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domingo, 5 de agosto de 2012

LA MINISTRA, LA EDUCACIÓN Y LOS MEDIOS


Ministra de Educación Patricia Salas y Ministro de Cultura Luis Peirano.
   Toda Constitución Política, cualquiera sea la sociedad que la elabore, expresa  su dinámica y cambiante realidad social, política, económica, educativa y cultural, porque le es propia como distinta a cualquier otro Estado. En otras palabras, es el resultado de un debate analítico, ideológico, social y económico. Pero sobre todo educativo y cultural en el que intervienen diversas agrupaciones políticas para aprobar un proyecto histórico, con metas que se proponen alcanzar. En consecuencia, es un acto de creación para cada realidad y no hay ni debe haber “calco ni copia”. Finalmente constituye “la norma de las normas”, pero tampoco es eterna porque los acelerados cambios sociales, exigen una permanente revisión, adaptación y proyección al futuro.     Entonces, la Carta Magna es el conjunto de normas que aprobada y promulgada se traduce en reglas que establece, la manera cómo se debe vivir y el comportamiento de social todos los ciudadanos. Uno de los principales objetivos es que construya y proteja a una sociedad en la que se pueda ejercer todas las libertades y, mantenga una convivencia humana en paz. Hay derechos importantes que deben ser respetados, entre otros, el derecho a una vida digna, atención a la salud y acceso de todos los ciudadanos a la educación y a la cultura. Pero así como la Constitución garantiza los derechos, también estipula deberes y obligaciones. Además considera el rol del Estado, las labores de los poderes públicos y funciones que cada entidad debe cumplir.
    Así, la Constitución Política de una determinada República no es parecida a otra porque tiene distintos fines sociales y diferentes objetivos concretos. En el caso del Perú, la pregunta es que si la actual Carta Magna es un proyecto histórico, en la cual es posible o no reconocer los objetivos nacionales. Pero más concretamente, si existe o no un sistema educativo y cultural peruano, destinado a un histórico como sistemático proceso de descolonización ideológica. Si la cultura es parte o no de la educación o si la educación constituye acaso, el émbolo de lo que debe ser el Perú en el siglo XXI. Ese es un tema que se elude discutir en el Congreso de la República, en los medios que ejercen el poder mediático y que tienen una gran (i) responsabilidad.               
     ¿Qué relación hay entre educación y cultura? ¿La educación no es acaso parte de la cultura de un pueblo? ¿La cultura de un pueblo no es el resultado de la educación pública y privada? ¿Qué distancia y diferencia hay entre educación y cultura? ¿Un pueblo bien educado carece de la cultura? ¿Hay alguna cultura que no tenga como base un sistema educativo propio, plural y científico? ¿Qué nación ha alcanzado un desarrollo social sin un sistema educativo basado en la identidad, cambios sociales, la ciencia y la tecnología? Entonces: ¿Cómo debe ser la educación y el fomento a la cultura en el Perú? Ese es en realidad un tema crucial que la ministra de educación y los medios, deberían propiciar establecer un debate nacional. Todo lo demás es simplemente coyuntural y responde a las presiones políticas del momento. 
   En efecto, la actual Constitución Política del Perú, en el Artículo 13, respecto a Educación y libertad de enseñanza, señala expresamente: “La educación tiene como finalidad el desarrollo integral de la persona humana. El Estado reconoce y garantiza la libertad de enseñanza. Los padres de familia tienen el deber de educar a sus hijos y el derecho de escoger los centros de educación y de participar en el proceso educativo”. La Ley Orgánica del fantasmal Ministerio de Cultura estipula en el capítulo I, referente a las Áreas Programáticas de Acción: “Artículo 4.- El Ministerio de Cultura ejerce sus competencias, funciones y atribuciones para el logro de los objetivos y metas del Estado y son las siguientes: a) Patrimonio Cultural de la Nación, Material e Inmaterial. b) Creación cultural contemporánea y artes vivas. c) Gestión cultural e industrias culturales. d) Pluralidad étnica y cultural de la Nación”.
      Es decir, una intencionalmente desarticulada acción de dos ministerios que no coordinan ni dialogan entre sí. Lo cierto es que el Ministerio de Cultura debería tener a su cargo la creación de una política educativa y cultural, de una política para la educación y la cultura. Debe ser un acto de creación para establecer un sistema educativo y cultural que comprenda a todos los niveles educativos, desde la primaria hasta la universidad. Impulse por ejemplo la formación de bibliotecas escolares como públicas, a base de una editora que publique libros de autores clásicos y peruanos. Ese es otro tema que tampoco se quiere debatir porque no solo se desconoce la realidad educativa y cultural, porque hace años que se no se lee la dolorosa realidad social, política, económica, educativa ni cultural. Menos el impacto de la globalización sesgada, la aplicación de una economía neoliberal destinada a la acumulación de capital y, saqueo de las riquezas naturales del Perú.  
   Precisamente con ocasión de la posible promulgación de la Ley de Desarrollo Docente por el Congreso Nacional, además de los remiendos que reciba pero que tiene por objeto “liquidar” la Ley de Profesorado como la Ley de la Carrera Pública Magisterial, se ha podido apreciar que la ministra, como muchos “periodistas” hablan sin conocer ni haber analizado la realidad educativa y cultural nacional. Tampoco el problema es la presencia del MOVADEF y sus dirigentes, quienes no tienen ni idea de un sistema educativo que forme a los educandos con valores humanos, cívicos y patrióticos. Menos una sociedad basada en la democracia, la libertad, respeto a la vida y los derechos humanos. Ahí hace falta un deslinde ideológico entre los gremios magisteriales. 
    No se trata solamente de defender un proyecto redactado contra el tiempo para sustentar la nueva Ley de Reforma Magisterial, con un extraño criterio “inclusivo”, aplicar un discutible sistema de “meritocracia” y ciclos de capacitación. Tampoco ofrecer a los maestros activos del Perú, aumentos a sus paupérrimas remuneraciones, no de inmediato sino según el “comportamiento intelectual” que tengan a partir de la aprobación de la ley. Y ¿los miles de maestros jubilados que algunos casos ganan solamente para sobrevivir? “los come echados” como dijo el celebérrimo honrado Alan García, incluyendo respetuosamente a su señora madre, están destinados a morirse de hambre.
     Quienes hemos ejercido la docencia por muchos años, seguramente que conocemos los problemas educativos por experiencia propia más que muchos ministros de educación, con algunas excepciones. La meritocracia en muchos casos es una arbitrariedad y un abuso. Los anunciados exámenes están destinados a aliviar el presupuesto nacional. Las escalas remunerativas serán alcanzadas de acuerdo al criterio político del gobierno de turno. La ministra finalmente habrá sido relevada cuando el gabinete sea nuevamente cambiado de acuerdo al “síndrome de Conga” y las protestas sociales que se vienen se acrecienten. Todo indica que el problema de la educación y la cultura en el Perú, que tiene muchos años no sido adecuadamente tratado por varios ministros. La actual ministra de educación no lo entiende y menos los “periodistas” de los medios, que a diario propalan antivalores y criterios absolutamente errados en materia de educación y cultura.
    El problema de fondo es que hasta ahora no hemos sido capaces de crear una política educativa ni cultural y menos una política para la educación y la cultura peruana. Es decir, un sistema que desarrolle un proceso educativo en todos los niveles y que tenga que ver con el acceso a la educación y a la cultura, como a los bienes materiales y espirituales a las grandes mayorías de niños y jóvenes del Perú. Estamos hablando de una ideología, de una forma de pensar y una política salarial miserable que dura desde la instalación del sistema republicano. La educación y la cultura tienen un marcado criterio colonial y lo que hay que hacer es cambiar la mentalidad de los niños y jóvenes precisamente a través de la educación y la cultura. Hay que educar y formar nuevos actores políticos, que estudien para llegar al poder y transformen el Perú. Esa es una verdadera reforma educativa porque una ley no soluciona nada. Siempre se dice que la educación está en crisis y eso no verdad, es el Estado Peruano, que está en una crisis profunda desde su fundación. 

1 comentario:

  1. Es poco serio que se a a derogue la ley de Carrera Pública Magisterial, sin hacer un diagnóstico, sólo para satisfacer caprichitos del Sutep de Patria Roja y del Conare... La Ley de la CPM ha tenido un proceso de maduración de varios años. El Consejo Nacional de Educación, que en ese entonces presidía la actual ministra Patricia Salas lo respaldó y ahora para el colmo el Sutep y el Conare van a ser juez y parte a la vez, sabe Dios qué incoherencias más nos esperan..

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