hicieron cargo del sistema educativo. Manuel Pardo (padre) fue
el primer gobernante civil, liberal y civilista que se preocupó por la
educación laica y gratuita. Pero la nueva oligarquía peruana del siglo XX, con
Guillermo Leguía como gobernante e ideólogo, se dio maña para retener el poder,
diseñar un sistema educativo colonial para mantener sin derechos civiles, menos
políticos y educativos a las grandes mayorías pauperizadas. Tampoco iba a
permitir que se le encargara diseñar un sistema educativo a políticos y
maestros como por ejemplo Manuel González Prada y menos a José Antonio Encinas.
¿En qué medida ha cambiado la mentalidad educativa
colonial en el Perú? ¿El sistema educativo está destinado a contribuir con la transformación
de la realidad? ¿A qué intereses económicos obedece que el sistema educativo
carezca de investigación científica? ¿Por qué las universidades no están
diseñadas para responder a cada realidad social y retos históricos? ¿Hacia dónde
va el Perú cuya educación no está diseñada para el siglo XX? ¿Cuántas
universidades fabrican alumnos y después profesionales que después no saben lo
que significan “los dibujos” del Escudo Nacional? ¿Hace acaso falta más preguntas? No.
Quienes hemos ejercido el magisterio,
sabemos por experiencia propia que es un delito pensar y opinar como maestro
peruano en actividad. Debe ser una persona que cumpla con los planes y
programas, ni una palabra más y ni una de menos. Prohibido pensar, ser culto,
menos inteligente y estar imbuido de ciencias sociales. Tampoco hablar acerca
de la necesidad de un nuevo como distinto sistema educativo, destinado a
contribuir con los cambios sociales que necesariamente se deben dar. Un país
que no realiza cada cierto tiempo cambios sustanciales, está destinado a ser
una colonia política en nombre de ls posmodernidad, de la inversión privada
como extranjera, de la globalización y la falacia del desarrollo.
A propósito, con ocasión del aniversario de
la Independencia
del Perú, creímos que el presidente señor Ollanta Humala Tasso, en su mensaje
en el Congreso de República, iba a referirse por qué decidió cambiar de rumbo político
su gobierno. Todo indica que durante cinco años estaremos regidos por un gobierno
de carácter asistencialista, paternalista, caritativo y como dijo el inefable,
autócrata y ahora minero Óscar Valdés Dancuart: “El presidente Humala tiene que
olvidarse de sus promesas electorales”. Nadie le creyó pero era cierto.
¿Se puede pedir que haya un debate nacional
sobre la educación peruana? Por ahora, no. Se ha anunciado que habrá un nuevo
sistema de meritocracia y aumento según una nueva escala remunerativa. No hubo
ni una sola palabra en referencia a la cultura y a la educación propiamente
dicha, menos sobre la creación de una política cultural. ¿Hasta cuando?
¿Cuántos años más tendremos que esperar? Entre tanto no cambie el sistema
educativo de carácter colonial y no se retenga las materias primas para
transformarlas o siquiera para conseguir un valor agregado, el Perú seguirá
siendo un país dependiente hasta que finalmente, llegue el día en que el Estado
Peruano, en vez de donar unos soles, se haga cargo de una equitativa
distribución social de los bienes materiales y espirituales. (28 de julio del
2012).
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