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jueves, 23 de agosto de 2012

RAMOS ZAMBRANO: LA HISTORIA Y LA FE

El historiador Augusto Ramos Zambrano.

      
    Una afirmación contundente podría resumir la biografía, convicción y fe de un historiador comprometido como fue Augusto Ramos Zambrano. En efecto, Mario Huayhua Quispe le hizo una entrevista para el diario Los Andes (22/08/2012) y en la parte final se puede leer:
- Después de haber realizado una de las primeras investigaciones sobre Teodomiro Gutiérrez Cuevas, ¿cómo usted, ahora, en este momento presente, lo asume al legendario Rumi Maqui?
- Yo lo asumo como un hombre que soñó con la justicia social en el Perú y que, desgraciadamente, esa justicia social todavía no ha llegado, de tal manera que necesitamos otro Rumi Maqui.
    Una idea central en esta respuesta es justicia social que no ha llegado. Precisamente, ese pensamiento recorre toda su obra desde el primer libro hasta el último, los cuales en conjunto vienen a ser: J.D. Choquehuanca, el cantor de Bolívar; Tupamarus, Vilcapazas, Cataris, Ingariconas, Aymaras Rebeldes, Historia de la Reapertura Nacional del Altiplano, Historia del Indigenismo Puneño, Apostolado Indigenista de Ezequiel Urviola y Rivero,  Tormenta Altiplánica, José Domingo Choquehuanca: Vida y Obra, Rumi Maqui. Movimientos campesinos de Azángaro, La rebelión de Huancané, Puno en la rebelión de Túpac Amaru, La gesta de Pedro Vilcapasa.
    Decir que fue un historiador importante que se ocupó estrictamente a investigar y escribir en base a fuentes documentales fidedignas, es una verdad a medias pero es traicionar su memoria. Además de negarle uno de los méritos más altos que viene a ser, escribir historia para devolverle a los seres humanos abolidos la esperanza y fe en el futuro, a base de luchas sociales. Ramos Zambrano, aunque no lo dijera nunca, pertenecía a una generación que se propuso descolonizar el concepto y la ideología dominante con la que ha escrito gran parte de la Historia del Perú. 
   Por eso nunca buscó la financiación de una fundación o dinero de las transnacionales para investigar y publicar, como lo han hecho algunos historiadores. Menos de una entidad estatal debido a sus principios ideológicos y decencia intelectual. Sin embargo, probó esa posibilidad y le negaron el derecho a publicar un texto referente a Ezequiel Urviola, como no ha sucedido por ejemplo, con tantos científicos sociales que no cuestionan el pasado y menos emiten juicios que tienen que ver con dolorosa realidad del pasado y de ahora. La prueba más contundente es que los originales del libro referente a la Ezequiel Urviola, que lo entregó para que fuera editado por el Fondo Editorial de Congreso de República, tardó tanto tiempo hasta que un día por dignidad, decidió retirarlo, a pesar que se habían comprometido solemnemente, publicarlo.
    Antes de dedicarse a escribir a tiempo completo tuvo que trajinar por la vida universitaria y la administración de justicia. Nacido en 1930 en el pueblo de Pucará, cuya capital de provincia es Lampa, en el Departamento de Puno. Cursó estudios primarios en Pucará y Lampa, secundarios en el Glorioso Colegio Nacional de San Carlos de Puno y superiores en la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, donde se recibió de abogado. Fue docente de la Universidad Nacional del Altiplano, de la que fue vicerrector académico y luego rector. Ejerció el cargo de defensor de oficio, habiendo asumiendo la defensa de campesinos pobres en el Fuero Civil. También se desempeñó en la magistratura como Vocal Titular de la Corte Superior de Justicia de Tacna y Moquegua, hasta alcanzar la jubilación. Fundó el Instituto de Estudios Pukara. Falleció el 21 de agosto en Lima, a los 83 años, precisamente el día que iba a presentar su último libro J.D. Choquehuanca, el cantor de Bolívar en el Congreso de la República, con la participación de Antonio Rengifo y Nelson Manrique.
     Ni becas ni subversiones, menos financiación de alguna entidad “neutral” para investigar y editar un libro. Ramos Zambrano nunca recibió ninguna ayuda para convertirse en un historiador con mentalidad amorfa, neutra, servil; sabía que ese hecho lo limitaría en sus juicios y análisis. El mejor ejemplo es Jorge Basadre, escribió textos valiosos que es preciso releer de vez en cuando, uno de ellos se referente a la expansión de las transnacionales y otro que se llama “Marx y Pachacutec”. Después que salió libre del “Frontón” nunca más fue el mismo. La prisión lo ablandó, entendió bien el mensaje, le hicieron saber que no lo tolerarían si es que seguía escribiendo de esa forma. Ahora, leer la “Historia de la República” es una versión del Perú convertido en una colonia y sin futuro.
     Cuando se lee un libro de historia es bueno preguntase antes qué ideología tiene el autor, quién le ha financiando su trabajos de investigación, cuánto ha recibido en pago de su trabajo y a qué clase de lectores se dirige. Sin duda, es importante la metodología e instrumentos de análisis, pero mucho más determinante es saber si se está comprometido o no con el proceso de descolonización del pensamiento dominante, si su trabajo contribuye o no a la reconstrucción de una identidad y si tiene la capacidad o no de recuperar la memoria social. Así por ejemplo, si una institución cultural, una universidad o una región encarga que alguien escriba su historia, de ninguna manera hará una análisis y señalará sus miserias, grandes fallas y fracasos, tiene que elogiar empezando por poner primero la biografía “ejemplar” del presidente, del rector, del ministro, del director porque todos merecen las palabras: “paradigmático, honrado y trabajador”.
     Su último libro J.D. Choquehuanca, el cantor de Bolívar. Los caciques Chukihuanca y sus testamentos (A.F.A Lima, 2012) permite conocer efectivamente esos documentos, pues muchos historiadores hacían referencia a esos textos pero ninguno lo conocía. Es también oportuno decir que, quienes ahora quieran conocer mejor la biografía de José Domingo Choquehuanca, tendrán que acudir el libro de Leonardo Altuve Carrillo, quien además demostró un hecho sorprendente: El doctor Juan Basilio Catacora Heredia, fue padrino de bautizo de José Domingo Choquehuaca, en Chuquisaca. Ramos Zambrano además amplía la visón del doctor Francisco Chukihuanca Ayulo, la relación de Wayna Chukihuanca con Gamaliel Churata, aparece una carta de José de la Riva Agüero y es toda una sorpresa, así como cada uno de los documentos que sería muy extenso referir.
   Ramos ha dejado varios libros inéditos y otros por comenzar. Seguramente que su hijo Carlos sabrá manejar ese legado con inteligencia y cultura. Su esposa así como los hijos, hay que decirlo con certeza y acierto, han hecho bien en no llevar el cuerpo sin vida de Augusto Ramos Zambrano a locales como por ejemplo el Ministerio de Cultura, el Museo de la Nación u otra entidad para velarlo. Hubiera sido una afrenta para un historiador que siempre estuvo en contra de un sistema colonial, republicano, insensible, déspota y abusivo con los pobres y desposeídos que son los más. Es verdad que merece un homenaje como toda persona que significa un ejemplo de limpidez y coherencia. Pero el mejor homenaje será publicar sus obras completas.
     Antonio Rengifo quien debió hacer el uso de la palabra en  la presentación del libro de Ramos en el Congreso de la República, nos ha permito tener acceso a su texto, el cual en una parte dice: “También me siento complacido porque la presentación del libro es en el ámbito del Congreso de la República en donde se escuchara la voz combativa  del puneño José Antonio Encinas en defensa de los indígenas. Ramos nos hace recordar las elecciones en la Universidad de San Marcos, Encinas derrotó a Víctor Andrés Belaunde. En el corto período de rector, fundó el Instituto de Medicina Andina, que dio renombre al Perú”                             
     Ojalá no ocurra con Augusto Ramos Zambrano como con José Carlos Mariétegui, César Vallejo y sobre todo con Carlos Oquendo de Amat, es que circulan algunas biografía como si se tratara de escritores híbridos, sin una filiación  y ni siquiera una mínima referencia a sensibilidad social y, menos identidad con los pobres y desheredados del Perú. Es verdad que cualquiera puede escribir una biografía porque no es asunto privativo. Pero si no se identifica con el personaje y sus ideales de justicia social, es mejor que no lo haga, para eso hay muchos escritores que nada les interesa la tragedia humana de haber nacido para morir todos los días un poco. Ramos Zambrano no era un historiador neutral, un asalariado y beneficiario intelectual del sistema. Jamás persiguió una distinción ni condecoraciones. El mejor tributo será el hecho que viva en la memora del pueblo porque desde muy joven reclamó, luchó y escribió para la abolición del dolor humano que atormenta a las grandes mayorías del Perú esencial, trágico, cósmico y eterno.  (24/8/2012)       

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